El mensaje de Piñera: Autocomplacencia y un nuevo festival de anuncios. Julio Reyes V.
En la previa del 21 de mayo transversalmente se le pidió al presidente Piñera que hiciera una Cuenta de la marcha del país, de sus avances y sus tareas pendientes y que en función de ese dato de realidad delineará sus prioridades para el resto de su gestión. Escuchamos su discurso con atención republicana y nos impactó su autocomplacencia. El dibujaba un país exitoso,winner y donde los problemas quedaban atrás. Reiteraba por enésima vez lo del crecimiento record del 1er trimestre (7,2%) pero nada decía de la baja base de comparación de marzo 2010 con un aparato productivo desvastado por el terremoto del 27 F;insiste con sus 487.000 nuevos empleos pero nada dijo del cambio metodológico para medir la ocupación y que la mayoría de esos empleos eran precarios y temporales,donde el 50% de ellos carecen de contrato laboral y cotizaciones previsionales; de nuevo trae al jefe de turno de los 33 mineros le rinde homenaje pero no anuncia ninguna reforma en seguridad laboral y no asume que la tasa de accidentabilidad laboral aumentó el 2010 a 5,4% (siendo el transporte y la minería los sectores de mayor accidentabilidad) y que la seguridad laboral es un déficit del mundo del trabajo.
La clase media escuchaba atónita que se reanunciaba lo del Sernac financiero y seguían reiterando promesas que no cumple.Hoy la clase media vive endeudada con altos costos administrativos de los créditos que le da la banca, con alzas que impactan su vida cotidiana como el aumento del transporte público, de los combustibles (con un Sipco que fracasó), de las tarifas eléctricas. Los pensionados de clase media fueron excluidos de la exención del 7%. Y no hay dudas este 2011 Chile y los grupos medios y vulnerables vivirán una presión inflacionaria que no puede negarse y que el gobierno omite.
La clase media está abandonada en este período gubernamental. Otro sector social que escuchaba impávido este discurso eran los damnificados de la Reconstrución cuando decía "que la mitad de la tarea estaba realizada"; y que dirán las 60.000 familias que recibieron un certificado de subsidio el 2010 y seguirán viviendo en mediaguas y pasarán su 2° invierno en esa condición o los alumnos que siguen en esculas modulares y que no tienen colegio nuevo a pesar de que en la ley de presupuesto hay $198.000 millones para financiar su nueva infraestructura y que no se ha utilizado por lentitud e ineficiencia del Mineduc. En materia de educación Superior anunció una Reforma. Pero nada dijo que esa Reforma iba a ser dialogada y construida con los Rectores y estudiantes que se manifestaban en las calles. Sabrá el presidente Piñera que el país no quiere Reformas educativas tecnocráticas ni privatizadoras, que el país quiere Universidades tradicionales de calidad, quiere que las Universidades privadas sean reguladas mediante un sistema de acreditación exigente, quiere un mejor sistema de apoyos y becas que premien a los alumnos meritorios y esforzados . Esa reforma a la educación superior debe hacerse con la comunidad universitaria y no contra de ella como pareciera quiere hacerla el Gobierno. En materia de energía no explicó porque no ha avanzado en desarrrollar las energías limpias no convencionales (meta del 20% al 2020), ni tampoco dió sus razones para intervenir en la institucionalidad medioambiental bloqueando Barrancones ayer y presionando para aprobar Hidroaysen ahora. En la lucha contra la pobreza insiste el Presidente Piñera con una política asistencialista como es el Ingreso ético familiar. El 2010 prometió un ingreso ético mínimo de $250.000 para un grupo familiar de 5 miembros y ayer lo rebajó a $180.000 y reitera un diseño de bonos por conductas sociales logradas como es asistir al control de niño sano y matricular a los niños en el colegio y no hay ningún estímulo ni apoyo para facilitar la inserción laboral en empleos formales. Otros silencios fueron la nula autocrítica por el caso Kodama y el deterioro de la probidad en este gobierno derechista, o la ausencia a cumplir con una política de igualdad de derechos para un Chile que es más diverso y más plural. Claramente el Gobierno insistió en su obsesión mediática de anunciar y anunciar y cuando se le pide un balance crítico la respuesta es más anuncios.El Chile winner (que se solaza con el 7,2% de incremento del PIB) sólo existe en la cohorte de yuppies que siguen al Presidente Piñera y en el decil más rico. Chile no quiere un festival de anuncios, quiere políticas públicas que nazcan del diálogo con la ciudadanía (no de su represión) y que efectivamente luchen contra la desigualdad. Ese Chile nuevo es una mayoría social y política que quiere construir un país en que se respete la dignidad de la ciudadanía y donde haya una cancha nivelada en materia de igualdad de oportunidades para su progreso social y familiar.
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