LA MAL LLAMADA REFORMA PREVISIONAL..R BRIONES.

El proyecto legislativo relacionado con las AFP se ha hecho aparecer como una gran reforma. En sus más de 25 años de existencia dicho sistema gestiona el ahorro forzoso previsional en cuentas individuales, mediante un conjunto de empresas privadas cuyo norte esencial es el lucro.
Concebido sobre la base de una rentabilidad promedio del 4% anual, ha obtenido una rentabilidad superior a la proyectada, pero fracasó a pesar de eso por las características del mercado laboral chileno, que se mantiene con bajas rentas y poca periodicidad de los ingresos. El resultado es que más del 50% de los afiliados terminará con una pensión mínima. Esto se busca corregir por la autoridad mediante el llamado pilar solidario, nombre que escabulle el bulto sobre el verdadero alcance, por cuanto se trata de un salvataje que se hace cargo de la verdadera falencia del sistema para otorgar pensiones decentes a todos los chilenos. Las pensiones asistenciales, así definidas en esta nueva idea, inferiores al salario mínimo, son la prueba evidente de la necesaria intervención del Estado.
Llama poderosamente la atención que las autoridades del gobierno hayan expresado tajantemente que no habrá ninguna AFP estatal. Precisamente, si es el Estado el que asume el salvataje, no se divisa razón alguna para que no se cree un organismo que ayude a regular la competencia, y en cierto modo la asegure, como ocurre en otras áreas.Así, podemos ver que Fonasa compite con la salud privada; los colegios municipales lo hacen con colegios subvencionados y los privados sin subvención; en el área penal el Estado provee defensa a los imputados en competencia con los abogados que ejercen libremente la profesión.En síntesis, la “reforma” no es tal. Los cambios propuestos no modifican los ejes del poder económico en juego y la base del sistema, la acumulación individual, no se toca. El “pilar solidario” es una intervención asistencial del Estado, obligada, mínima y en definitiva un apoyo a un sistema que no funcionó para los más pobres. Estamos ante un simple salvataje del Estado.