EL DEBATE SOBRE LAS PRIMARIAS. E.Ortega F.
Señora Directora:
No dejan de sorprender las vueltas y piruetas que se han producido en el debate sobre el mecanismo de selección de los candidatos presidenciales en cada partido y del abanderado de la Concertación. Mientras las encuestas indican un aumento sistemático de la desconfianza y desidentificación de la sociedad chilena con los partidos, cuando todos en privado reclaman por una necesaria renovación de la política, los partidos buscan mecanismos de selección de sus candidatos cada vez más cerrados y poco participativos.
En el congreso del Partido Socialista se derrotó la idea de establecer una primaria abierta; aprobándose como mecanismo una convención en que predomina el aparato partidario (alcaldes, concejales, diputados, senadores y presidentes comunales). Aunque en el congreso ideológico de la Democracia Cristiana se aprobó la idea de que los candidatos a elección popular se elegirían en primarias abiertas, Soledad Alvear y sus partidarios han señalado que buscarán su proclamación presidencial en una junta nacional en que también predomina el aparato partidario.
Pareciera que muy pocos recuerdan el Programa de Gobierno de Michelle Bachelet: "Una democracia sin partidos se debilita. Por ello, impulsaremos una ley para promover la democracia interna de los partidos políticos. Propondremos la exigencia de elecciones primarias para la definición de candidaturas locales, regionales y nacionales". ¿Cómo explicarle a la ciudadanía esta obvia contradicción?
Lamentablemente, algunas directivas partidarias han decidido privilegiar la mantención del actual orden político, dejando de lado la necesaria renovación del sistema de partidos. El costo ha sido el aumento de la desidentificación partidaria. El sistema ha producido estabilidad política, pero no logra adaptarse a los cambios que comienzan a sentirse en la sociedad. Más aún, el fin de la división política entre pinochetismo-antipinochetismo hace aún más urgente la necesidad de abrir mecanismos para la renovación partidaria y que, al mismo tiempo, ayuden a la estabilidad del sistema presidencial.
Ha llegado la hora de que los dirigentes partidarios dejen de pensar en qué le conviene a su facción partidaria o qué mecanismo es mejor para su candidato presidencial. Es de la esencia de los sistemas políticos democráticos que los liderazgos deben reconcursar por el voto de los ciudadanos. En la democracia oligárquiga chilena de los siglos XIX Y XX era posible que los candidatos presidenciales se eligieran en convenciones partidarias cerradas. La democracia participativa del siglo XXI que queremos para Chile hace indispensgble que los liderazgos políticos surjan de mecanismos abiertos yparticipativos.
Eugenio Ortega Frei
Doctor en Ciencia Política
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No dejan de sorprender las vueltas y piruetas que se han producido en el debate sobre el mecanismo de selección de los candidatos presidenciales en cada partido y del abanderado de la Concertación. Mientras las encuestas indican un aumento sistemático de la desconfianza y desidentificación de la sociedad chilena con los partidos, cuando todos en privado reclaman por una necesaria renovación de la política, los partidos buscan mecanismos de selección de sus candidatos cada vez más cerrados y poco participativos.
En el congreso del Partido Socialista se derrotó la idea de establecer una primaria abierta; aprobándose como mecanismo una convención en que predomina el aparato partidario (alcaldes, concejales, diputados, senadores y presidentes comunales). Aunque en el congreso ideológico de la Democracia Cristiana se aprobó la idea de que los candidatos a elección popular se elegirían en primarias abiertas, Soledad Alvear y sus partidarios han señalado que buscarán su proclamación presidencial en una junta nacional en que también predomina el aparato partidario.
Pareciera que muy pocos recuerdan el Programa de Gobierno de Michelle Bachelet: "Una democracia sin partidos se debilita. Por ello, impulsaremos una ley para promover la democracia interna de los partidos políticos. Propondremos la exigencia de elecciones primarias para la definición de candidaturas locales, regionales y nacionales". ¿Cómo explicarle a la ciudadanía esta obvia contradicción?
Lamentablemente, algunas directivas partidarias han decidido privilegiar la mantención del actual orden político, dejando de lado la necesaria renovación del sistema de partidos. El costo ha sido el aumento de la desidentificación partidaria. El sistema ha producido estabilidad política, pero no logra adaptarse a los cambios que comienzan a sentirse en la sociedad. Más aún, el fin de la división política entre pinochetismo-antipinochetismo hace aún más urgente la necesidad de abrir mecanismos para la renovación partidaria y que, al mismo tiempo, ayuden a la estabilidad del sistema presidencial.
Ha llegado la hora de que los dirigentes partidarios dejen de pensar en qué le conviene a su facción partidaria o qué mecanismo es mejor para su candidato presidencial. Es de la esencia de los sistemas políticos democráticos que los liderazgos deben reconcursar por el voto de los ciudadanos. En la democracia oligárquiga chilena de los siglos XIX Y XX era posible que los candidatos presidenciales se eligieran en convenciones partidarias cerradas. La democracia participativa del siglo XXI que queremos para Chile hace indispensgble que los liderazgos políticos surjan de mecanismos abiertos yparticipativos.
Eugenio Ortega Frei
Doctor en Ciencia Política
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