FRATERNIDAD. S.Robles.
Uno de los principios ideológicos de la DC, es: “Somos comunitaristas. Vivir, es convivir”. Una de las facetas en las que se realizaba este principio, es la “Confraternidad Demócrata Cristiana”. Hasta no hace mucho tiempo atrás, esto se reflejaba con la frase “en la confraternidad demócrata cristiana, se despide de Ud...”, frase que se colocaba al final de cartas, instrucciones o simples comunicaciones en el partido.
Eso, ya pasó. Bastó que Adolfo Zaldívar, diera a conocer en el senado su posición frente al Transantiago, frente al modelo económico, frente a las PYMES, para que esta confraternidad demócrata cristiana estallara en pedazos. Ni hablar cuando este senador fue pasado al Tribunal Supremo DC. Allí, al tratarse su expulsión de la DC, se produjo el caos. Todo lo que sirviera para denigrar, para difamar era bueno. No importaba la “Confraternidad DC”, ésta era sólo la expresión de un principio, el que perfectamente se podía pisotear. Sólo importaba quien era mas creativo en el arte de la maledicencia. No importaba si había argumentos o no. Lo que había es si estás a favor o en contra de la directiva DC. Si estás a favor, eres bueno; si estás en contra eres malo. Lo peor de todo, era que esto venía de arriba, de la cúpula directiva. Aún hoy, luego de la expulsión de Zaldívar, de la llegada de la Navidad y de la renuncia de los diputados colorines, cuando se creía que la efervescencia verbal estaba pasando, esta maledicencia se hizo presente nuevamente, al presentar su renuncia por escrito al PDC, la familia del senador Zaldívar. Los señores Burgos, Pizarro y Mico no soportaron este nuevo golpe a la DC, y acudieron a la difamación, la mentira y la maledicencia en contra de una familia que sólo apretaba filas con uno de sus componentes, Y lo hacían con firmeza y en forma respetuosa. Todos lo leímos en el diario “El Mercurio” Y como es posible apreciar, nuevamente esta agresión vino desde arriba, de la cúpula directiva.
Y pensar que la DC afirma en sus principios ético-ideológicos, que “la familia es para la DC la mas importante comunidad, la base mas sólida para el desarrollo de la persona y la vida en común. Promovemos la búsqueda del amor estable y la familia unida, que tiene su expresión ideal en el matrimonio entre un hombre y una mujer”. Puras palabras, nada de esto se refleja en las opiniones de Burgos, Pizarro y Mico, acerca de la carta renuncia, en comento. Al contrario, sus expresiones de odio fueron patentes al criticar esta renuncia. Aparentemente no conocen otra forma de expresarse. ¿Y, donde queda la “Confraternidad DC”? ¿Sólo existe como forma de despedirse y quedar bien con las personas con que se comunican? ¿O bien la Confraternidad DC está demás, y por el momento hay que olvidarse de ella, pues molesta mucho?
Lentamente la DC ha ido demostrando que eso de los principios ético-ideológicos, basados en el Humanismo Cristiano, son sólo frases, palabras, las que al llegar el momento de actuar basados en ellos, son fácilmente olvidados, sobretodo por las cúpulas directivas. De poco sirvió el V Congreso Ideológico, si luego para actuar se olvida en lo que se cree y profesa. A este fingimiento de ideales, que en la realidad sólo se tienen para figurar, y que llegado el momento de ponerlos en práctica “se olvidan”, le llamamos: HIPOCRESÍA. Hipocresía viene del latín “hypocrisis”, y se entiende como una crisis de identidad de una persona, de actuación fingida y con doble standard, frente a determinadas situaciones, ej: estoy en contra del aborto y lo combato; pero permito que mi mujer lo practique. Esta hipocresía es perfectamente aplicable a los señores Burgos, Pizarro y Mico, en la crítica a la carta de renuncia a la DC de la familia del senador Zaldívar. Estas personas conocen los ideales DC, y dicen practicarlos, pero llegado el momento, arrugan.
Antiguamente los radicales, como broma y debido a que los ideales DC eran de una gran pureza, nos llamaban “hipócritas cretinos”, en lugar de “demócratacristianos”. Aparentemente, hoy la DC les da la razón.
Al terminar las cartas, instrucciones o cualquier comunicación, este PDC ya no debería colocar mas la frase “en la confraternidad demócrata cristiana, le saludan...” Luego de todo lo que ha sucedido, colocar esta frase, es una verdadera hipocresía.
SANTIAGO ROBLES VALENCIA
Eso, ya pasó. Bastó que Adolfo Zaldívar, diera a conocer en el senado su posición frente al Transantiago, frente al modelo económico, frente a las PYMES, para que esta confraternidad demócrata cristiana estallara en pedazos. Ni hablar cuando este senador fue pasado al Tribunal Supremo DC. Allí, al tratarse su expulsión de la DC, se produjo el caos. Todo lo que sirviera para denigrar, para difamar era bueno. No importaba la “Confraternidad DC”, ésta era sólo la expresión de un principio, el que perfectamente se podía pisotear. Sólo importaba quien era mas creativo en el arte de la maledicencia. No importaba si había argumentos o no. Lo que había es si estás a favor o en contra de la directiva DC. Si estás a favor, eres bueno; si estás en contra eres malo. Lo peor de todo, era que esto venía de arriba, de la cúpula directiva. Aún hoy, luego de la expulsión de Zaldívar, de la llegada de la Navidad y de la renuncia de los diputados colorines, cuando se creía que la efervescencia verbal estaba pasando, esta maledicencia se hizo presente nuevamente, al presentar su renuncia por escrito al PDC, la familia del senador Zaldívar. Los señores Burgos, Pizarro y Mico no soportaron este nuevo golpe a la DC, y acudieron a la difamación, la mentira y la maledicencia en contra de una familia que sólo apretaba filas con uno de sus componentes, Y lo hacían con firmeza y en forma respetuosa. Todos lo leímos en el diario “El Mercurio” Y como es posible apreciar, nuevamente esta agresión vino desde arriba, de la cúpula directiva.
Y pensar que la DC afirma en sus principios ético-ideológicos, que “la familia es para la DC la mas importante comunidad, la base mas sólida para el desarrollo de la persona y la vida en común. Promovemos la búsqueda del amor estable y la familia unida, que tiene su expresión ideal en el matrimonio entre un hombre y una mujer”. Puras palabras, nada de esto se refleja en las opiniones de Burgos, Pizarro y Mico, acerca de la carta renuncia, en comento. Al contrario, sus expresiones de odio fueron patentes al criticar esta renuncia. Aparentemente no conocen otra forma de expresarse. ¿Y, donde queda la “Confraternidad DC”? ¿Sólo existe como forma de despedirse y quedar bien con las personas con que se comunican? ¿O bien la Confraternidad DC está demás, y por el momento hay que olvidarse de ella, pues molesta mucho?
Lentamente la DC ha ido demostrando que eso de los principios ético-ideológicos, basados en el Humanismo Cristiano, son sólo frases, palabras, las que al llegar el momento de actuar basados en ellos, son fácilmente olvidados, sobretodo por las cúpulas directivas. De poco sirvió el V Congreso Ideológico, si luego para actuar se olvida en lo que se cree y profesa. A este fingimiento de ideales, que en la realidad sólo se tienen para figurar, y que llegado el momento de ponerlos en práctica “se olvidan”, le llamamos: HIPOCRESÍA. Hipocresía viene del latín “hypocrisis”, y se entiende como una crisis de identidad de una persona, de actuación fingida y con doble standard, frente a determinadas situaciones, ej: estoy en contra del aborto y lo combato; pero permito que mi mujer lo practique. Esta hipocresía es perfectamente aplicable a los señores Burgos, Pizarro y Mico, en la crítica a la carta de renuncia a la DC de la familia del senador Zaldívar. Estas personas conocen los ideales DC, y dicen practicarlos, pero llegado el momento, arrugan.
Antiguamente los radicales, como broma y debido a que los ideales DC eran de una gran pureza, nos llamaban “hipócritas cretinos”, en lugar de “demócratacristianos”. Aparentemente, hoy la DC les da la razón.
Al terminar las cartas, instrucciones o cualquier comunicación, este PDC ya no debería colocar mas la frase “en la confraternidad demócrata cristiana, le saludan...” Luego de todo lo que ha sucedido, colocar esta frase, es una verdadera hipocresía.
SANTIAGO ROBLES VALENCIA
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