martes, noviembre 14, 2006

...OTRO SALAS QUE PROPONE TERTULIAS ...Y ..QUE HACEMOS ...RECIBO OPINIONES...SI ESTAN DISPUESTOS SE BUSCA EL LUGAR...

Son tiempos de homogenizarnos, hacernos común a los chilenos y chilenas:
No de diferenciar ni diferenciarnos CUESTIONANDO EL MODELO
Por Alejandro Salas:
Rodrigo CastilloPresente
Rodrigo, me mal propongo si el falso dilema del huevo y la gallina está en el centro de lo que quiero decir; asunto que para mí, por lo demás, tiene clara definición en el “creacionismo”. Mas, que de estas yerbas una buena tertulia nos junte. Lo que sí me parece importante es la urgencia del debate y no la prioridad “ontológica”. Allí los platónicos pretenderán “eidetizar” (poner paradigmas) antes de la acción y, por el contrario, susurrará la definición desde la acción en quienes Aristóteles ha dejado huella. Hablo de urgencia, porque me mueve la necesidad de recuperar la fe y con sólo palabras no se logra; ya vendrán tiempos de decantación donde el perfeccionismo del discurso amerita estadio. Para mí, hoy se trata de homogenizar hasta el límite del aceite y el agua; no se trata de diferenciar ni de diferenciarse.
Me permito decirte que tu temor de que “el diagnóstico sobre esos problemas… y la urgencia de solucionarlos, es común a… la UDI… RN… PS… PPD…PRSD… PC… PH”, o sea a todos, es un temor plenamente justificado, pues en tiempos en que la injusticia se hace evidente, es propio a la política tornarse izquierdista, mas el lobo de oveja se disfraza y plantea todo lo que el papel aguanta sólo para mantener las cosas tal cual están. Aquí, amigo, radica la cuestión, pues transversalmente en todo el espectro que refieres, se vienen acunando 2 corrientes de motivación política dispares, a saber; quienes hacen todo –reformas incluso- por mantener el “status quo”, es decir mantener o aumentar los niveles de concentración y, quienes incomunicados, desordenados y sin capacidad, estamos apenas insinuando la urgencia de cambios. No es lo mismo la política para quienes tienen el deber de defender intereses y colocaciones que les dan beneficios directos, que para los que somos movidos por la necesidad de dignificarnos y dignificar a los chilenos y chilenas. Por ejemplo en materia minera, nadie podría decir que es desventajoso fundir y refinar en Chile todo el cobre que se extrae en el país, lo que hubiera implicado en la última década ingresos superiores a los 30 mil millones de dólares, impactando con más de 1 punto en la disminución del desempleo y, sin embargo, teniendo Chile la capacidad de hacerlo, no se hace. Ni hablar del famoso royalty, ni hablar de la voluntad manifiesta de eliminar la indemnización a los trabajadores, que el actual gobierno viene promoviendo desde que se instaló en marzo.
Estimado, aunque parezca majadero, la urgencia homogenizante de todos quienes venimos sosteniendo un cuestionamiento a la concentración de la riqueza, exige dejar que la elaboración de pensamiento siga fluyendo y, sin duda resultan interesantes Habermas y tanto otros, pero como se trata de un fluir, no requiere de definiciones anticipadas. Urge un delineamiento capaz de convocar a todos los chilenos frente al nuevo Diemurgo. Estoy ciertamente esperanzado en que América Latina está desarrollando una óptica valiente y Chile, está fuera de foco. En esta óptica no hay cuestionamiento sobre la necesidad de manejar la inflación, ni de pujar por estar integrados al concierto global. El tema se abre a una mayor participación del Estado en materias de productividad, pues ningún otro mecanismo existe todavía que pueda resolver el tema de fondo (que del esfuerzo de todos sólo unos pocos saquen provecho), pues las medidas microeconómicas que se promueven al otro lado (disminución impositivas, flexibilización laboral, etc.) no impactarán sustantivamente sobre el estancamiento.
Vuelvo, entonces, a pedirte que concentremos el debate de fondo en el diseño de una estrategia homogenizante de la sociedad chilena en pro de un crecimiento con mayor justicia social, mediante la intervención directa e indirecta del Estado en materias productivas de mayor valor agregado. Porque si de recetas se tratara, se me ocurre que urge una homogenizante más que una diferenciadora. A mí me mueve la fe que hace falta, la que la modernidad se ha encargado de desaparecer casi por completo, la que incluso andan buscando los matemáticos en las mansias; acaso un conjuro que le diga a los socialistas disconformes, a los marxistas romáticos, a los comunitaristas eidéticos, a los post-modernos escépticos y, fundamentalmente al pueblo: hay esperanza, podemos volver a cambiar el rumbo.
Para tertulias, juntémonos.
Alejandro Salas