viernes, mayo 04, 2007

Lanzan crítico documento contra los “neoliberales” de la Concertación

Un polémico documento titulado “Las disyuntivas”, que espera remecer el ADN de la Concertación y que asume una actitud crítica hacia las posiciones “neoliberales” al interior del oficialismo, decidió lanzar un grupo de parlamentarios concertacionistas encabezados por los parlamentarios socialistas Carlos Ominami y Sergio Aguiló, además del ex presidente de dicha colectividad, Gonzalo Martner. El grupo viene reuniéndose desde hace algún tiempo, al alero de la Fundación Chile 21, con la intención de realizar un diagnóstico crítico del actual estado de la Concertación.
El texto de 17 carillas, que ayer fue leído por un importante número de legisladores en el Congreso, terminó siendo suscrito por casi 20 parlamentarios (ver detalle). El propósito que persigue este documento según sus creadores es, además de generar un debate al interior de la Concertación, advertir sobre la “gravedad” y “riesgo” que se corre si se mantienen o se consolidan las “posiciones neoliberales”.
El texto parte realizando una ácida crítica al Transantiago: “La mayoría de los países recibe un subsidio fiscal y en el nuestro se ha optado por financiar (el sistema) exclusivamente a través de tarifas a los usuarios. Claramente eso limita el parque de los buses y cuyo funcionamiento la actual tarifa no alcanza a financiar”. A los anterior se agrega que: “El diseño de los recorridos, más que responder a las necesidades y demandas de los usuarios debió ajustarse a las limitaciones de orden financiero”, no sólo por la poca cantidad de máquinas sino por los problemas de los dispositivos tecnológicos.
También se destaca que por un criterio estrictamente económico, se cometió “un pecado de origen”, dejando en la “indefensión” a los habitantes de Santiago, ya que era claro que a la fecha de implementación no se podía controlar las frecuencias, no estaban las vías segregadas, los lugares de prepago y los paraderos. “Los errores del Transantiago, sin duda, no sólo pasarán a engrosar manuales internacionales de estudios de caso de políticas públicas fallidas (...) Resulta imperdonable que se haya puesto en práctica una reforma, sin consulta con los interesados y a través de un sistema cuyos requerimientos pusieron por delante el negocio, la caja fiscal y la rentabilidad de los privados y no las necesidades de los usuarios”, se acota.
Impronta neoliberal
En el texto se señala que aunque existía mucho entusiasmo por el hecho de que una mujer encabezara el gobierno y pudiera disminuir las desigualdades, “hoy reina el escepticismo”. Se agrega que hoy se observa un gobierno “llevado a limitar progresivamente sus aspiraciones para concentrarse en una administración más preocupada de evitar los conflictos que de impulsar grandes transformaciones”, por lo que se apela a un pronto “golpe de timón”.
Respecto del modelo se señala que en el país prima “una racionalidad puramente tecnocrática, se desconfía profundamente de lo público”, con lo que las satisfacciones de las necesidades de las personas quedan pospuestas y se advierte que, mientras ello persista, será “imposible” cumplir el programa de Bachelet: “El escenario que de esta forma se dibuja es uno en el cual predominan las inercias, se mantienen o incluso se agravan las desigualdades”.
Se agrega: “Difícilmente el país conocerá otro año (2006) tan favorable. En vez de abrir paso a una política audaz e inteligente de inversión productiva en capital físico y capacidades humanas de los cuantiosos excedentes, se privilegió un enfoque conservador que condujo a una cuantiosa acumulación de recursos más allá de lo necesario para enfrentar prudentemente los vaivenes del ciclo económico y del precio del cobre, postergando una vez más la resolución de enormes carencias sociales y productivas”, en una directa crítica a las políticas de Hacienda y al “magro crecimiento “ que se logró de sólo 4%.
Además se critica que el pilar del actual Gobierno, como es la reforma previsional, establezca una “gradualidad que se prolonga hasta el 2017”, siete años después del término del mandato.
Conducción y política
Se indica que las tres cuestiones de las que se debería preocupar la actual gestión son orientar las grandes cuestiones del Estado, el liderazgo de la Concertación y la resolución de los problemas contingentes y que éstos no han encontrado solución en la actual gestión.
“El hiperpresidencialismo chileno es un sistema arcaico y poco eficiente, cuyos fundamentos tienen mucho más que ver con los traumas del pasado que con las exigencias del presente y el futuro (...) el presidencialismo ha jugado un papel muy negativo en el desarrollo institucional del país. El Congreso Nacional y los partidos políticos, las instituciones por excelencia de la democracia, han sido sus principales víctimas”, se señala.
Luego se enfatiza que la política económica debe estar al servicio de la agenda del Gobierno y no al revés y se añade que “el sobredimensionamiento del papel de Hacienda es expresivo de la enorme influencia alcanzada por el mundo empresarial”. Se advierte que una cosa es que los empresarios hagan negocios y otra que se transformen en “todopoderosos” y que estos no son el único sector al que se le debe prestar atención.
Por último se destaca que los medios de comunicación están siendo usados para crear “un clima de confrontación artificial” del cual la Presidenta ha sido víctima. Se advierte, además, que se deben ordenar las filas de la Concertación para enfrentar a la derecha, apoyándose en “contenidos sustantivos”, por lo que se sugiere volver a las ideas fundacionales del conglomerad .
Propuestas
Los gestores del documento advierten que una “solución progresiva de la disyuntiva planteada requiere de rectificaciones y decisiones presidenciales trascendentes”. Estas son algunas de la proposiciones.
Primero estiman que se requiere de “un nuevo impulso”, para lo que exigen que exista “coherencia” entre el programa de gobierno y la naturaleza de centro izquierda de la coalición. “Más que la apelación a la disciplina y a la lealtad de la coalición al gobierno que contribuyó a elegir, este ordenamiento y cohesión debe apoyarse en contenidos sustantivos, referidos no sólo a mecanismos eficientes de coordinación sino a espacios de deliberación política entre el gobierno, los partidos de su coalición, las bancadas parlamentarias y también el mundo social, que permitan construir consensos reales y sólidos.
El grupo que suscribe señala que el Gobierno de Bachelet posee ideas, capacidades y condiciones para cumplir el programa ofrecido al país. Pero advierte que se debe reponer una “lógica política coherente”, tanto con su programa de gobierno, como con el proyecto político que le da sentido a la coalición. Para tal propósito estiman fundamental fortalecer un equipo político dotado de un “mandato claro”, así como de todas las facultades necesarias para cumplirlo. En la misma línea, piden al Gobierno dar mayor coherencia al conjunto a las iniciativas pilares de la administración bacheletista: las reformas al sistema electoral, al sistema de pensiones, a la educación y la infancia, y a favor de la probidad, entre otras.
A juicio de lo que suscriben el texto, la Concertación no puede contentarse con mantener a la mayoría de la gente como rehén y advierte que “en algún momento la ciudadanía, si no tiene argumentos y propuestas de futuro, se rebelará e instalará a la derecha en el poder. Esto es lo que hoy día se está jugando. Un factor clave, será sin duda, el desempeño del gobierno”.
En ese contexto, proponen convocar a un debate “muy amplio y participativo” en el que se sumen no sólo los partidos políticos, sus bancadas parlamentarias, los centros de estudio y pensamiento o los liderazgos presidenciables sino la propia comunidad organizada, para no sólo elaborar un nuevo programa de gobierno, sino un nuevo proyecto político para Chile en torno al cual renovar un pacto político que de sentido a la proyección de la Concertación”