La tentación de partir. (Ramón Acuña Carrasco)
Camaradas:
Les remito pensamiento respecto de la situación interna partidaria realizado por RAMON ACUÑA CARRASCO, camarada de la provincia de San Antonio, quién de esa manera hace notar que en todos los rincones del país se medita al respecto y como el ha expresado en su correo "algo para la sonajera partidaria".
Fraternalmente
RAMON SILVA SUAZO
Concejal de San Antonio
“Nadie en el Partido es más grande que el Partido”
“¡Ah, caudillos, caudillitos y caudillejos!”
Lo dijo Radomiro Tomic en instancias memorables de la trayectoria ascendente del Camarada Partido. Lo repitió en San Antonio en los difíciles días de la interdicción cuando era necesaria la defensa de la vida y de la idea, espalda con espalda, hombro con hombro, acuerdo con acuerdo, acción con acción. Utopía con utopía, y, la mística flameando en las banderas de los hombres de buena voluntad, los que tenían fe y esperanza en un regreso a la democracia en orden y sin forzadas ausencias. Cuando la no violencia activa exigía, más allá del coraje, una visión clara y compartida de los objetivos; cuando en la equidistancia que hay entre los cobardes y los temerarios se manifestaban los valientes. Cuando los caudillos no querían compartir la gloria puliendo su ego con el esfuerzo de todos.
El culto a la personalidad es un ventarrón que barre los raciocinios del pluralismo y la génesis democrática y encandila la visión de los incondicionales. Es entonces cuando los instintos sobrepasan a la inteligencia. Cuando se olvida que somos la unidad en la diversidad. Que la minoría, sin apartarse de sus puntos de vista y por ello respetada por la mayoría, acata los acuerdos ennobleciendo la disciplina que es la antípoda de la anarquía. Cuando olvidamos que el enemigo está dentro de uno mismo, especialmente cuando se pierde el respeto por los camaradas dando rienda suelta a los berrinches viscerales y se olvida que un día juramos hacer de la confraternidad una forma de vida. Que la templanza es imprescindible si queremos construir y no destruir.
Quienes sientan la tentación de irse preciso es que reconozcan lo que van a dejar. Que se reencuentren con Jacques Maritain , que lean mucho a Eduardo Frei Montalva, “el mejor de nuestros viejos”, al Maestro Jaime Castillo Velasco, ideólogo y conciencia de la causa que nos une, a Claudio Orrego Vicuña, “el mejor de nuestros jóvenes”, a don Andrés Aylwin Azócar, Abogado Defensor de los Derechos Humanos, a quien no hemos reconocido su invaluable aporte y entrega al proceso de vuelta a la democracia.
Que se detengan en las fuentes del pensamiento humanista cristiano, que se refresquen con su sabiduría y que, después, como hombres libres de ir donde quieran, tomen la decisión. Y que tengan presente que no somos sus enemigos, sólo que, en la coyuntura, circunstancialmente, pensamos distinto y que en la lucha permanente por la justicia y la libertad siempre dos pueden más que uno. Que no olviden que la democracia es débil y que la tentación de recurrir a “los hombres fuertes” palpita en la nostalgia de quienes quisieran guardarla entre rejas para protegerla.
Que el pueblo no elige a sus representantes para mofarse del Poder Ejecutivo. Ocurrió en Chile y nos costó caro. Que hay cantos de sirena que alientan un río revuelto a este lado.
Ahora que, si, definitivamente, se van : Que dejen el caballo.
San Antonio, Verano de 2008.
“¡Ah, caudillos, caudillitos y caudillejos!”
Lo dijo Radomiro Tomic en instancias memorables de la trayectoria ascendente del Camarada Partido. Lo repitió en San Antonio en los difíciles días de la interdicción cuando era necesaria la defensa de la vida y de la idea, espalda con espalda, hombro con hombro, acuerdo con acuerdo, acción con acción. Utopía con utopía, y, la mística flameando en las banderas de los hombres de buena voluntad, los que tenían fe y esperanza en un regreso a la democracia en orden y sin forzadas ausencias. Cuando la no violencia activa exigía, más allá del coraje, una visión clara y compartida de los objetivos; cuando en la equidistancia que hay entre los cobardes y los temerarios se manifestaban los valientes. Cuando los caudillos no querían compartir la gloria puliendo su ego con el esfuerzo de todos.
El culto a la personalidad es un ventarrón que barre los raciocinios del pluralismo y la génesis democrática y encandila la visión de los incondicionales. Es entonces cuando los instintos sobrepasan a la inteligencia. Cuando se olvida que somos la unidad en la diversidad. Que la minoría, sin apartarse de sus puntos de vista y por ello respetada por la mayoría, acata los acuerdos ennobleciendo la disciplina que es la antípoda de la anarquía. Cuando olvidamos que el enemigo está dentro de uno mismo, especialmente cuando se pierde el respeto por los camaradas dando rienda suelta a los berrinches viscerales y se olvida que un día juramos hacer de la confraternidad una forma de vida. Que la templanza es imprescindible si queremos construir y no destruir.
Quienes sientan la tentación de irse preciso es que reconozcan lo que van a dejar. Que se reencuentren con Jacques Maritain , que lean mucho a Eduardo Frei Montalva, “el mejor de nuestros viejos”, al Maestro Jaime Castillo Velasco, ideólogo y conciencia de la causa que nos une, a Claudio Orrego Vicuña, “el mejor de nuestros jóvenes”, a don Andrés Aylwin Azócar, Abogado Defensor de los Derechos Humanos, a quien no hemos reconocido su invaluable aporte y entrega al proceso de vuelta a la democracia.
Que se detengan en las fuentes del pensamiento humanista cristiano, que se refresquen con su sabiduría y que, después, como hombres libres de ir donde quieran, tomen la decisión. Y que tengan presente que no somos sus enemigos, sólo que, en la coyuntura, circunstancialmente, pensamos distinto y que en la lucha permanente por la justicia y la libertad siempre dos pueden más que uno. Que no olviden que la democracia es débil y que la tentación de recurrir a “los hombres fuertes” palpita en la nostalgia de quienes quisieran guardarla entre rejas para protegerla.
Que el pueblo no elige a sus representantes para mofarse del Poder Ejecutivo. Ocurrió en Chile y nos costó caro. Que hay cantos de sirena que alientan un río revuelto a este lado.
Ahora que, si, definitivamente, se van : Que dejen el caballo.
San Antonio, Verano de 2008.
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