DC y PS: un diálogo sobre el futuro desde dos vertientes históricas
Este miércoles 22 octubre, convocados por el CED y el Instituto Igualdad se realizará un encuentro de diálogo y reflexión denominado “Fundamentos históricos y desafíos de futuro del acuerdo DC-PS” en las que intervendrán el ex Presidente Patricio Aylwin, Isabel Allende, José Antonio Viera-Gallo, Gutenberg Martínez, Ricardo Solari y Sergio Micco.
Se trata de hacer un balance de los que ha significado para el país este entendimiento en los últimos 20 años, pero especialmente de los próximos desafíos políticos que tiene este “pacto histórico” entre las vertientes político-culturales democratacristiana y socialista en nuestro país.
La Concertación de Partidos por la Democracia nació de la confluencia de un conjunto de fuerzas políticas y vertientes históricas surgidas durante el siglo XX. Uno de los aspectos más novedosos de dicho acuerdo lo constituyó la confluencia de dos fuerzas políticas históricas, las cuales habían estado en posiciones diferentes y antagónicas durante un período importante de nuestra vida política: la Democracia Cristiana y el Partido Socialista.
El diálogo entre la vertiente socialcristiana y la izquierda socialista nació a fines de los 70 y se intensificó durante la década del 80, al hilo de la reflexión sobre el quiebre de la institucionalidad democrática del año 73, y de la necesidad de conformar un amplio acuerdo a favor de la defensa de los DD.HH y del fin de la dictadura. Sin ese acercamiento y ese diálogo previo no es posible explicarse el surgimiento de la Concertación el año 88, y luego su proyección a través de cuatro gobiernos.
El acuerdo entre la DC y el PS y las demás fuerzas que conforman la Concertación, constituyeron una poderosa y sólida alianza política que no sólo fue exitosa en su tarea de terminar con la dictadura, sino en su capacidad de abrir un ciclo político histórico de amplias transformaciones políticas, sociales y culturales. En los últimos 20 años, la Concertación reconstruyó la democracia en nuestro país, produjo grandes avances en materia de verdad y justicia en DD.HH, redujo drásticamente la pobreza, ha ido crecientemente garantizando derechos sociales y laborales, reinsertó a Chile en el mundo. Junto con ello ha tenido una gran fortaleza electoral triunfando en todas las elecciones comunales, parlamentarias y presidenciales que se han registrado desde el 90 a la fecha.
Por otra parte, se ha ido generando una visión compartida que ese ciclo político-histórico iniciado con el triunfo del plebiscito del año 88 se ha ido agotando. En parte importante por el hecho de que el programa político que estaba a su base se ha ido cumpliendo y hoy estamos frente a un país profundamente transformado y en un nuevo contexto internacional, con otrosdesafíos y exigencias.
La pregunta que cabe hacerse, y la invitación es a no hacerlo de manera rutinaria, es acerca de cuales son hoy las bases para proyectar el entendimiento entre socialistas y democratacristianos en el próximo período histórico. Para muchos el acuerdo entre la DC y el PS tenía como horizonte el término de la transición y la consolidación de la democracia. Parecía que luego de “normalizado” el país estas vertientes políticas volverían a ocupar sus propios espacios y a competir entre sí. De hecho en el contexto internacional –aunque con excepciones importantes- lo más común es que las fuerzas socialistas y democratacristianas se confronten. Pareciera que nuestro camino político es otro: lo interesante es reflexionar y debatir acerca de qué fundamenta esta diferencia, cuáles son las razones programáticas y políticas para continuar unidos, que pasa con las respectivas identidades socialistas y socialcristianas en la próxima etapa.
Estamos a escasos días de una elección municipal que tendrá importantes proyecciones sobre el escenario político nacional y la definición de las opciones políticas para el 2009. Las directivas de la DC y el PS han suscrito recientemente un acuerdo en la ciudad de Concepción, reafirmando la importancia y sentido de la Concertación y de la necesidad de enfrentar con un candidato único la próxima contienda presidencial.
Detrás de esta declaración existe una motivación más profunda que aquellas que nacen de la coyuntura electoral municipal o incluso de las definiciones de un candidato presidencial, y éstas dicen relación con la necesidad de abrir una nueva etapa de diálogo y de reflexión entre todas las fuerzas políticas de la Concertación e incluso más allá de éstas, para la reafirmación y proyección de un proyecto progresista para Chile en la próxima etapa histórica.
En el objetivo de alentar y colaborar con ese proceso de reordenamiento político y renovación programática se inscribe este encuentro de reflexión y diálogo sobre el mundo socialista y democratacristiano, al cual han convocado el CED y el Instituto Igualdad.
La Concertación de Partidos por la Democracia nació de la confluencia de un conjunto de fuerzas políticas y vertientes históricas surgidas durante el siglo XX. Uno de los aspectos más novedosos de dicho acuerdo lo constituyó la confluencia de dos fuerzas políticas históricas, las cuales habían estado en posiciones diferentes y antagónicas durante un período importante de nuestra vida política: la Democracia Cristiana y el Partido Socialista.
El diálogo entre la vertiente socialcristiana y la izquierda socialista nació a fines de los 70 y se intensificó durante la década del 80, al hilo de la reflexión sobre el quiebre de la institucionalidad democrática del año 73, y de la necesidad de conformar un amplio acuerdo a favor de la defensa de los DD.HH y del fin de la dictadura. Sin ese acercamiento y ese diálogo previo no es posible explicarse el surgimiento de la Concertación el año 88, y luego su proyección a través de cuatro gobiernos.
El acuerdo entre la DC y el PS y las demás fuerzas que conforman la Concertación, constituyeron una poderosa y sólida alianza política que no sólo fue exitosa en su tarea de terminar con la dictadura, sino en su capacidad de abrir un ciclo político histórico de amplias transformaciones políticas, sociales y culturales. En los últimos 20 años, la Concertación reconstruyó la democracia en nuestro país, produjo grandes avances en materia de verdad y justicia en DD.HH, redujo drásticamente la pobreza, ha ido crecientemente garantizando derechos sociales y laborales, reinsertó a Chile en el mundo. Junto con ello ha tenido una gran fortaleza electoral triunfando en todas las elecciones comunales, parlamentarias y presidenciales que se han registrado desde el 90 a la fecha.
Por otra parte, se ha ido generando una visión compartida que ese ciclo político-histórico iniciado con el triunfo del plebiscito del año 88 se ha ido agotando. En parte importante por el hecho de que el programa político que estaba a su base se ha ido cumpliendo y hoy estamos frente a un país profundamente transformado y en un nuevo contexto internacional, con otrosdesafíos y exigencias.
La pregunta que cabe hacerse, y la invitación es a no hacerlo de manera rutinaria, es acerca de cuales son hoy las bases para proyectar el entendimiento entre socialistas y democratacristianos en el próximo período histórico. Para muchos el acuerdo entre la DC y el PS tenía como horizonte el término de la transición y la consolidación de la democracia. Parecía que luego de “normalizado” el país estas vertientes políticas volverían a ocupar sus propios espacios y a competir entre sí. De hecho en el contexto internacional –aunque con excepciones importantes- lo más común es que las fuerzas socialistas y democratacristianas se confronten. Pareciera que nuestro camino político es otro: lo interesante es reflexionar y debatir acerca de qué fundamenta esta diferencia, cuáles son las razones programáticas y políticas para continuar unidos, que pasa con las respectivas identidades socialistas y socialcristianas en la próxima etapa.
Estamos a escasos días de una elección municipal que tendrá importantes proyecciones sobre el escenario político nacional y la definición de las opciones políticas para el 2009. Las directivas de la DC y el PS han suscrito recientemente un acuerdo en la ciudad de Concepción, reafirmando la importancia y sentido de la Concertación y de la necesidad de enfrentar con un candidato único la próxima contienda presidencial.
Detrás de esta declaración existe una motivación más profunda que aquellas que nacen de la coyuntura electoral municipal o incluso de las definiciones de un candidato presidencial, y éstas dicen relación con la necesidad de abrir una nueva etapa de diálogo y de reflexión entre todas las fuerzas políticas de la Concertación e incluso más allá de éstas, para la reafirmación y proyección de un proyecto progresista para Chile en la próxima etapa histórica.
En el objetivo de alentar y colaborar con ese proceso de reordenamiento político y renovación programática se inscribe este encuentro de reflexión y diálogo sobre el mundo socialista y democratacristiano, al cual han convocado el CED y el Instituto Igualdad.
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