jueves, mayo 03, 2007

La derecha es anacrónica y farandulera en su discurso y su lenguaje..G.Angelcos.

El anacrónico lenguaje de la derecha con su carga de valores conservadores, se va distanciando cada vez más, de la cultura de masas que ha contribuido a crear desde las editoriales de sus medios de prensa, de los canales de TV desde donde influye o de los noticieros radiales donde marca tendencia, y paradójicamente instala segmentos de noticias o programas de TV, donde la tradición es sobrepasada categóricamente por un estilo posmoderno de comunicación.He aquí las contradicciones entre su discurso público oficial, que frecuentemente está regulado por una moral de clara influencia religiosa, y por tanto contenedora de un conjunto de variables sicológicas, existenciales y sociales que marcan el estilo de vida en los tiempos actuales, y su propuesta mediática que deja fluir como parte del modelo cultural, programas como Sálvese Quien Pueda (SQP) y Primer Plano en Chilevisión, el canal del presidenciable de la Alianza Por Chile Sebastián Piñera. Mira Quien Habla, en Megavisión de propiedad del conservador Ricardo Claro, Intrusos de Red TV, un canal de gente próxima a la UDI, como Miguel Ángel Poduje, ex Ministro de la Vivienda de Pinochet. Además de otros subproductos con este perfil periodístico farandulero. Y como extensión están los segmentos periodísticos de las Ultimas Noticias y La Cuarta, pertenecientes a la cadena de El Mercurio y COPESA.Pero el motivo de este análisis no radica en condenar los grados de liberalidad asumida por ciertos personajes públicos en su vida privada, y que son tratados como formato en este tipo de programas, sino más bien evidenciar el doble estándar, en el lenguaje utilizado por la derecha para presentarse ante la opinión pública.Por una parte son los lideres de la rectitud, del respeto a una moral afincada en sus tradiciones, y que siempre intentan imponer al conjunto de la sociedad, y por otra dejan fluir programas que contradicen los fundamentos y la lógica de sus elites.Una observación más detallada sobre los nombres de estos programas nos pueden proporcionar una idea de lo que explicitarán sus contenidos posteriores: Sálvese quien Pueda, un espacio donde se hace seguimiento de personas involucradas en conflictos de pareja, (se trata de una labor de inteligencia precaria que heredaron del estilo impuesto por la CNI en un pasado reciente: vigilancia abierta y coercitiva desde un punto de vista sicológico y amedrentamiento en la forma de abordar al “imputado”), otros que han defraudado al fisco por la no cancelación de sus impuestos, infidelidades, etc.Por su parte, Mira quien habla: procese este nombre del cual se puede hacer una doble interpretación. La primera objetiva y literal, y una segunda, interpretativa: Mira quien habla, una forma peyorativa de criticar al entrevistado, de minimizar su perfil, que por lo general nunca es relevante. ¿Pero cuál es el sentido que fundamenta esta realidad virtual para las audiencias? Hay detrás de estas producciones mediáticas algunos aspectos conceptuales que dicen relación con la función del sujeto en un escenario posmoderno: veamos, en esta visión, la meta de la existencia no es la realización heroica, buena o feliz, sino su trivialización, su no crear problemas, el dejar transcurrir el tiempo sin mayores preocupaciones. Una segunda definición señala que: la clásica diferencia sujeto-objeto se esfuma y el objeto se vuelve activamente contra el sujeto, lo modifica y lo cambia. Resulta difícil distinguir en un momento dado quién es sujeto y quién es objeto.En la ética preocupa sólo la casuística, resolver de acuerdo al buen sentido y a la opinión mayoritaria, se aceptan todas las posiciones sin necesidad de justificarlas con rigor racional. Y por último, búsqueda primaria de lo hedónico, entrega abierta al consumismo.He señalado sólo cuatro ideas centrales que definen el rol del sujeto en un escenario de esta naturaleza, quien establezca un análisis comparado entre estos conceptos con las experiencias mediáticas enunciadas, llegarán a la conclusión que estas últimas están determinadas claramente por las primeras.Lo paradójico es la ambivalencia del discurso oficial de la derecha de naturaleza premoderna, con clara influencia moral de secta (Opus Dei, Legionarios de Cristo), que se niega a toda forma de relaciones fuera de un matrimonio convencional, que rechaza las conductas homosexuales, que discrimina a los niños nacidos fuera de una unión legal o religiosa determinada, con estas expresiones visuales gestadas en los medios de los cuales son sus propietarios o regentes permanentes.La premodernidad de su lenguaje de elite se contradice con su posmodernidad en el tratamiento de los estilos de vida a través de estos programas, porque siempre el negocio se antepone a sus principios, y aunque pareciera ser que actúan en consecuencia con su dogmática, en otros espacios, se desdoblan a través de la construcción de otras identidades, donde se explicita como licita la promiscuidad, el festín, la juerga en busca del éxito y el dinero fácil, y de esta manera legitiman un modelo mediático donde las prédicas están a cargo de un sacerdote que habla como una autoridad investida por un don divino, un departamento de prensa que les prohibió a los periodistas usar palabras como dictadura o dictador durante las exequias de Pinochet (megavisión), porque su característica es la adaptación de la noticia a sus objetivos políticos de coyuntura, invalidando de paso, la libertad de expresión a través del control y la censura. Y finalmente, esta ideación posmoderna de entretener a través del comidillo, la denostación de las personas, convirtiendo sus vidas en objetos de consumo y negocio rentable al mismo tiempo.Como conclusión, podemos afirmar que la derecha es farandulera en su lenguaje, y en la proyección de éste a través de los medios que controla, porque recurriendo al Diccionario de la Real Academia de la lengua, el término farandulero es definido como “quien habla mucho y tiende a engañar a los demás”. A buen entendedor pocas palabras.Centro de Estudios Avance