jueves, febrero 14, 2008

A PROPOSITO DEL GRAL. ® SANTELICES.( Carta que El Mercurio mutiló)

Señor
Director:
El General (R) Gonzalo Santelices sostiene (Cuerpo D, entrevista 10 de febrero) que su participación en los hechos de Antofagasta en 1973 fue muy secundaria, que el traslado de detenidos que le ordenaron no era ilegal y que por tanto no podía desobedecer y que, finalmente, rezó por el alma de los asesinados.

Todo aquello es muy conmovedor, pero no explica varias cosas. Desde luego su confesión religiosa post crímenes revela que tenía conciencia de culpa. Eso es loable, pero contradictorio con permanecer en el mismo Ejército, sin conflicto moral alguno, por los 34 años siguientes. Incluyendo los 17 posteriores al episodio que nos ocupa. Aún más, se enoja cuando el Comandante en Jefe le pide la renuncia, exactamente por los mismos hechos de su confesión. Humanamente es posible entender al General.

Aún más, tal vez yo habría hecho lo mismo que él, obligado por un miedo patológico. La diferencia es que él perseveró hasta ser General de la República, o sea un "noble y valiente soldado", formado profesionalmente para la guerra, mientras el que escribe es un cobarde que cruza la calle cuando hay un perro suelto.

¿Que pasaría en una guerra de verdad con estos Oficiales de Estado Mayor? Creo que en este tema, además, se han confundido planos distintos. Uno es el de la responsabilidad penal (tal vez Santelices no la tenga), pero algo completamente distinto es su permanencia en el Ejército, ya que éste debe ser inmaculado, sin sombra de dudas, sin tacha moral alguna. Concluyo: pienso que a pesar de los 17 años de dictadura, a nuestro país le sigue faltando la capacidad de espantarse ante el horror.

En Alemania al Nobel e izquierdista Günter Grass casi se lo comieron cuando se supo que había pertenecido a las juventudes hitlerianas cuando tenía ¡¡¡¡14 años ¡!!! (menor que el General y sin ejecución de presos indefensos de por medio). Los países que no aprenden de su historia, están condenados a repetirla.

Atentamente
Carlos Fresno Ortega
Abogado