martes, marzo 20, 2007

..A.SALAS...CHILITO LINDO Y SUS INJUSTICIAS...

Muchos de los que leerán estas líneas acusan cierta pertenencia a la Concertación y yo mismo lo hago, aunque sostengo que es un proyecto que ya logró su objetivo y que, por lo mismo, entró en una fuerte crisis de identidad y de comunicación con el pueblo de Chile, pues lo “único” que la mantiene es la ocupación de espacios de poder que, por cierto, no pueden ser ocupados a favor de las trasformaciones que el país requiere para hacerse más justo y democrático. Por el contrario, constantemente está siendo cooptada por los intereses mezquinos de una minoría económicamente poderosa, lo que redunda en una factura política que profundiza, cada vez, las diferencias sociales.
Mas, el pueblo chileno es peculiarmente pasivo, aunque constatamos a diario su rabia por la indignidad que padece, vista en el caso de la arbitraria e inconsulta imposición del plan “transantiago” por ejemplo. Esta pasividad resalta una fuerte resignación, lo que, peligrosamente, comunica un fuerte desamparo. En efecto y sin dudas que la frase más popular de los últimos meses debe ser “qué le vamos a hacer” como diciendo de frentón que nada se puede hacer para superar este atropello y tantos otros, pues ninguno de los responsables de hacer de la política una expresión ciudadana, es capaz de comunicar esperanza a lo que quieren millones de chilenos, por el contrario, la mayoría de la política guarda silencio en la clara postural del que “calla otorga”, mientras los demás se transforman en defensores de las medidas que afectan al pueblo.
Particularmente me preocupa el desamparo, que no surjan movimientos políticos responsables que afronten la inequidad y se erijan como alternativa de poder. Personalmente me resulta peligroso que la clase política llegue a distancias abismantes con los intereses del pueblo. Enfáticamente me resulta plausible la resurrección de locos populistas que terminen empalizando con el desamparo popular, aprovechándose de la apatía de la clase política y del desprecio creciente que viene experimentando la ciudadanía hacia los políticos.
Por todo esto, venga la generosidad y la altura de mira, para que el pueblo recupere su soberanía. Acaso la corrección del modelo y una nueva asamblea constituyente que nos vuelva orientar y hacer más democráticos.
Quisiera, sinceramente, que esta meta fuera la que le diera un nuevo ánimo a nuestra Concertación, abriéndonos hacia todas las izquierdas y derechas que quieran pujar por un Chile más justo.Con cariño