martes, abril 01, 2008

El Estado de Derecho, antídoto contra la incertidumbre

Estimados Camradas:
Les envío el artículo de la semana política de ElMercurio de hoy Domingo 30 de Marzo.Les marqué las oraciones y párrafos que demuestran elblanco de la derecha, que a muchos se les ha olvidado.Noten, que para la derecha vuelve a ser relevantedestacar el gobierno de Lagos como ejemplo dedesarrollo e incondicionalidad al modelo neoliberal ydenuncia a los agentes que presionan y resultan unpeligro para el modelo como los colorines, loscomunistas, díscolos y otros grupos minoritarios.Finalmente, El Mercurio llama a tener convicción en elmodelo neoliberal.Esto deja en claro, que la derecha nos recuerdaquienes son sus ejemplos a seguir, sus aliados yquienes son sus adversarios o enemigos. Claramente, ladirectiva del PDC queda fuera del debate, por cuantosu ausencia de discurso y propuesta deja al partido enla exclusión política, lo que termina pavimentando elcamino a la derecha, debido a la carencia de canalesformales de canalización de descontento social. Eldescontento social es fundamental guiarlo a través dela crítica al modelo de desarrollo neoliberal. Eso eslo que le duele a la derecha. Lamentablemente tambiéna algunos camaradas, sobretodo que nos dirijen.
Fraternalmente
Gonzalo Wielandt

El Estado de Derecho, antídoto contra la incertidumbre
Chile no puede resignarse al retraso indefinido en llegar al desarrollo. Condición básica para ello es que impere un Estado de Derecho. Cuando los actores saben que las normas se aplican, que no admiten excepciones arbitrarias y que son igualmente exigibles para todos, pueden desplegar su potencial creativo. ¿Hasta qué punto se da hoy en Chile esa certeza imprescindible para el desarrollo?
Esta semana se asistió a indicios contradictorios. En lo positivo, destaca la respuesta del Gobierno, cuando hizo desalojar sin contemplaciones la toma de dos terminales de buses del Transantiago, y su claridad en la acción policial en el "Día del Joven Combatiente". Es lo que siempre debió hacer frente a todo acto de fuerza ilegal, cualesquiera fueran sus actores y motivos. La omisión de hacerlo, reiterada por años -de modo paradigmático en el caso de los subcontratistas-, ha oscurecido en grado inquietante el clima laboral.
Chile emprende mañana una reforma mayor de la justicia laboral. Con eso -más allá de eventuales deficiencias del nuevo sistema-, ratifica el ánimo nacional de resolver los conflictos por las vías del derecho, en vez de meras decisiones políticas de las autoridades de turno, o por la violencia de un grupo u otro -ocupaciones ilegales, cortes de caminos y demás-. El país repudia los abusos laborales de cualquiera de las partes, pero quiere su sanción en el marco de la ley.
Desde esa perspectiva, también es positivo que la autoridad lograra la detención del líder ideológico de la Coordinadora Arauco Malleco, prófugo desde noviembre pasado, en cuyo poder se encontró abundante material violentista.
Pero esos hechos positivos deben transformarse en una política invariable, sin excepciones para con nadie, sean trabajadores, empleadores, estudiantes o cualquier otro grupo. Eso debe valer por igual en salmoneras, mineras, universidades, el agro y todos los demás sectores. Por eso, los brotes de violencia que azotaron Santiago con motivo del "Día del Joven Combatiente" expresan exactamente aquello que la autoridad no puede permitir que ocurra una y otra vez.
En los próximos dos años, el Gobierno enfrentará, en el agro y en otras áreas, problemas no demasiado distintos de los que encaran otros países que deben adaptarse a una globalización inescapable. Pero necesita hacerlo con una posición clara. Bajo el gobierno del Presidente Lagos se creyó que el debate sobre el modelo de economía libre había culminado, y que el país tenía un marco claro para desarrollarse en los próximos años. Hoy, sin embargo, un arco de presiones políticas que incluye a "colorines", comunistas, "díscolos" y otros grupos minoritarios, hace vacilar esa confianza. Para recuperarla, es necesaria la convicción de todos.