Las primarias van tomando fuerza . M Trivelli.
Desde sus inicios, la Concertación ha buscado y optado por mecanismos participativos para elegir a su candidato presidencial. Así fue como en 1993 hubo una primaria donde participaron militantes y adherentes previamente inscritos en los partidos de la coalición. Luego, en 1999, se realizó una primaria abierta a todos quienes no militaran en partidos opositores. Por último, en 2005 se había acordado una primaria abierta y debates regionales.
Constatamos entonces que la Concertación ha ido profundizando la democracia en lo que se refiere a la elección del candidato presidencial con el pasar de las votaciones. Hoy el desafío es continuar por esa senda. Esto significa abrir mayores espacios de competencia, para que participen todos los liderazgos que cohabitan en la Concertación y sea la ciudadanía la encargada de tomar la decisión y no las cúpulas partidarias. Eso es lo que estamos viendo, por ejemplo, en EE.UU., donde Barack Obama tiene posibilidades concretas, en virtud de que la elección no se hace entre cuatro paredes
En Chile, ya desde el PS el senador y precandidato presidencial Alejandro Navarro, el ex ministro Jorge Arrate y el ex presidente del partido Gonzalo Martner están respaldando la idea de que el abanderado de su colectividad emerja de un proceso de elección de primarias y no de una decisión de cúpulas.
Todas estas legítimas y entendidas demandas de mayor participación ciudadana y transparencia no existirían si tuviéramos definido de antemano un mecanismo democrático y participativo de elección del candidato único del conglomerado. Aunque se ha dicho que no hay tiempo suficiente para dos primarias —una en los partidos y luego otra en la coalición—, lo importante aquí es que la alternancia en la Concertación se decida siempre a través del voto popular.
Es por eso que, para evitar la lógica del “ahora me toca a mí”, desde el año 2004 estoy planteando un desafío: atrevámonos a primarias abiertas, multipartido, multicandidato y por regiones. Así estimularemos la competencia de ideas, los proyectos de futuro y la descentralización. Esto fortalecerá a la democracia, a los partidos y a los candidatos.
La necesidad de primarias abiertas va tomando fuerza en la Concertación y pareciera que esta vez —y ese es mi profundo deseo— la democracia, la competencia interna y la transparencia serán las triunfadoras.
Constatamos entonces que la Concertación ha ido profundizando la democracia en lo que se refiere a la elección del candidato presidencial con el pasar de las votaciones. Hoy el desafío es continuar por esa senda. Esto significa abrir mayores espacios de competencia, para que participen todos los liderazgos que cohabitan en la Concertación y sea la ciudadanía la encargada de tomar la decisión y no las cúpulas partidarias. Eso es lo que estamos viendo, por ejemplo, en EE.UU., donde Barack Obama tiene posibilidades concretas, en virtud de que la elección no se hace entre cuatro paredes
En Chile, ya desde el PS el senador y precandidato presidencial Alejandro Navarro, el ex ministro Jorge Arrate y el ex presidente del partido Gonzalo Martner están respaldando la idea de que el abanderado de su colectividad emerja de un proceso de elección de primarias y no de una decisión de cúpulas.
Todas estas legítimas y entendidas demandas de mayor participación ciudadana y transparencia no existirían si tuviéramos definido de antemano un mecanismo democrático y participativo de elección del candidato único del conglomerado. Aunque se ha dicho que no hay tiempo suficiente para dos primarias —una en los partidos y luego otra en la coalición—, lo importante aquí es que la alternancia en la Concertación se decida siempre a través del voto popular.
Es por eso que, para evitar la lógica del “ahora me toca a mí”, desde el año 2004 estoy planteando un desafío: atrevámonos a primarias abiertas, multipartido, multicandidato y por regiones. Así estimularemos la competencia de ideas, los proyectos de futuro y la descentralización. Esto fortalecerá a la democracia, a los partidos y a los candidatos.
La necesidad de primarias abiertas va tomando fuerza en la Concertación y pareciera que esta vez —y ese es mi profundo deseo— la democracia, la competencia interna y la transparencia serán las triunfadoras.
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