LA CRISIS FINANCIERA MUNDIAL.....UNA OPORTUNIDAD. M.A. Shuda
La crisis financiera mundial golpeará evidentemente a todo la economía global y Chile no escapará a ella. Cada día se reporta un nuevo antecedente financiero que lleva a afirmar que detonará una recesión económica de proporciones.
La causa inicial se originó en los créditos hipotecarios Subprime, que golpearon e hicieron caer a los grandes Bancos de Inversiones Americanos y algunas reaseguradotas crediticias como AIG. Lo anterior, reveló que tenían una difícil situación patrimonial y de solvencia, muy expuesta a este tipo de créditos, provocándoles una incapacidad para levantar capital, a fin de hacer frente a sus obligaciones.
El miedo y la desconfianza comienzan a inundar los sistemas de flujos de capital, en donde los grandes de Wall Street no son capaces de “cubrir” sus compromisos y el gobierno de EEUU, en esa etapa inicial, actuó con dudas y en forma diversa, ej. Salva a Bearn Stern y deja caer a Lehman Brothers.
Cunde la desconfianza, los créditos se encarecen hasta cerrarse en el sistema, dado que los apalancamientos eran tales que afecta tb. A Europa y ahora globalmente, a casi toda la economía mundial.
Los bancos de inversión quiebran o se convierten en comerciales, todo el sistema financiero mundial tambalea. Y ahí estamos.
Los Gobiernos y Bancos Centrales empiezan a actuar inyectando al sistema financiero enormes sumas de dinero, en euros y dólares, no logrando aún restituir la credibilidad y la confianza suficiente en los mercados bursátiles, como lo demuestran la volatilidad inmensa en las bolsas accionarias. En Chile, la crisis ya se instaló, como también lo reflejó el IPSA o que las principales empresas, ligadas a la construcción, se encuentran con fuertes pérdidas en su valor accionario.
Si bien es cierto es una crisis financiera, su reflejo en la economía Real se hará sentir muy pronto (de hecho ya está ocurriendo), arrastrando a una recesión generalizada, que ya nadie discute y sólo falta determinar su profundidad y, particularmente, su duración.
Las principales fuentes de financiamiento están, aún, prácticamente paralizadas, prioritariamente en el sistema interbancario, pero también en el ámbito de empresas. En este momento, el crédito está muy restringido y eso llevará a una contracción evidente del comercio mundial.
De hecho, los principales commodities mundiales han caído y en el caso de Chile le afecta mas que le ayuda. Cae el petróleo, pero también lo hace el cobre, la celulosa, el molibdeno, los productos del agro, etc.
Cuando se dice que el país está en las mejores condiciones que nunca para enfrentar lo que viene, se está hablando del sector público, del Estado y sus cuentas, con un ahorro y reservas internacionales inmensas (+ - US$ 60.000 millones) y por ende estaría asegurado los compromisos presupuestarios que el gobierno tiene en materia social.
Lo grave, es que el efecto en la empresa privada será muy fuerte, primeramente a la ligada al comercio exterior, para luego afectar toda la economía en forma generalizada.
De esta manera, uno de los principales motores del desarrollo, las exportaciones, pueden entrar en momentos muy difíciles, afectando fuertemente la demanda, el crecimiento y el empleo.
Aquí es donde los recursos que el Estado ha cuidado para el tiempo de las “vacas flacas”, deben ser focalizados, no sólo en asegurar los compromisos sociales, sino también, en convertirse en elemento o motor de la economía, no-solo asegurando ciertos niveles de liquidez, sino también como un gran motor reactivador del Sector Real de nuestra economía. Hay que tener un mínimo de audacia para contener la crisis y apoyar el crecimiento.
El presupuesto nacional debería ser una señal.
El BC mantuvo la tasa de interés y muchos lo celebran (los gurúes y economistas de derecha querían incluso que se alzara en 25 puntos base) siendo una medida incorrecta ya que apunta en sentido contrario al crecimiento y además, insuficiente. Ayuda a la contención de la inflación, en forma relativa, ya que ella es más internacional que nacional, pero no hace nada por el crecimiento.
Tal como TODOS LOS BANCOS CENTRALES DEL MUNDO, debió haberla bajado.
Urge combinar política fiscal y monetaria. Hay que asegurarle al país que no crecerá la cesantía, ya que a la gente más le importa su trabajo que un cierto grado de inflación.
Se debe promover una agresiva política Nacional de O.O.P.P. (El gobierno de México lo acaba de proponer a su parlamento), revisar el sistema tributario vigente, por ej. disminuir los impuestos a las personas compensándolo con el de las empresas y con las ganancias de capital, aumentar los subsidios urbanos a la viviendas populares y a los sectores medios y por que no, bajar el IVA en un punto, que era parte del programa y compromiso cuando se alzó.
Se debe revisar el sistema impositivo a las PYMES, que podrían pagar impuesto a la renta sobre utilidades retiradas y enterar el IVA cada 3 meses, ayudándoles con su liquidez.. Medidas que evidentemente necesitan un análisis detallado, pero lo importante es fijar una política directa y efectiva de apoyo a su liquidez.
El BC debería manejar una tasa acorde con un crecimiento mínimo del 4%, y los flujos del dólar para que, siendo un incentivo a las exportaciones, no sea un elemento generador de inflación.
La situación de la demanda internacional, con su caída en los precios, ayudará fuertemente al Banco Central a contener la inflación, el ingreso de los flujos de dólares, que están en el exterior, por parte del Fisco y de las AFP también aportarán lo suyo en este sentido. Por tanto, el BC debe centrarse más en el crecimiento económico que en la contención inflacionaria. Ya se habla de una reducción de la inflación futura y es casi seguro que ello ocurra para los próximos meses.
Entonces es clave, para preparar la salida de esta crisis, contar con un Estado reactivador y protector a la vez, y no, desregulador y liberalizador. Nosotros representamos un coalición política que ha gobernado estas casi dos décadas con mucho mas sensibilidad social que la derecha.
Recordar que en la crisis de principios del 80, la derecha económica (estilo Piñera), apuntó a reducciones del gasto (educación, salud, vivienda y Obras públicas), produciendo una altísima cesantía, que siempre estuvo en la década de los ochenta en niveles superiores al 14%.
Se disminuyó el 10% de las pensiones y el crecimiento del producto fue además bajísimo, en promedio no superior al 4%. Todo esto supuso casi 12 años para salir de la crisis con un costo social inconmensurable. No fue solución a ella, la creación de los tristemente célebres PEM y POJ. Hoy, con los mismos de siempre, Bûchi, entre otros, la Derecha sigue postulando las mismas recetas.
Por último, es fundamental insistir que Piñera hizo su fortuna en el mundo de la especulación bursátil y nunca ha creado una “empresa con chimenea”. Esto hay que decirlo públicamente con gran fuerza. De hecho, ayer reconocía haber tenido grandísimas pérdidas en esta pasada. “Mas de lo que hubiera deseado” fue su comentario. Claro, es su mundo, donde siempre se ha movido.
¿Da seguridad y confianza la candidatura presidencial de Piñera al país?
El país no se sentirá seguro con un especulador accionario a cargo y se necesita de un liderazgo fuerte, creíble y que proponga una estrategia mancomunada donde la empresa privada y la iniciativa pública deben ir de la mano, asegurando un crecimiento y una demanda razonable para que el empleo también esté lo mas asegurado posible.
Los chilenos (y en todas partes del mundo) necesitan propuestas de futuro que den estabilidad y tranquilidad y para eso son los gobiernos y los parlamentos que en esta crisis, creada por los especuladores privados, han debido salir a responder y actuar, además, de poner los recursos.
Por todo lo anterior, y concentrando en una frase nuestra postura con la que representa la Alianza por Chile, “NO DA, NI SOMOS LO MISMO”.
Aquí se demuestra que la estructura piramidal de las tesis de la derecha económica chilena y en general del mundo, se desplomaron. Los fundamentos de Milton Friedman y de los llamados “Chicago Boys Chilenos” quedaron destruidos.
Desregular el mercado, vía control e impuestos a ganancias de capital, sólo llevará a disminuir la capacidad del estado, al tener menores ingresos, de enfrentar estas situaciones y la enorme sangría que les provoca solucionarlas, con recursos que pertenecen a los ciudadanos. El mercado, por si solo, jamás se regulará y su único objetivo “ético” es maximizar sus ganancias, salvo que se acepte una crisis de tal tamaño que afecte a toda la economía global y que sobrepase con mucho a los que la generaron y por tanto dañando gravemente el desarrollo de los países al golpear sus sistemas financieros, su demanda y empleo.
No se trata de postular un enfoque socialista de estado para enfrentar la crisis, pero mucho menos las viejas recetas del liberalismo, como lo hace la derecha. Urge un Estado subsidiario con un rol mucho más activo e importante en esta situación, dentro del marco de una Economía Social de Mercado.
Miguel Ängel Schuda Godoy
La causa inicial se originó en los créditos hipotecarios Subprime, que golpearon e hicieron caer a los grandes Bancos de Inversiones Americanos y algunas reaseguradotas crediticias como AIG. Lo anterior, reveló que tenían una difícil situación patrimonial y de solvencia, muy expuesta a este tipo de créditos, provocándoles una incapacidad para levantar capital, a fin de hacer frente a sus obligaciones.
El miedo y la desconfianza comienzan a inundar los sistemas de flujos de capital, en donde los grandes de Wall Street no son capaces de “cubrir” sus compromisos y el gobierno de EEUU, en esa etapa inicial, actuó con dudas y en forma diversa, ej. Salva a Bearn Stern y deja caer a Lehman Brothers.
Cunde la desconfianza, los créditos se encarecen hasta cerrarse en el sistema, dado que los apalancamientos eran tales que afecta tb. A Europa y ahora globalmente, a casi toda la economía mundial.
Los bancos de inversión quiebran o se convierten en comerciales, todo el sistema financiero mundial tambalea. Y ahí estamos.
Los Gobiernos y Bancos Centrales empiezan a actuar inyectando al sistema financiero enormes sumas de dinero, en euros y dólares, no logrando aún restituir la credibilidad y la confianza suficiente en los mercados bursátiles, como lo demuestran la volatilidad inmensa en las bolsas accionarias. En Chile, la crisis ya se instaló, como también lo reflejó el IPSA o que las principales empresas, ligadas a la construcción, se encuentran con fuertes pérdidas en su valor accionario.
Si bien es cierto es una crisis financiera, su reflejo en la economía Real se hará sentir muy pronto (de hecho ya está ocurriendo), arrastrando a una recesión generalizada, que ya nadie discute y sólo falta determinar su profundidad y, particularmente, su duración.
Las principales fuentes de financiamiento están, aún, prácticamente paralizadas, prioritariamente en el sistema interbancario, pero también en el ámbito de empresas. En este momento, el crédito está muy restringido y eso llevará a una contracción evidente del comercio mundial.
De hecho, los principales commodities mundiales han caído y en el caso de Chile le afecta mas que le ayuda. Cae el petróleo, pero también lo hace el cobre, la celulosa, el molibdeno, los productos del agro, etc.
Cuando se dice que el país está en las mejores condiciones que nunca para enfrentar lo que viene, se está hablando del sector público, del Estado y sus cuentas, con un ahorro y reservas internacionales inmensas (+ - US$ 60.000 millones) y por ende estaría asegurado los compromisos presupuestarios que el gobierno tiene en materia social.
Lo grave, es que el efecto en la empresa privada será muy fuerte, primeramente a la ligada al comercio exterior, para luego afectar toda la economía en forma generalizada.
De esta manera, uno de los principales motores del desarrollo, las exportaciones, pueden entrar en momentos muy difíciles, afectando fuertemente la demanda, el crecimiento y el empleo.
Aquí es donde los recursos que el Estado ha cuidado para el tiempo de las “vacas flacas”, deben ser focalizados, no sólo en asegurar los compromisos sociales, sino también, en convertirse en elemento o motor de la economía, no-solo asegurando ciertos niveles de liquidez, sino también como un gran motor reactivador del Sector Real de nuestra economía. Hay que tener un mínimo de audacia para contener la crisis y apoyar el crecimiento.
El presupuesto nacional debería ser una señal.
El BC mantuvo la tasa de interés y muchos lo celebran (los gurúes y economistas de derecha querían incluso que se alzara en 25 puntos base) siendo una medida incorrecta ya que apunta en sentido contrario al crecimiento y además, insuficiente. Ayuda a la contención de la inflación, en forma relativa, ya que ella es más internacional que nacional, pero no hace nada por el crecimiento.
Tal como TODOS LOS BANCOS CENTRALES DEL MUNDO, debió haberla bajado.
Urge combinar política fiscal y monetaria. Hay que asegurarle al país que no crecerá la cesantía, ya que a la gente más le importa su trabajo que un cierto grado de inflación.
Se debe promover una agresiva política Nacional de O.O.P.P. (El gobierno de México lo acaba de proponer a su parlamento), revisar el sistema tributario vigente, por ej. disminuir los impuestos a las personas compensándolo con el de las empresas y con las ganancias de capital, aumentar los subsidios urbanos a la viviendas populares y a los sectores medios y por que no, bajar el IVA en un punto, que era parte del programa y compromiso cuando se alzó.
Se debe revisar el sistema impositivo a las PYMES, que podrían pagar impuesto a la renta sobre utilidades retiradas y enterar el IVA cada 3 meses, ayudándoles con su liquidez.. Medidas que evidentemente necesitan un análisis detallado, pero lo importante es fijar una política directa y efectiva de apoyo a su liquidez.
El BC debería manejar una tasa acorde con un crecimiento mínimo del 4%, y los flujos del dólar para que, siendo un incentivo a las exportaciones, no sea un elemento generador de inflación.
La situación de la demanda internacional, con su caída en los precios, ayudará fuertemente al Banco Central a contener la inflación, el ingreso de los flujos de dólares, que están en el exterior, por parte del Fisco y de las AFP también aportarán lo suyo en este sentido. Por tanto, el BC debe centrarse más en el crecimiento económico que en la contención inflacionaria. Ya se habla de una reducción de la inflación futura y es casi seguro que ello ocurra para los próximos meses.
Entonces es clave, para preparar la salida de esta crisis, contar con un Estado reactivador y protector a la vez, y no, desregulador y liberalizador. Nosotros representamos un coalición política que ha gobernado estas casi dos décadas con mucho mas sensibilidad social que la derecha.
Recordar que en la crisis de principios del 80, la derecha económica (estilo Piñera), apuntó a reducciones del gasto (educación, salud, vivienda y Obras públicas), produciendo una altísima cesantía, que siempre estuvo en la década de los ochenta en niveles superiores al 14%.
Se disminuyó el 10% de las pensiones y el crecimiento del producto fue además bajísimo, en promedio no superior al 4%. Todo esto supuso casi 12 años para salir de la crisis con un costo social inconmensurable. No fue solución a ella, la creación de los tristemente célebres PEM y POJ. Hoy, con los mismos de siempre, Bûchi, entre otros, la Derecha sigue postulando las mismas recetas.
Por último, es fundamental insistir que Piñera hizo su fortuna en el mundo de la especulación bursátil y nunca ha creado una “empresa con chimenea”. Esto hay que decirlo públicamente con gran fuerza. De hecho, ayer reconocía haber tenido grandísimas pérdidas en esta pasada. “Mas de lo que hubiera deseado” fue su comentario. Claro, es su mundo, donde siempre se ha movido.
¿Da seguridad y confianza la candidatura presidencial de Piñera al país?
El país no se sentirá seguro con un especulador accionario a cargo y se necesita de un liderazgo fuerte, creíble y que proponga una estrategia mancomunada donde la empresa privada y la iniciativa pública deben ir de la mano, asegurando un crecimiento y una demanda razonable para que el empleo también esté lo mas asegurado posible.
Los chilenos (y en todas partes del mundo) necesitan propuestas de futuro que den estabilidad y tranquilidad y para eso son los gobiernos y los parlamentos que en esta crisis, creada por los especuladores privados, han debido salir a responder y actuar, además, de poner los recursos.
Por todo lo anterior, y concentrando en una frase nuestra postura con la que representa la Alianza por Chile, “NO DA, NI SOMOS LO MISMO”.
Aquí se demuestra que la estructura piramidal de las tesis de la derecha económica chilena y en general del mundo, se desplomaron. Los fundamentos de Milton Friedman y de los llamados “Chicago Boys Chilenos” quedaron destruidos.
Desregular el mercado, vía control e impuestos a ganancias de capital, sólo llevará a disminuir la capacidad del estado, al tener menores ingresos, de enfrentar estas situaciones y la enorme sangría que les provoca solucionarlas, con recursos que pertenecen a los ciudadanos. El mercado, por si solo, jamás se regulará y su único objetivo “ético” es maximizar sus ganancias, salvo que se acepte una crisis de tal tamaño que afecte a toda la economía global y que sobrepase con mucho a los que la generaron y por tanto dañando gravemente el desarrollo de los países al golpear sus sistemas financieros, su demanda y empleo.
No se trata de postular un enfoque socialista de estado para enfrentar la crisis, pero mucho menos las viejas recetas del liberalismo, como lo hace la derecha. Urge un Estado subsidiario con un rol mucho más activo e importante en esta situación, dentro del marco de una Economía Social de Mercado.
Miguel Ängel Schuda Godoy
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