..Antes de Corregir, Profundizar, Sustituir o Sencillamente Mantener...R.Albornoz
Quienes han sugerido, con fuerza e insistencia, que la corrección del modelo económico constituye hoy un imperativo político y social, tienen la virtud de haber provocado un debate necesario, enriquecedor y, al final, bueno para la democracia cristiana, la concertación, el gobierno y el país. Las visiones que se conforman con pequeños logros en el presente o grandes logros del pasado, claro, son propias de quienes quieren seguir o alcanzar la administración de un poder político determinado, pero no están, esas visiones, a la altura de transformar y construir un país pensando en los sueños de su pueblo.
Creo si, para ir por parte, que sugerir la corrección del modelo económico o, como algunos, con innovador parafraseo para medio de prensa, han hablado de profundización del modelo o, por último, quienes con el calor de campañas internas han referido el concepto de “sustitución del modelo”, todos ellos representan un paso posterior a la legitima aspiración que puede tener una ciudadanía al menos (o el pueblo al más) de definir cuál es el modelo de desarrollo que quiere para su país y para su generación.
Recordemos que el actual modelo de desarrollo que me gobierna y que te gobierna está en la Constitución Política de la dictadura cívico militar y no fue definido ni por las reformas del 89, ni las siguientes 16 que se le han planteado. Precisamente el modelo está desde 1980, ahí sin modificación, debate ni asomo de iniciativas de reforma.
Por ello sugiero, a modo de hipótesis, para ir organizando y ordenando la mutación del modelo (o su mantención) que al menos el pueblo sea convocado a que defina que es lo que quiere como organización “política, social y económica” y esa definición soberana sea plasmada en una nueva constitución, la “Constitución del Bicentenario”. Será una Asamblea Constituyente, un plebiscito, una larga conversación, pero debe existir la posibilidad que en el Chile del 2010, los chilenos y chilenas se sientan parte de su propio país, se sientan construyendo su propia casa, su propio futuro y el de sus hijos e hijas y no, como al parecer hoy, según los rostros de jóvenes, mujeres y adultos mayores, él es un futuro esquivo y que no le pertenece.
Creo si, para ir por parte, que sugerir la corrección del modelo económico o, como algunos, con innovador parafraseo para medio de prensa, han hablado de profundización del modelo o, por último, quienes con el calor de campañas internas han referido el concepto de “sustitución del modelo”, todos ellos representan un paso posterior a la legitima aspiración que puede tener una ciudadanía al menos (o el pueblo al más) de definir cuál es el modelo de desarrollo que quiere para su país y para su generación.
Recordemos que el actual modelo de desarrollo que me gobierna y que te gobierna está en la Constitución Política de la dictadura cívico militar y no fue definido ni por las reformas del 89, ni las siguientes 16 que se le han planteado. Precisamente el modelo está desde 1980, ahí sin modificación, debate ni asomo de iniciativas de reforma.
Por ello sugiero, a modo de hipótesis, para ir organizando y ordenando la mutación del modelo (o su mantención) que al menos el pueblo sea convocado a que defina que es lo que quiere como organización “política, social y económica” y esa definición soberana sea plasmada en una nueva constitución, la “Constitución del Bicentenario”. Será una Asamblea Constituyente, un plebiscito, una larga conversación, pero debe existir la posibilidad que en el Chile del 2010, los chilenos y chilenas se sientan parte de su propio país, se sientan construyendo su propia casa, su propio futuro y el de sus hijos e hijas y no, como al parecer hoy, según los rostros de jóvenes, mujeres y adultos mayores, él es un futuro esquivo y que no le pertenece.
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