viernes, mayo 28, 2010

El espejismo del centro político . Eduardo Abedrapo

No son pocos los que intentan explicar la declinación electoral de la Democracia Cristiana a partir de su “alejamiento del centro político” y, por tanto, consideran su ubicación en dicho lugar como una tarea principal. ¿Será esta la clave del éxito futuro del PDC?
Desde un punto de vista histórico, la Democracia Cristiana nunca se definió de manera esencial como partido de centro. Evidentemente que atendida la gravitación de las fuerzas polares –derecha e izquierda-, la DC era apreciada por vastos sectores en una posición intermedia, pero con planteamientos originales que la constituían en una alternativa frente al conservadurismo de intereses representado por la derecha y el igualitarismo social no democrático que postulaba la izquierda. Es decir, más que la búsqueda del centro, lo que había en la DC era la idea de constituir una fuerza política que convocará a quienes buscaran conciliar democracia, libertad, equidad y desarrollo, lo cual le otorgó hasta fines de los ´80 una innegable exclusividad de proyecto y discursiva.......Entonces, si para la DC no lo era ayer, en que el mapa político se determinaba a partir del esquema bipolar, ¿será hoy el tiempo de moverse por conquistar el centro, cuando los partidarios de la izquierda también lo son de la democracia, la libertad y del mercado; y los de derecha expresan, aunque todavía muy débilmente, cierto compromiso con el progreso social y los procedimientos democráticos?

lo que debe hacer el PDC hoy no es replantear coordenadas atávicas, como si fuera en si mismo valioso, sino que reconfigurar su relación con la sociedad, lo que exige apertura, cambios de estilos y convicciones renovadas.

Si miramos al Chile actual, tal parece que más que saber en qué lugar del espectro político, mirado linealmente y de forma apriorística, se ubica un partido, la mayoría de las personas desean conocer, por ejemplo, qué plantean para lograr una mejor distribución de la riqueza sin generar conflictividad social; qué opciones concretas existen para asegurar el adecuado resguardo del medio ambiente y, a la vez, favorecer el crecimiento económico; cómo equilibrar el poder de negociación al interior de las empresas al tiempo que generar mejores condiciones de desarrollo para las mismas; cómo tener una participación real y efectiva en la toma de decisiones de las instituciones públicas; o, cómo el Estado genera políticas de refuerzo y resguardo del esfuerzo de las capas medias.

Definirse a partir de una noción geométrica, parece más propio de una entidad comercial -que busca captar la mayor cantidad posible de clientes en base a su localización-, que una decisión de una institución política de base ideológica y que, a partir de la misma, aspira a influir en la realidad social. Así, lo que debe hacer el PDC hoy no es replantear coordenadas atávicas, como si fuera en si mismo valioso, sino que reconfigurar su relación con la sociedad, lo que exige apertura, cambios de estilos y convicciones renovadas.

En los próximos procesos electorales, estarán habilitados para votar prácticamente otros cuatro millones de personas, mayoritariamente jóvenes, y todas las que hoy lo hacen tendrán la posibilidad de excluirse. No será el facilismo de los rótulos lo que las motive a ir a votar ni a inclinar sus preferencias, menos aún cuando se trata de conceptos añejos que no dan cuenta de los profundos cambios culturales que ha experimentado la sociedad chilena (¡y el mundo!) en las últimas décadas.
El Mostrador
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