A punto de cumplir sus primeros cien días en el poder, el presidente Sebastián Piñera pasa por su mejor momento al tiempo que Chile muestra señales claras de recuperación económica y las zonas más afectadas por el devastador sismo del 27 de febrero se comienzan a reconstruir. Además de ser el primer presidente de derecha democráticamente electo desde 1958 y de lograr la derrota de la coalición centro-izquierdista Concertación que llevaba 20 años en el poder, Piñera se ha convertido también en una refrescante sorpresa al presentarse como un líder que privilegia reformas con moderación, gradualidad y pragmatismo........
Su llegada al poder estuvo rodeada de temores y acusaciones sobre sus relaciones con los sectores más duros de la derecha (el llamado pinochetismo, asociado a la dictadura militar), con posiciones moralmente conservadoras que defiende la UDI, el partido más grande de la coalición de derecha, y con acusaciones sobre la incapacidad de Piñera para crear un cortafuego adecuado entre sus intereses empresariales y su labor política.
Dos de los tres temores han quedado claramente en el olvido. El gobierno de Piñera no es de la derecha pinochetista ni las políticas hasta ahora implementadas reflejan una cruzada conservadora en asuntos morales. El tercer tema, el de los conflictos de interés, ha sido más complejo.
El presidente incumplió su promesa de vender antes de asumir el poder sus acciones en LAN y de enajenar Chilevisión, una de las principales cadenas de televisión en Chile. Las críticas de la oposición-y de algunos aliados-no se hicieron esperar. Piñera finalmente vendió su participación cercana al 25% en LAN unas semanas después de asumir el poder y dos meses después de su inicio anunció la venta de Chilevisión a un consorcio empresarial. Si bien el presidente mantuvo sus acciones en el club de fútbol Colo-Colo, la venta de LAN y Chilevisión diluyó la intensidad de las críticas.
No obstante, el hecho que el Presidente Piñera haya convocado al gabinete y a muchos puestos clave de gobierno a personas de destacada trayectoria en el mundo empresarial-muchos de los cuales tienen potenciales conflictos de interés debido a sus empleos y afiliaciones previas-mantiene al gobierno en una posición delicada y potencialmente peligrosa en materias de separación de política y negocios.
El día que asumió el poder, el Presidente Piñera tuvo que lidiar con una fuerte réplica del terremoto-que en la zona centro sur tuvo la intensidad de un nuevo sismo. Ese hecho reflejó la difícil situación en la que Piñera asumió el poder. Dos meses y medio después, en su primer discurso a la nación el 21 de mayo, el presidente intentó comenzar a construir su legado más allá de la necesaria y urgente reconstrucción. Aunque su discursó se centró también en su plan de reconstrucción-que incluye un aumento de impuestos temporal a las utilidades de las empresas-los grandes anuncios de Piñera se centraron en su visión de crear un país de oportunidades. Más que el foco en la red de protección social que caracterizó al gobierno de Bachelet, Piñera se centró en el empleo y las oportunidades.
Su discurso estuvo lleno de promesas de cambio gradual y pragmático. De hecho, algunos críticos señalaron que Piñera parecía más el quinto presidente de la Concertación que el primer mandatario de derecha. Aunque la acusación parece excesiva, en tanto Piñera ha marcado diferencias de énfasis en prioridades y estilos con los gobiernos anteriores, el hecho que haya mostrado una postura moderada y pragmática refleja que la forma de hacer los cambios que caracterizó a la Concertación se está imponiendo también en el gobierno de Piñera. No son las ideologías y los dogmas los que priman al momento de diseñar e implementar políticas públicas y redactar proyectos de ley. Es más bien el pragmatismo, la gradualidad y la convicción de que es necesario negociar y pactar para poder avanzar con reformas que sean permanentes y duraderas.
El Presidente Piñera pasa por su mejor momento. Su nivel de aprobación ha subido en mayo respecto a abril. Se pudiera decir que ha comenzado una segunda luna de miel. Aunque ha habido críticas desde la izquierda y la derecha, Piñera parece firmemente posicionado en el centro. Si de la izquierda lo acusan de haberse robado las ideas de la Concertación y de construir sobre la institucionalidad y consolidación democrática que se alcanzó bajo los gobiernos concertacionistas, desde la derecha extrema lo critican por su afán de buscar acuerdos y asumir posiciones moderadas. Felizmente para Piñera, ya que la mayoría de los chilenos tiene posturas moderadas y pragmáticas, su estrategia está produciendo buenos resultados ante la opinión pública, así se molesten tanto en la extrema izquierda como en la extrema derecha. Infolatam. [+/-] Seguir Leyendo...
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