TURBULENCIAS. Santiago Robles.
Los siúticos de finanzas, economía, ingeniería comercial y ramos afines, nos han inventado una frase tipo cliché: “cuando USA estornuda, a Chile le da bronquitis”. Con esto quieren representar el grado de dependencia que tiene la economía chilena de la economía de USA. Este último tiempo, la economía de USA tuvo bronquitis obstructiva, diarrea, parkinson y se salvó de un cáncer sólo porque su gobierno le lanzó un salvavidas de 700 mil millones de dólares. Para saber los pesos, multipliqué esa cifra por el tipo de cambio del día, y mi calculadora hizo ¡tilt!.
En Chile pasó algo parecido, pero en menor grado, y el gobierno también lanzó al sistema financiero, en principio, mil millones de dólares, para que se recuperara la “liquidez”. Aún faltan varios miles de millones mas.
Esto pasó hoy, y fue serio. Pero, hagamos memoria. En 1983 el gobierno de Pinochet también tuvo una crisis financiera. Si quebraban los bancos, la emergente economía globalizada y su sistema financiero, se le iban a la punta del cerro. Entonces, sus asesores idearon algo llamado “capitalismo popular”. Esto consistía en emitir acciones del sistema, las que serían “vendidas” a los trabajadores. Para pagar estas acciones, se utilizaba la Indemnización por Años de Servicios. Así los trabajadores, “en forma voluntaria”, debían comprar esas acciones. Los que no las compraban, temblaban en sus pegas. Esto permitió a los bancos tener dinero fresco y salir del serio problema en que se habían metido. Pasados algunos años, los trabajadores, vendían las acciones, al precio que se las compraban, recuperando así algo de su plata invertida, y aquí no ha pasado nada. Eso pasa sólo en una dictadura, en que a los trabajadores no les queda otra que agachar el moño. Dejada atrás la crisis financiera, alguien debía pagar el pato. Este “alguien”, fueron las PYMES. Entre 1986 y 1990, se recuerda el peor tiempo de las PYMES.
Al día de hoy, ¿quién irá a pagar el pato por estas turbulencias financieras? En 1983 fueron los trabajadores y la PYMES. Hoy es el gobierno. Los bancos quedaron en condiciones de volver a prestar plata y enriquecerse, hasta que vuelvan a quebrar, y pedir nuevamente que los ayuden. 23.500 ahorrantes en los Fondos Mutuos, retiraron lo que les quedó de sus depósitos. A eso se le llama “estampida”. Una de las bases de la economía globalizada es la confianza. Después de esta estampida ¿alguien tendrá confianza en este tipo de economía? Creo que sólo el gobierno.
El gobierno no dudó en salvar a los bancos; pero junto con ellos estaban los trabajadores del Registro Civil, que también tenían problemas. Con ellos, mano dura. Así es nuestro gobierno, y eso que sólo faltan días para las elecciones. ¡Pobre Concertación.!
Quizás esta demostración internacional de lo poco fiable que son las bases de la economía social de mercado, haga meditar a nuestros gobernantes y enmienden el rumbo de la economía. El modelo económico ya no requiere de unas modificaciones, como ya se ha planteado, requiere de una cirugía mayor. Mal que mal, los ricos siguen quedando bien, pero los pobres de Chile, quedan muy mal y ya no pueden seguir esperando.
Otra turbulencia que amenaza al gobierno, son las elecciones municipales. Por el momento, los cálculos mas optimistas, son realmente pesimistas. La DC ¿conservará el 22% de votación popular que obtuvo con el senador Zaldívar? ¿A qué porcentaje bajará?. ¿Quién será el beneficiado?. ¿Qué pasará después? Preguntas, hoy sin respuestas. En todo caso el único perjudicado, con este gobierno ha sido el pueblo, y éste es el que va a votar. A apretarse los dientes, porque parece que el desalojo viene.
En Chile pasó algo parecido, pero en menor grado, y el gobierno también lanzó al sistema financiero, en principio, mil millones de dólares, para que se recuperara la “liquidez”. Aún faltan varios miles de millones mas.
Esto pasó hoy, y fue serio. Pero, hagamos memoria. En 1983 el gobierno de Pinochet también tuvo una crisis financiera. Si quebraban los bancos, la emergente economía globalizada y su sistema financiero, se le iban a la punta del cerro. Entonces, sus asesores idearon algo llamado “capitalismo popular”. Esto consistía en emitir acciones del sistema, las que serían “vendidas” a los trabajadores. Para pagar estas acciones, se utilizaba la Indemnización por Años de Servicios. Así los trabajadores, “en forma voluntaria”, debían comprar esas acciones. Los que no las compraban, temblaban en sus pegas. Esto permitió a los bancos tener dinero fresco y salir del serio problema en que se habían metido. Pasados algunos años, los trabajadores, vendían las acciones, al precio que se las compraban, recuperando así algo de su plata invertida, y aquí no ha pasado nada. Eso pasa sólo en una dictadura, en que a los trabajadores no les queda otra que agachar el moño. Dejada atrás la crisis financiera, alguien debía pagar el pato. Este “alguien”, fueron las PYMES. Entre 1986 y 1990, se recuerda el peor tiempo de las PYMES.
Al día de hoy, ¿quién irá a pagar el pato por estas turbulencias financieras? En 1983 fueron los trabajadores y la PYMES. Hoy es el gobierno. Los bancos quedaron en condiciones de volver a prestar plata y enriquecerse, hasta que vuelvan a quebrar, y pedir nuevamente que los ayuden. 23.500 ahorrantes en los Fondos Mutuos, retiraron lo que les quedó de sus depósitos. A eso se le llama “estampida”. Una de las bases de la economía globalizada es la confianza. Después de esta estampida ¿alguien tendrá confianza en este tipo de economía? Creo que sólo el gobierno.
El gobierno no dudó en salvar a los bancos; pero junto con ellos estaban los trabajadores del Registro Civil, que también tenían problemas. Con ellos, mano dura. Así es nuestro gobierno, y eso que sólo faltan días para las elecciones. ¡Pobre Concertación.!
Quizás esta demostración internacional de lo poco fiable que son las bases de la economía social de mercado, haga meditar a nuestros gobernantes y enmienden el rumbo de la economía. El modelo económico ya no requiere de unas modificaciones, como ya se ha planteado, requiere de una cirugía mayor. Mal que mal, los ricos siguen quedando bien, pero los pobres de Chile, quedan muy mal y ya no pueden seguir esperando.
Otra turbulencia que amenaza al gobierno, son las elecciones municipales. Por el momento, los cálculos mas optimistas, son realmente pesimistas. La DC ¿conservará el 22% de votación popular que obtuvo con el senador Zaldívar? ¿A qué porcentaje bajará?. ¿Quién será el beneficiado?. ¿Qué pasará después? Preguntas, hoy sin respuestas. En todo caso el único perjudicado, con este gobierno ha sido el pueblo, y éste es el que va a votar. A apretarse los dientes, porque parece que el desalojo viene.
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