Esto es mucha vergüenza. Eduardo Reyes S.
Amigos, creo que hay que reaccionar frente a esta derecha reclacitrante, que no ha aprendido nada.
Primero karla Rubilar que sale despavorida, como tocada por un rayo divino, a anunciar que habían "pecadores" lucrando con el dolor de los desaparecidos. Y ahora nos enteramos que su ángel iluminador es un abogado ligado al más terrible violador de los derechos humanos en la dictadura, el inefable Manuel Contreras
Como si eso fuera poco, ahora aparece la siempre cordial Lily Pérez, en un encuentro en La Moneda, diciendo que la diputada Rubilar actuó de buena fe.¡Por Dios!, ¿qué juego pretenden estas chicas superpoderosas? ¿Acaso la buena fe basta para justificar el lamentable episodio de la señora Rubilar? ¿Es que no ha señalado la derecha hasta el cansancio que la concertación es poco seria?.
Lamentáblemente éstas actuaciones de la derecha demuestran su incapacidad para ser gobierno. Su seriedad se desvanece cuando los temas entran en la línea recta de asegurar la gobernabilidad del país.
No basta con tener la mayoría de los votos para gobernar, es necesario asegurar la paz y la confianza en un país. La gobernabilidad se pone en riesgo cuando se escala desde las acciones díscolas (como la de la súper madre Rubilar) a las opiniones blindantes de la siempre sonriente Lily Pérez, la cual en su condición de Secretaria General de RN (partido del abanderado de derecha) convierte un acto irresponsable, en una "hecho político" que involucra a toda la oposición.
En ese contexto, me parece siempre mucho más responsable la actitud crítica, dura, pero siempre con visión de país, del senador Pablo Longue¡ra, con quién se puede tener (y tengo) muchas diferencias, pero siempre tiene un comportamiento a la altura de lo que el país requiere, antes que ganancias pequeñas, de jugador compulsivo (¿bursatil?), y que tanto daño hacen a la gobernabilidad en cualquier país. Es cosa de mirar cómo se hace política en todo el continente, para darnos cuenta de que hay que cuidar lo que tenemos.
Esto viene a sumarse a la ya triste y poco recordada (por el silencio de la prensa) de la acusación del senador Espina, por el tema de las FARC. Estamos asistiendo, me atrevo a decir, a una estrategia desplegada por un sector de la derecha, la cual no ha calculado el costo, para poner en tela de juicio toda la política de derechos humanos, que ha sido una bandera legítima de la Concertación y de los familiares que la sufrieron.
El juego de ganancias de corto plazo de Piñera puede ser muy útil en la bolsa de comercio, pero se da de golpes con la Política. Insisto, puede servir para ganar elecciones (como Berlusconi en Italia), pero remite a la política a ser un subsistema, por debajo del sistema económico y el bienestar privado. Convierte a los ciudadanos en clientes y al Estado en un mero distribuidor de los bienes públicos.
Eduardo Reyes Saldías [+/-] Seguir Leyendo...
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