martes, febrero 02, 2010

El descarnado análisis del laguismo y la batalla que viene en la Concertación. por Patricio Araya

“Suponer que la derecha es inepta, no es un crimen, es una estupidez”, aseguraba sólo un par de semanas antes de la derrota presidencial del 17 de enero un cercano a Ricardo Lagos, en abierta alusión a quienes fueron incapaces de leer lo que se aproximaba a toda prisa y sin contrapeso posible: el primer gobierno democrático de derecha en más de medio siglo.
Girardi propone a Tohá para el liderazgo de 2014 A partir de esa premonitoria aseveración, el círculo del ex presidente puso en movimiento su principal apuesta para disputar el control de la futura oposición a Sebastián Piñera: el cambio generacional. El pasado sábado 23 de enero el PS eligió una nueva directiva encabezada por el senador electo Fulvio Rossi. No obstante, el peso político del “escalonismo” se mantiene vigente en la mesa de transición a través del secretario general Manuel Monsalve (Nueva Izquierda)......En la Concertación, y en particular en el Partido Socialista, va instalándose el postergado ejercicio de buscar culpables.

Al saliente mandamás socialista Camilo Escalona se le sindica como “el principal responsable, pero no el único”, aclaran en el laguismo. “Después del 11 de marzo la cosa se viene cargada al género femenino”, se atreven a pronosticar en base a la responsabilidad que le adjudican a la Presidenta Bachelet en la derrota de la Concertación por su “falta de liderazgo político”, como ya lo hizo bulladamente el diputado Fernando Meza, mientras ejerció la presidencia de los radicales.

Escalona tiene la idea suicida de creer que el 80 por ciento de apoyo de Bachelet se mantendrá para siempre”, lo que la blindaría de “los ataques de la derecha” una vez que deje el gobierno, reflexiona un cercano a Lagos.Lo más suave que se dice de Escalona es que encabeza la “tontocracia”, aquella facción del partido conocida como Nueva Izquierda. A ello se suman otros juicios en su contra, igual de lapidarios –tanto o más sentidos que aquellos “parabienes” de esa angustiada mujer, que subida en una silla en el hotel San Francisco le enrostró el domingo 17 de enero la derrota con una palabra que le salió del alma: “desgraciado”–, que más bien saben a “pasadas de cuentas”. Y Escalona –al parecer– está “muy encalillado” con el propio Ricardo Lagos, sostienen las mimas fuentes.

“Se trata de una cuestión pendiente entre ambos. El ex mandatario no olvida ni perdona que el senador por Puerto Montt le haya ‘montado una operación para desarticularlo’ tras su salida de La Moneda, con el propósito de cerrarle el camino de regreso a Palacio, ‘una cuestión mezquina’, pues Escalona sabe que nunca será presidenciable”, sostienen.
Para ello, afirman, en la primera etapa del gobierno de Bachelet se utilizó la puesta en marcha del Transantiago como una ‘evidencia de mal diseño’ en contra de Lagos… había que ‘bajarlo’, Lagos dejó el gobierno con una altísima popularidad, por eso se usaron en su contra los problemas de implementación del Transantiago; fue una colusión donde participó gente demasiado importante, y donde Escalona tuvo a su disposición toda la prensa de derecha para atacar al ex presidente”, sostienen en el laguismo.

“Por ello Escalona –agregan– partió poniendo sus fichas en el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, y luego que éste desistiera de abandonar Washington antes de tiempo, abrazó a Frei como única y última opción, sin voltear para ver si Lagos quería o no asumir un segundo gobierno. Sin considerar que Insulza también fue ‘utilizado’ a sabiendas, por Escalona en desmedro de Lagos”. En el PDC también tendrían sentimientos encontrados con el senador socialista. “Allí no le perdonan haber sacrificado una carta senatorial tan segura como era la destituida ministra de Educación Yasna Provoste. En esa oportunidad, Escalona salvó a uno de los suyos, el seremi (Alejandro) Traverso y dejó ‘morir’ a Provoste”.

Al senador también se le acusa de “armar máquinas de poder” para asegurar puestos de trabajo a sus adherentes en el aparato estatal. “A él no le interesa la política como medio para imaginar el futuro, sólo la valora como una herramienta para administrar el presente. Escalona tiene la idea suicida de creer que el 80 por ciento de apoyo de Bachelet se mantendrá para siempre”, lo que la blindaría de “los ataques de la derecha” una vez que deje el gobierno, reflexiona un cercano a Lagos. Al interior del laguismo también hay mucha decepción con el ex presidente del PPD, Pepe Auth, debido al espacio que éste le ha cedido al senador socialista con tal de permanecer vigente en la Concertación.

El espíritu de Argel
Para nadie es un misterio que el ex presidente Ricardo Lagos está moviendo sus fichas en el tablero concertacionista.
En las huestes de laguismo se espera más del futuro que del presente de su partido –el PS– y de su socio instrumental –el PPD–, así como de la propia Concertación. Futuro que se salta del 2010 al 2014 de un solo brinco. En esa línea, surgen otros escenarios, que aunque mucho más distantes en el tiempo, se vislumbran como probables.
En el sector están convencidos que la densidad política e ideológica de la Concertación (y se recuerda el Congreso de Argel de 1979, cuando Carlos Altamirano quiebra el PS con miras a un acuerdo entre el centro y la izquierda para disputarle el poder a Pinochet) se encuentra en el binomio PS-DC. En este sentido se menciona en esas filas al edil de Maipú, Alberto Undurraga –un “príncipe” DC que cuenta con el agreement de Lagos–, para frenar la reelección del senador Guido Girardi en Santiago Poniente en 2013, se está actuando dentro de esa renovación “argelina”, que se haya en el ADN de la Concertación y de la cual Lagos está convencido.

Lo anterior no obsta, sin embargo, para levantar una figura del ADN laguista como carta presidencial para el 2014, como alternativa a la opción del presidenciable DC, el alcalde de Peñalolén, Claudio Orrego.
Cuando Lagos plantea dar un giro hacia el futuro, a través de su inquietud más sentida de que “ha llegado el momento de jubilar a todos aquellos que encabezaron el proyecto original de la Concertación”, lo hace pensando en un repliegue generacional donde él también se incluye, y que busca ver al frente a la nueva generación, a la savia nueva. “Él apuesta por una verdadera renovación… los grandes cambios se hacen con viejos intransigentes y jóvenes impetuosos”, comenta un seguidor del ex Presidente.

Ganando por puntos
Cada vez que Lagos habla de “renovación”, no lo hace para referirse a un proyecto de formación de un nuevo referente político, como el que tiene en mente el ex candidato presidencial Marco Enríquez-Ominami, sino para relevar a una camada de promesas tatuadas con el número 2014 en la frente, entre ellas Carolina Tohá, Felipe Harboe, Andrés Velasco, y por supuesto, su hijo, el recién electo senador PPD por la Quinta Costa, Ricardo Lagos Weber.

A la escasa simpatía del ex presidente por Enríquez-Ominami, también se suman su padre adoptivo, el saliente senador ex PS Carlos Ominami y su socio político ad portas, el senador PPD Guido Girardi, “quien en su época de diputado no apoyó el Auge, al igual que su colega PPD Enrique Accorsi, que votó contra la idea de legislar sobre el mismo proyecto”, y el ya dicho, Camilo Escalona, “a quien Lagos no le reconoce historicidad en la Concertación, como sí la tienen otros (Ricardo Núñez, Gabriel Valdés, Enrique Silva Cimma, Andrés Zaldívar, Patricio Aylwin, Enrique Correa, Jorge Arrate).
“Camilo, pertenece mucho más a esa corriente estalinista del exilio en la RDA, él quedó del otro lado de la refundación de Argel”, explican. Además, se asegura que para retener su senaduría en 2013, “Escalona tendrá que medirse con un competidor de peso”.

A Carlos Ominami también Lagos lo quiere ver fuera de su think tank emblemático, la Fundación Chile 21; “lo quiere lejos” (se menciona al actual embajador en la ONU Heraldo Muñoz para reemplazarlo), no obstante los esfuerzos de La Moneda por “salvarlo” a cinco días de su inminente derrota en la Quinta Cordillera. La “oferta” incluía “bajar” al senador PRSD Nelson Ávila, cuestión que Ominami no habría aceptado, y que “de muy poco hubiera servido debido a los magros resultados del senador ex PS en esa contienda”, reflexiona un cercano al acuerdo de “salvataje”.
Una vez despejada la cancha, Lagos quiere ver en ella a Carolina Tohá dirigiendo el PPD; de hecho, la elección de Fulvio Rossi en el PS le permite poner una ficha en su tablero de la renovación, hasta que en abril pueda ver al frente del partido a otro de los suyos: el diputado Marcelo Díaz.

El actual comisionado del Medio Ambiente de las Naciones Unidas apuesta por la savia nueva. Y para ello, tiene el poder y las ganas de hacerlo. Ya lo hizo en diciembre al ganarle el gallito a la dupla Girardi-Ominami frente a la designación de la ministra que sucedió a Tohá como vocera de gobierno. Los senadores apostaban por Paula Echeñique (esposa de Girardi y ex concejala de Cerro Navia) y por Carmen Romero (Santiago a Mil, esposa del actor Francisco Reyes). Pero Lagos pudo más y logró que Bachelet nombrara a su candidata, la abogada PPD Pilar Armanet (ex embajadora en Francia). También el ex mandatario se dio otro gustito: logró imponer a la propia Tohá en la jefatura del comando de Frei para segunda vuelta, en desmedro del crédito del tercerismo, Ricardo Solari, quien dejó la vicepresidencia del PS. El Mostrador
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