¿Así nos reconciliaremos? J.Reyes.

Pese a ello hemos visto con estupor el episodio del ahora retirado General Santelices. El Juez Guzmán (a quién nadie le podría decir que tiene simpatías por los militares) expresa que "si yo hubiera terminado fallando en ése proceso, lo habría absuelto". Igual de estupefactos nos deja el hecho que todos los ascensos del citado oficial, fueron cursados con toda la información a disposición de las autoridades pertinentes (absurda es la excusa, de que no venía ése detalle -la comparecencia judicial- en las carpetas; hoy, cualquiera de nosotros, a través de los motores de búsqueda de internet, nos encontramos en disposición de saber los hechos públicos). Personas como Jaime Ravinet y Nelson Haddad, que desempeñaron altos cargos en el Ministerio de Defensa, como asimismo el General Juan E. Cheyre, han manifestado que "los antecedente de éste caso eran de dominio público y no podría alegarse desconocimiento. El ministro Viera Gallo, valientemente, dijo que un oficial que recién venía saliendo de la escuela, no podía oponer objeciones a órdenes superiores; el propio y actual Ministro de Defensa, dice que existe la doctrina de "presunción de inocencia"; el representante de la Iglesia Católica, Monseñor Contreras, opina que en hechos de ésta connotación, no es reprochable la conducta del entonces oficial. En resumen........todos los que conocen de cerca la situación, están de acuerdo en que el General Santelices no tuvo participación directa ni culpable en los crímenes de la caravana de la muerte. Sin embargo el Gobierno fuerza al Ejército a llamarlo a retiro,.... el que se disfraza de "renuncia voluntaria e indeclinable". Todo ello porque se deslizó a alguna prensa "que el general sería llamado a declarar, en calidad de inculpado", por los querellantes. Lo preocupante es que con ésto se está dando, a nivel de fuerzas armadas, un claro caso de lo que podríamos llamar "impedimento tiempo-espacial". Es decir, nadie que haya servido durante los años del gobierno de Pinochet y que haya estado, aún sin culpabilidad demostrada, y coetáneamente cerca de un hecho punible, podrá acceder a ser miembro del alto mando, truncando así sus carreras.
¿Podemos aceptar, sin objeciones, que personas que nada tienen que ver con el Gobierno sean contraloras de nombramientos, en cualquier esfera que éstos se realicen? ¿Y que se les haga caso? Ello, claramente, no es justicia ni reparación, se parece mucho más a la venganza y a la revancha. Con éste tipo de actitudes, quienes solicitaron la salida del oficial ya aludido, no están sino prolongando por los siglos de los siglos la necesaria reconciliación que queremos la gran mayoría de los chilenos, para que puedan así coexistir en el futuro y en forma pacífica, todos nuestros descendientes. Pienso que ya es hora que empecemos a preocuparnos por ello. JOSÉ F. REYES S.
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