Las grandes Alamedas en la era digital. Arturo Arriagada
Gracias a Obama, la fiebre digital está afectando el diseño de las campañas electorales. Si antes para los políticos el juguete de moda fue la televisión, ahora es la red social. Pero ya que los chilenos son más fieles a las cajitas rectangulares que a Internet, la política 2.0 es más utopía que realidad.
Tanto para ganar votos como para construir y potenciar sus alianzas con los partidos y coaliciones, las campañas políticas son imprescindibles para los candidatos. Cuando el tiempo y los recursos son escasos, los medios se convierten en una importante plataforma para que difundan sus propuestas. Pero las campañas dependen del tipo de elección que se enfrente. En las presidenciales, los votantes tienden a inclinarse más por personas que por partidos. En las municipales y parlamentarias, los electores optan preferentemente por los partidos que los candidatos representan.
Si bien los nuevos medios que han surgido en Internet constituyen un atractivo espacio de interacción entre candidatos y electores, la masividad de la televisión impide que en Chile las campañas políticas naveguen sin hundirse por la red. La última encuesta del Consejo Nacional de Televisión (agosto, 2008) refleja que un 76% de los chilenos ve todos los días televisión abierta y sólo un 26% utiliza Internet con la misma frecuencia. Para informarse, 8 de cada 10 chilenos consumen diariamente un noticiero en la televisión abierta que es bien evaluado con notas 6 y 7 por el 74,4%. Aunque el consumo televisivo ha disminuido en los últimos 3 años y el uso de Internet aumenta poco a poco, los chilenos todavía se sienten más cómodos con el zapping que con la Web 2.0.
Ya que la política no cuenta con la necesaria confianza ciudadana, los jóvenes no se inscriben en los registros electorales y los inscritos salen cada vez más desganados de sus casas para sufragar. De acuerdo a los datos del Observatorio Electoral UDP, en 2008 sólo el 60% de la población en edad de votar irá a las urnas. Si a esto le agregamos que en 2007 -según la Subtel- sólo un 26% de los hogares tenía acceso a Internet, cuesta imaginar en Chile un fervor electoral como el de Obama en EE.UU.
Es por esto que los nuevos medios no serán capaces de reencantar por sí mismos a una ciudadanía que desconfía cada vez más de su clase política. De acuerdo a la V Encuesta del INJUV en 2006, sólo un 7% de los jóvenes entre 15 y 29 años confía en los partidos políticos, mientras a un 31% le interesa participar en una comunidad virtual. Ya que en Chile la gente se informa más por la televisión que por Internet, los candidatos tienen incentivos concretos para acercarse a los votantes viejos en vez de hacer campañas online para los sub 29.
En tanto los jóvenes conviertan su incipiente participación online en votos, podremos celebrar la efectividad de la política 2.0. Con ello, la clase política tendrámás incentivos para entrar con una estrategia convincente al mundo de las campañas por Internet. Iniciativas ciudadanas como tueliges.cl, politicastereo.cl y partidospoliticos.cl son señales de que la cosa debiera ir para allá. Pero antes de eso -citando a Allende- es necesario que se abran las grandes alamedas de la era digital para que todos los chilenos puedan navegar en igualdad de condiciones y así construir una sociedad mejor.
Tanto para ganar votos como para construir y potenciar sus alianzas con los partidos y coaliciones, las campañas políticas son imprescindibles para los candidatos. Cuando el tiempo y los recursos son escasos, los medios se convierten en una importante plataforma para que difundan sus propuestas. Pero las campañas dependen del tipo de elección que se enfrente. En las presidenciales, los votantes tienden a inclinarse más por personas que por partidos. En las municipales y parlamentarias, los electores optan preferentemente por los partidos que los candidatos representan.
Si bien los nuevos medios que han surgido en Internet constituyen un atractivo espacio de interacción entre candidatos y electores, la masividad de la televisión impide que en Chile las campañas políticas naveguen sin hundirse por la red. La última encuesta del Consejo Nacional de Televisión (agosto, 2008) refleja que un 76% de los chilenos ve todos los días televisión abierta y sólo un 26% utiliza Internet con la misma frecuencia. Para informarse, 8 de cada 10 chilenos consumen diariamente un noticiero en la televisión abierta que es bien evaluado con notas 6 y 7 por el 74,4%. Aunque el consumo televisivo ha disminuido en los últimos 3 años y el uso de Internet aumenta poco a poco, los chilenos todavía se sienten más cómodos con el zapping que con la Web 2.0.
Ya que la política no cuenta con la necesaria confianza ciudadana, los jóvenes no se inscriben en los registros electorales y los inscritos salen cada vez más desganados de sus casas para sufragar. De acuerdo a los datos del Observatorio Electoral UDP, en 2008 sólo el 60% de la población en edad de votar irá a las urnas. Si a esto le agregamos que en 2007 -según la Subtel- sólo un 26% de los hogares tenía acceso a Internet, cuesta imaginar en Chile un fervor electoral como el de Obama en EE.UU.
Es por esto que los nuevos medios no serán capaces de reencantar por sí mismos a una ciudadanía que desconfía cada vez más de su clase política. De acuerdo a la V Encuesta del INJUV en 2006, sólo un 7% de los jóvenes entre 15 y 29 años confía en los partidos políticos, mientras a un 31% le interesa participar en una comunidad virtual. Ya que en Chile la gente se informa más por la televisión que por Internet, los candidatos tienen incentivos concretos para acercarse a los votantes viejos en vez de hacer campañas online para los sub 29.
En tanto los jóvenes conviertan su incipiente participación online en votos, podremos celebrar la efectividad de la política 2.0. Con ello, la clase política tendrámás incentivos para entrar con una estrategia convincente al mundo de las campañas por Internet. Iniciativas ciudadanas como tueliges.cl, politicastereo.cl y partidospoliticos.cl son señales de que la cosa debiera ir para allá. Pero antes de eso -citando a Allende- es necesario que se abran las grandes alamedas de la era digital para que todos los chilenos puedan navegar en igualdad de condiciones y así construir una sociedad mejor.
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