viernes, febrero 12, 2010

Centro Demócrata Cristiano versus Centro de Piñera. G Wielandt

La designación del gabinete del gobierno de derecha, junto con exacerbar el presidencialismo, pretende la apropiación directa y sin mediación del centro por parte del liderazgo de Sebastián Piñera. Piñera busca la recomposición del centro político liderado por su gobierno, poniendo a la democracia cristiana en fuerte tensión y conflicto interno.
La democracia cristiana debe estar alerta. Debe ser inteligente y actuar con sabiduría política. No se trata de emitir calificativos insensatos de “oveja negra” o “falta de hombría”, dignos de mediocridad política, sino que se trata de definir una posición política y un diseño estratégico democrático y eficiente. Nuestra próxima junta nacional debería centrarse en eso, en vez de concentrarse erradamente en reformas estatutarias que no respetan el procedimiento fijado por el V Congreso.
La democracia cristiana, debe fortalecerse como partido, para hacer una oposición política de vocación popular. La oposición debe ejercerse como partido, una vez fortalecida la democracia cristiana e implementada su convocatoria al “Movimiento Nacional de Participación Comunitaria”, requiere elaborar las tácticas de alianza política gradual, por etapas y niveles.

Al frente de lucha que nos impone el gobierno de Piñera, opondremos los blindados de lucha del centro de vanguardia socialcomunitaria. Es decir, ante la estrategia de apropiación del centro por parte de Piñera, debemos adelantarnos en conformar un centro auténticamente demócrata cristiano con vocación popular y disposición pluralista. Esto requiere necesariamente recomponer una alianza de centro, convocando a las fuerzas del humanismo cristiano, del social-comunitarismo, de la socialdemocracia como expresión de seguridad política, capaz de contrarrestar las infiltraciones del neoliberalismo y del conservadurismo de la derecha histórica y económica de Chile en nuestra democracia cristiana chilena.

Si la conformación de los tres tercios es inevitable, esta nueva configuración del sistema de partidos debe tener un centro demócrata cristiano opositor y no un centro piñerista que oculta los más profundos intereses de la derecha económica y política.
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