martes, marzo 09, 2010

De la Incertidumbre Demócratacristiana a la Vanguardia Socialcomunitaria. Gonzalo Wielandt

Las consecuencias sociales del terremoto y maremoto del 27 de febrero de 2010 que afectó principalmente las costas de la VIII y VII Regiones desnudaron una realidad que algunos ya vislumbramos. La inexistencia de lo social, o sea la inexistencia de elementos constitutivos de sociedad.
El principio de solidaridad no existe como principio como fundante de la sociedad, ya que restringido a las buenas prácticas y a las emociones no lo hace merecedor de ser un factor constitutivo de lo social. Por lo tanto, la reconstrucción moral va acostar mucha más que la reconstrucción material. El desastre moral, representado concretamente por el desmantelamiento del tejido social desde septiembre de 1973 hasta nuestros días, desnuda un régimen de desamparo social que encuentra su principio constitutivo en el individualismo egoísta, coyunturalmente en el individualismo social con ciertos revestimientos de conservadurismo compasivo y asistencialismo.......Las consecuencias sociales que expresan el desastre en su máxima expresión revelan que la inexistencia de una fuerte organización social de base, es decir, de una comunidad organizada reconocida como verdadera autoridad, dan cuenta de un proceso histórico de desmantelamiento de lo social y de desconocimiento de los principios de acción y de las estructuras normativas constitutivas de cualquier sistema social culturalmente democrático. La dictadura militar cumplió por cierto su misión de desmantelamiento, pero lamentablemente la concertación también cumplió su misión de consagración de dicho desmantelamiento.

Las consecuencias sociales del desastre natural han provocado en el escenario político un vaciamiento del poder opositor futuro, potenciando el posicionamiento político de la derecha y sobretodo del gobierno entrante de Sebastián Piñera. La democracia cristiana ha quedado nuevamente sin voz, una más de miles de veces. La última resolución del consejo nacional del PDC al no prorrogar de acuerdo a nuevas fechas, deja el juego político en manos de las corporaciones clientelares y de los clanes familiares para negociar en base a sus intereses particulares y de acuerdo a sus status y privilegios. Ahora sólo queda iniciar un proceso de emancipación política demócrata cristiana para hacer sentir la voz del pueblo demócratacristiano y mitigar la incertidumbre política y social en la que la dirigencia política actual nos ha gracias a las consecuencias devastadoras del terremoto y maremoto. El llamado de emancipación debe residir en la convocatoria a un movimiento nacional de participación comunitaria. En consecuencia, damos certidumbre como demócratas cristianos cuando expresados nuestro espíritu de vanguardia socialcomunitaria.
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