El presidente Sebastián Piñera: el arte de “meter la pata” tanto en inglés y francés, como en alemán y español . Rafael Gumucio
El coleccionar las metidas de pata de nuestro dinámico y narcisista primer mandatario se está convirtiendo en una entretenida práctica para los medios de comunicación chilenos. The Clinic inventó la “Piñerocosas” y, posteriormente fue copiado por Las últimas Noticias. El presidente se ha dado el lujo, especialmente en su reciente gira a Europa, de meter la pata en distintos idiomas: en francés, ante su ídolo –hoy bastante vapuleado – Nicolás Sarkozy, no se le ocurrió nada mejor que realizar una apología que, evidentemente, constituía una flagrante intromisión en política interna del país galo; en Alemania quiso lucir su dominio del idioma germano colocando en el libro de visitas la frase “Deutschland über alles” y, en inglés repite la frase del presidente Barack Obama “Do it the chilian way”; en castellano, las tiene por docenas: “el maremoto”, “Robinson Cruzoe”, anuncio de “muerte del poeta Nicanor Parra”, además del atinado consejo de su mujer, Cecilia Morel, susurrándole que no siguiera mostrando el famoso papel “ estamos bien en el refugio los 33”.
No estoy de acuerdo con los siúticos que condenan las constantes salidas de protocolo del presidente de la república, pues esto de la majestad del cargo es una soberana estupidez, aun cuando Chile sea una monarquía absoluta electiva; por lo demás, Sebastián Piñera es más que todo un caudillo de la derecha populista, cuyo objetivo principal es mostrar, permanentemente su rostro, sus alocuciones llenas de epítetos y lugares comunes y chistes muy fomes, utilizando a su mujer como carnada para presentarse como un hombre muy simpático y “poco machista”. Si uno tuviera que investigar en historia de Chile, personajes parecidos a Piñera creo que sobresalen dos: Arturo Alessandri Palma y Carlos Ibáñez del Campo – el primero decía tonterías, con lenguaje lleno de procacidades y, el segundo, se disfrazaba de bombero cuando tenía que hacer una aparición pública, en el aniversario de tan abnegada institución; lo mismo se disfrazaba en cada uno de los actos según fuera la institución -.
Los intentos de RN y la UDI para ser considerados como partidos de gobierno y lograr que el presidente de la república los consulte están condenados al fracaso: el gobernante no está dispuesto, bajo ningún motivo, compartir el poder con los partidos políticos de derecha y, como es inteligente, sabe muy bien que los partidos de derecha no pueden rebelarse, pues están contentos con haber conquistado el poder después de tantos decenios; las bravatas de pablo Longueira y Andrés Allamand le entran por un oído y le salen por el otro.
La frase famosa de la primera estrofa del Himno Nacional alemán, utilizada por los nazis, que hace bastante tiempo desapareció, sólo prueba la supina ignorancia literaria de que hace gala por doquier nuestro presidente; como “Chile es la Beocia de América del Sur”, un país que se alaba la ignorancia y se condena la lectura, nada de raro que su primer ciudadano se haya desconozca antecedentes históricos fundamentes del país anfitrión.
La verdad, es que en la historia chilena ha existido un sector de la ciudadanía que, en la segunda guerra mundial apoyó a los nazis – baste recordar que fuimos neutrales durante el gobierno de Juan Antonio Ríos y sólo declaramos la guerra a Japón cuando el Eje ya estaba completamente derrotado-; Su Excelencia confiesa haber aprendido alemán con la famosa frase nazi, en el Colegio del Verbo Divino; nada de raro, pues estos curas o eran bastante pro nazis o, lo más posible, unos completos despistados. Personalmente, estudié en Los Sagrados Corazones, de la Congregación de los Padres Franceses y se suponía que debieran ser anti nazis, pues estos ocuparon París al ritmo de paso de ganso, sin embargo, cada final de año nuestro profesor de gimnasia nos preparaba para una marcha en que debíamos lucir nuestro paso prusiano – nuevamente se presentan dos posibilidades: o los curas eran petanistas, como lo fue la iglesia y la mayoría de la burguesía francesa, o unos perfectos distraídos-; afortunadamente, Los Sagrados Corazones cedieron a los padres de familia sus colegios y se fueron a vivir a las poblaciones.
Si bien Sebastián Piñera no es culpable de la pésima educación recibida en los colegios exclusivos, el Mnisterio de Relaciones Exteriores – en especial el embajador en Alemania- son responsables por ignorar la historia del país en que están en misión y no asesorar correctamente a su presidente -. No nos debe extrañar, pues nuestra diplomacia sigue siendo un verdadero desastre: tenemos males relaciones con los países vecinos e, incluso, hemos buscado nuevos conflictos con Argentina, a raíz de la presión de la UDI para lograr la extradición de Apablaza.
En el único plano en que nos lucimos como buenos ignorantes fenicios es en el comercial, pues en lo que toca a diplomacia profesional ostentamos un récord de incapacidad.
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