miércoles, febrero 13, 2008

¿Así nos reconciliaremos? J.Reyes.

En una anterior colaboración, con respecto a la supuesta asistencia de la Presidenta Bachelet a la inauguración del monumento al Sr. Jaime Guzmán, asesinado senador de la UDI, me permití entrar al delicado tema de la reconciliación. Como dato a consignar, quiero decir que soy un exonerado político, tuve familiares relegados, nuestro hogar fue allanado, una cuñada apremiada por la CNI y me cupo el privilegio de ser quién estuvo a cargo de organizar las conferencias de prensa para el Proyecto de Desarrollo Nacional (PRODEN), entidad creada por Jorge Lavanderoy desde la que se coordinaba, junto a las fuerzas sociales, todas las protestas que sufrió Pinochet, entre muchas otras actividades. Dicho lo anterior, para información de aquellos más suspicaces que nunca faltan, quiero formular mi preocupación por el tema con que he titulado ésta nota. A ésta altura de la vida, quienes nos acercamos raudos a cumplir los 60 años y tenemos hijos, nietos, sobrinos y sobrinos nietos, vemos con alarma que, en algunos sectores de nuestra sociedad, no hay cabida para la reconciliación. Quienes vivimos a plenitud la vorágine política desde el año 1965 en adelante; que luchamos desde la democracia contra el gobierno de Allende; que sufrimos la represión social y laboral del gobierno militar y que finalmente recuperamos con medios pacíficos nuestra Democracia tenemos el deber y la obligación de legarle a nuestros descendientes una SOCIEDAD CHILENA RECONCILIADA. Mucho se ha avanzado para ello en los gobiernos concertacionistas, se formaron las comisiones especializadas para hacer justicia en las violaciones a los derechos humanos; se impulsaron los juicios a quienes perpetraron estos repudiables actos; se reconoció desde el Gobierno (como olvidar áquel discurso de Aylwin), la magnitud de éstas violaciones; se están cerrando muchos de los procesos, con condenas de por vida para los autores de éstos hechos; se dispuso la entrega de compensaciones económicas, prestaciones de salud, jubilaciones anticipadas y muchos otros tipos de ayuda a todos los que lograron comprobar su calidad de víctimas. Se está creando un referente, institucional, en materia de Derechos Humanos; se ha instruído al Ministerio de Educación para incluir en los planes de estudio, las materias referentes al tema, etc., etc......Además de ello, las instituciones armadas, a través de sus Máximos Jefes han pronunciado un NUNCA MÁS y el respeto a los derechos humanos es hoy una materia que las fuerzas armadas, carabineros, policía de investigaciones y gendarmería imparte en aquellas escuelas que forman a sus integrantes.
Pese a ello hemos visto con estupor el episodio del ahora retirado General Santelices. El Juez Guzmán (a quién nadie le podría decir que tiene simpatías por los militares) expresa que "si yo hubiera terminado fallando en ése proceso, lo habría absuelto". Igual de estupefactos nos deja el hecho que todos los ascensos del citado oficial, fueron cursados con toda la información a disposición de las autoridades pertinentes (absurda es la excusa, de que no venía ése detalle -la comparecencia judicial- en las carpetas; hoy, cualquiera de nosotros, a través de los motores de búsqueda de internet, nos encontramos en disposición de saber los hechos públicos). Personas como Jaime Ravinet y Nelson Haddad, que desempeñaron altos cargos en el Ministerio de Defensa, como asimismo el General Juan E. Cheyre, han manifestado que "los antecedente de éste caso eran de dominio público y no podría alegarse desconocimiento. El ministro Viera Gallo, valientemente, dijo que un oficial que recién venía saliendo de la escuela, no podía oponer objeciones a órdenes superiores; el propio y actual Ministro de Defensa, dice que existe la doctrina de "presunción de inocencia"; el representante de la Iglesia Católica, Monseñor Contreras, opina que en hechos de ésta connotación, no es reprochable la conducta del entonces oficial. En resumen........todos los que conocen de cerca la situación, están de acuerdo en que el General Santelices no tuvo participación directa ni culpable en los crímenes de la caravana de la muerte. Sin embargo el Gobierno fuerza al Ejército a llamarlo a retiro,.... el que se disfraza de "renuncia voluntaria e indeclinable". Todo ello porque se deslizó a alguna prensa "que el general sería llamado a declarar, en calidad de inculpado", por los querellantes. Lo preocupante es que con ésto se está dando, a nivel de fuerzas armadas, un claro caso de lo que podríamos llamar "impedimento tiempo-espacial". Es decir, nadie que haya servido durante los años del gobierno de Pinochet y que haya estado, aún sin culpabilidad demostrada, y coetáneamente cerca de un hecho punible, podrá acceder a ser miembro del alto mando, truncando así sus carreras.
¿Podemos aceptar, sin objeciones, que personas que nada tienen que ver con el Gobierno sean contraloras de nombramientos, en cualquier esfera que éstos se realicen? ¿Y que se les haga caso? Ello, claramente, no es justicia ni reparación, se parece mucho más a la venganza y a la revancha. Con éste tipo de actitudes, quienes solicitaron la salida del oficial ya aludido, no están sino prolongando por los siglos de los siglos la necesaria reconciliación que queremos la gran mayoría de los chilenos, para que puedan así coexistir en el futuro y en forma pacífica, todos nuestros descendientes. Pienso que ya es hora que empecemos a preocuparnos por ello. JOSÉ F. REYES S.