Voto político Junta nacional DC . El horizonte no es nuestra frontera. Fuad Chahín, América López, Carlos Torres, Myriam Verdugo, Felipe Delpín, Pedro Concha.
Los
abajo firmantes, conscientes de la crisis que vive la política nacional, crisis
que afecta a la Democracia Cristiana con más fuerza que a otras organizaciones,
evidenciado con la pérdida de más de un millón de votantes en los últimos 15
años, y ante hechos concretos que dan cuenta de una incapacidad de reacción y
de compenetración con un Chile distinto, diverso y de pie, acordamos presentar
a esta Junta Nacional un voto político que propone:
• Cambio de Constitución Política, la
que debe ser elaborada en un proceso participativo, democrático y
representativo, al que acudan los ciudadanos en una asamblea que dé cuenta del
nuevo país que se construyó en los últimos 22 años, y que no se refiere sólo a
la modernidad física, a los tratados de libre comercio, al crecimiento, al
ingreso per cápita de 16.000 dólares, sino a un Chile empoderado, full
conectado y full hastiado del abuso, de la desigualdad y del enriquecimiento
obsceno
de unos pocos. En breve, una Asamblea Constituyente para forjar entre tod@s el
Chile justo que soñamos.
• Crecimiento en armonía con el entorno.
El país y casi todo el mundo apostaron por el crecimiento que depreda, que
agota los recursos, que condena al hambre y a la muerte a millones en el mundo
entero. En simple proponemos: recuperación de la soberanía sobre las aguas
dulces, desarrollo de energías no convencionales renovables, adhesión a los
tratados que limitan la producción de gases carbono, eliminación de los
cultivos transgénicos, desarrollo de una minería nacional, que respete el
entorno y a l@s vecin@s.
• Nuevo marco de relaciones sociales que
promueva la organización sindical, territorial, funcional, así como su
participación en las decisiones que les afecten.
En
lo sindical, promovemos el fortalecimiento de las organizaciones; la
negociación colectiva por rama, previendo los escenarios que podrían
experimentar las Pymes y la creación de una Mesa de Diálogo Social. En lo
territorial y funcional demandamos una legislación que propenda el
fortalecimiento de estas organizaciones y su participación real en la
construcción de un país más equitativo, ético, estético y solidario.
• Descentralización real y efectiva, con
un financiamiento que permita a las regiones ofrecer a sus habitantes un
desarrollo que no dañe el entorno. Chile debe elaborar las políticas públicas
que no obliguen a la migración en busca de un mejor futuro. También es
fundamental el desarrollo de políticas especiales, para las zonas extremas,
donde chilenos y chilenas hacen soberanía en condiciones duras, hostiles.
• Un país que no discrimina entre clases
sociales, entre razas, por condición sexual, por credo religioso y sexo. Un
país que ofrece a todos y todas sus hij@s a la salud, a la vivienda digna y en
un entorno integrador. Los jóvenes durante 2011, nos dieron una lección. Sin
tutelajes políticos, ni miedo a nada, transformaron atar su destino a la
voracidad bancaria.
Se
cansaron de tener sueños de familia, de amor, de crecimiento y desarrollo
empeñados a los dueños de la nación, ese grupo de 4 mil chilenos que deciden si
trabajamos o no, si podemos formar familia y tener hijos, que nos condenan a un
transporte público donde se soporta el olor a sudor en el verano y a ropas
húmedas en invierno, que ni siquiera se cuestionan la creciente desigualdad
salarial, que no permiten la movilidad social, que tienen a la clase media
presa de sus deudas y del temor al mañana. Ellos y ellas, nuestra juventud,
quiere ser feliz, nosotros también.
• Una Reforma Tributaria en serio, que
honre la justicia distributiva, diferenciada del mero ajuste propuesto por el
Gobierno. El País necesita de una Reforma profunda, que plantee respuestas a
las grandes desigualdades que existen en Chile; no sólo en educación sino
también en otras áreas como salud o previsión. En la práctica recaudará apenas
entre 700 y 1.000 millones de dólares al año, es decir, un 0,2% del PIB, cuando
sólo una reforma educacional profunda costaría entre 2 y 4 puntos del mismo.
Por esta razón proponemos medidas que nos parecen básicas. Por ejemplo, 20% de
tributación sobre las empresas, pero en sus utilidades devengadas y no sólo las
retiradas, para evitar la elusión. Rebaja del IVA de los alimentos y servicios
básicos para dar respiro a las familias más pobres y la clase media. Poner fin
al DL 600 y en lugar de incentivar la inversión extranjera se privilegie la
nacional como foránea en las regiones más postergadas del país y en áreas como
turismo, energías renovables no contaminantes y desarrollo de ciencia y
tecnología.
No
creemos que el mundo se quedó sin utopías,
cómo
vamos “a creer que el horizonte es la frontera que el mar es nadie que la noche
es nada”[i]
Creemos
en un Chile nuevo,
Asamblea
Constituyente ¡Ahora!
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