lunes, octubre 25, 2010

Cobrémosle la palabra al senador Longueira: un plebiscito sobre el mar para Bolivia.Rafael Luis Gumucio Rivas

Durante los cuatro gobiernos de a Concertación la política chilena con respecto a Perú y Bolivia fue, fundamentalmente, reactiva: el Ministerio de Relaciones Exteriores de nuestro país ha demostrado una enorme carencia de sutileza diplomática para relacionarse con Torre Tagle y los doctores de Chuquisaca. A las dificultades con Perú y Bolivia, el gobierno de Piñera se compró un nuevo conflicto con la Señora K, presionado por la UDI que exige, a todo precio, la extradición de Apablaza faltando al respeto soberano de Argentina a conceder el asilo político y a poner en duda la ecuanimidad de la justicia chilena que, por lo demás, se fundamenta en algunos precedentes.


El presidente Alán García, muy hábilmente, reconstituyó las relaciones de amistad con su par boliviano, Evo Morales renovando el comodato por noventa años más, concedido al país altiplánico en el Puerto de Ilo. García lanzó el desafío al gobierno chileno al expresar su deseo de Chile y Bolivia acordaran una salida al mar, cuya concreción sería, fundamentalmente, un corredor al norte de Arica, cercano a la Línea de la Concordia, en el fondo una reproducción de famoso Acuerdo de Charaña entre los dictadores Augusto Piñochet y Hugo Banzer; en esta ocasión Perú no recurriría al famoso Tratado de 1929 que, como se sabe, impedía cualquier a cuerdo territorial entre Bolivia y Chile sin la anuencia de Perú.

Por culpa de los chauvinistas, tanto de la Concertación, como de la Alianza, ha sido imposible resolver el tema de la mediterraneidad de Bolivia. Hoy parece más claro que nunca que Chile debe tomar una decisión definitiva en el sentido de conceder una franja de territorio, al norte de Arica, a Bolivia; no han faltado otras propuestas como un comodato por un siglo, del antiguo puerto Cobija, hoy una caleta casi abandonada.

Estoy completamente de acuerdo con el senador Longueira: llamemos a un plebiscito en el cual los ciudadanos se pronuncien sobre materias internacionales de alta importancia. Hace tiempo que la diplomacia dejó de ser un asunto que se podía resolver entre cuatro paredes sin participación alguna del Parlamento, menos del pueblo. Pienso que la idea del referéndum puede abrir una ventana para lograr la aplicación de instrumentos de democracia directa para temas de trascendencia nacional – renacionalización de la minería, el tema de las aguas, la matriz energética, el sistema tributario, entre otros-.

Es un mito que los gobiernos chilenos se negaron a entregar mar a los bolivianos: Domingo Santa María era partidario de ceder Tacna y Arica a los doctores de Chuquisaca, aunque en el Tratado de Ancón se establecía que Chile poseía la soberanía de estas provincias por sólo diez años; los presidentes parlamentaristas Jorge Montt y Federico Errázuriz Echaurren siguieron ofreciendo a Bolivia Tacna y Arica, aunque estas no le pertenecieran; de no dar resultado esta oferta, Chile regalaría la Caleta Víctor, Camarones o Pisagua.

En la época republicana, durante el gobierno del presidente Salvador Allende y, posteriormente, durante la tiranía del ladronzuelo Daniel López, se buscaron sendas formas de solucionar el problema de aislamiento marítimo de Bolivia: en el encuentro de Charaña Chile ofreció, (1975), a Bolivia una franja al sur de la Línea de la Concordia –frontera con el Perú – que, naturalmente, fue rechazada por el gobierno del antiguo virreinato. Todos los intentos de reclamo multilateral, tanto por parte de Perú, como de Bolivia, fracasaron. En la Liga de las Naciones, predecesora de Naciones Unidas, Manuel Rivas Vicuña, (1920), y Agustín Edwards lograron que la reclamación de estos dos países - que comparaban a Tacna y Arica con Alsacia y Lorena – fuera rechazada por la Asamblea; lo mismo ocurrió en la Unión Panamericana y, posteriormente, en la OEA. La única solución a este problema es el encuentro trilateral: Chile, Perú y Bolivia; creo que hoy estamos en inmejorables condiciones pues, al parecer, no hay ningún veto por parte del Perú.

Me parece una majadería intentar dialogar si una de las partes, en este caso Chile, se niega a revisar el Tratado de 1904: es evidente que sin una salida soberana al mar para Bolivia, parece impensable dar por resuelto este conflicto secular. Nuestra política con los vecinos siempre ha sido la de dividir para reinar: ora somos amigos de los peruanos, ora, aliados estratégicos de los argentinos, ora con los bolivianos. Fue el famoso abrazo del Estrecho de Magallanes, entre el presidente Federico Errázuriz y el verdugo Roca, que no dejó cabecita negra en su tronco y que consagró la amistad chileno-argentina; en Perú, Piérola quería convertir a Bolivia en una especie de Polonia de América de América del Sur y repartir el territorio boliviano entre Chile y Perú.

El Tratado de 1904 es una mezcla de renuncia territorial boliviana y compensaciones económicas chilenas: Chile paga la deuda externa boliviana, instala el ferrocarril Arica-La Paz y, además, cinco líneas de trenes en su país, y el uso de los puertos de Arica, Pisagua, Iquique y Antofagasta. El Tratado tenía, además, un protocolo llamado “ confidencial” , por medio del cual Bolivia se comprometía a apoyar a Chile en el futuro plebiscito sobre la soberanía de las provincias de Tacna y Arica; era evidente que, de ganar Chile, una de ellas o ambas, iba a ser cedida al país del altiplano.

El Tratado de 1929, entre dos dictadores, Carlos Ibáñez y Augusto Leguía, consagró el reparto de Tacna para el Perú y Arica para Chile, dejó a los bolivianos marcando ocupado; pero que Bolivia tuvo posibilidad de salida al mar, esto es indudable. Siempre ha existido una especie de desconformados cerebrales, un tanto fascistoides, que no aceptan ninguna cesión de territorio en aras de la unidad latinoamericana, por lo tanto, a las opiniones de Juan Antonio Coloma, Juan Pablo Letelier Jorge Tarud Andrés Allaman y otros nacionalistas , no hay que darles mucha bola: siempre repetirán los argumentos de Francisco Antonio Encina, monstruosamente despectivos, en contraste con el americanismo de Francisco Bilbao ; para el historiador del Piduco, lo único que importa es el egoísmo nacional. Estamos igual que en el siglo XIX para estos políticos reaccionarios.

Hoy se abren muchas posibilidades, que no son sólo económicas, sino políticas, culturales y de integración. Como no construir, en el norte de Chile, una zona de encuentro entre los tres países? Es evidente que nos podemos complementar económicamente y el precio de un puerto o caleta no vale las enormes ventajas de la apertura económica con Bolivia. Lugares sobran, fórmulas también: comodato, fideicomiso, administración mutua, y tantas otras; por lo demás, una integración levantaría al postergado Norte chileno. .

Si existiera un verdadero nacionalismo, debiéramos defender nuestro territorio explotado por las transnacionales australianas, canadienses y norteamericanas, que están agotando nuestra riqueza del cobre y que construyen verdaderas fortalezas en nuestro país. Al menos, Evo Morales tuvo el valor, como Salvador Allende, de recuperar sus riquezasnnaturales y vender sus productos en servicio de su pueblo.

1 Comments:

Blogger Julio alfonso balbontin garnica said...

Sr.Longueira: He leído con mucho agrado su artículo, pero lamentablemente no será leído por la gente que de haber un plebiscito en su mayoría reaccionara en forma negativa, y esto no es clarividencia sino experiencia pués hace mucho q vengo tratando en conversaciones con amigos sureños esta cuestión y al sólo mencionar el hecho de que tendríamos que devolver esos parajes a los Bolivianos,que ningun beneficio nos ha proporcionado, saltaron enojados y me trataron de traidor y otros epítetos, de nada sirvieron que yo tratara de demostrar o argumentar mi posición ,mis amigos demostraron una total ignorancia del tema y solamente afloro la ignorancia y repetición de lo que nos enseñaron malamente en la escuela donde nos crearon un patriotismo de odio hacia nuestros vecinos , como si se tratara de un partido de futbol y, para nada del sufrimiento del pueblo boliviano que no tiene la culpa de que nuestros Gobernantes hayan tratado, los unos aceptando condiciones que actualmente serían vistas como brutales y, los otros, pegandole en el suelo y disculpeme la comparación pero siempre que se ha tratado de resolver este tema que ya se está haciendo vergonsozo, aparecen los "patriotas" haciendo aparecer como que nos quieren "quitar" el norte,promoviendo actos xenofobos que nos han tenido en varias oportunidades al borde de la catastrofe, y esto se dá en ambos lados,sino trate de conversar con gente comun Boliviana y la actitud es de rencor hacia nosotros todo esto porque existen intereses foraneos que esto se mantenga igual, porque nadie se quejó con los acuerdos limitrofes del extremo austral?, quien se vió perjudicado?ni aquí ni allá la gente que toma el subte todos los días sufrió o se benefició con este arreglo que pusó fin a más de un siglo de gastar fortunas en armamentos y abrió la puertas a la integración de forma mas estrecha y real.Yo creo que tenemos en este caso que volcar en la masa que decidiría tras un plebiscito una acción de discución e información de todo esto y...como dijo Jose Hernández "los hermanos sean unidos porque si entre ellos se pelean, los devoran los de ajuera"

31 octubre, 2010 22:08  

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