martes, diciembre 18, 2007

Lo busqué y lo encontré. ... Diego Calderon

Leí hace algunos días una serie de noticias relacionadas con las palabras de Alfredo Ovalle refiriéndose a la Presidenta de la República y nuestro gobierno, a medida que analizaba su discurso me daba cuenta que no era él empresariado el que hablaba y al ver las imágenes supe de inmediato que había alguien, en alguna parte escondido que le decía lo que tenía que decir o al menos había escrito el discurso con minucioso cuidado, y me propuse buscar al culpable de tal desatino que obligó a la presidenta a una vez más “tomar el timón”.Comencé entonces a analizar el asunto de fondo con respecto a la ENADE 2007 que a mi juicio es la relación entre el Gobierno (o los gobiernos) de la Concertación, los trabajadores y los empresarios, y lo que es más importante aún, por cual de los gremios se las han jugado realmente nuestros dirigentes. Y el asunto es muy fácil de dirimir, algunos (ministros) dicen que se ha llevado a cabo una política de diálogo con ambos gremios, pero al parecer eso no ha sido así, porque se puede apreciar con claridad como Hacienda ha preferido defender “la inversión, las utilidades y el crecimiento económico” por sobre los derechos laborales y el sueldo ético del cual nuestra presidenta se declaro defensora y que quedo en el olvido al negociar el reajuste salarial de los funcionarios públicos. Y asumí lo lamentable, el gobierno, nuestro gobierno, se ha transformado en el escudo y la espada de los empresarios y no de los pobres como debiese ser. Pero en eso para algunos no hay nada de malo, bien lo sabemos, pero para todos el problema se agrava cuando los elogios no son correspondidos, y eso creo que es la verdadera preocupación detrás del espanto gubernamental por las palabras de Ovalle, ya que sin duda alguna en la mente de muchos consternados economistas concertacionistas yacían los razonamientos lógicos después de tal brutal apuñalada por la espalda: “si le hemos dado todo”, “les hemos librado de impuestos”, “quizás no se debió haber cambiado a Corbo”,“si hemos puesto hasta la fuerza pública a su disposición”,etc. y es que aún no parecen entender que si bien hay empresarios hay buenos y malos, casi todos son de derecha y “mucho más temprano que tarde” preferirán sus intereses económicos por sobre toda lealtad política.Todo era cierto, había un discurso del desalojo, pero no era la dupla Larraín lo que oía en las palabras del dirigente empresarial, ni menos las de los bacheletistas aliancistas Joaquín Lavín y Pablo Longueira, era otra persona, entonces continué con mi confusa cruzada e indague en el tema minero y me encontré con más pistas que me permitirían descifrar quién era el impostor. Me encontré de improvisto con otra indefinición más del gobierno de turno con respecto a los trabajadores, mientras la Dirección del Trabajo exige cumplimiento de las normativas de la Ley de Subcontratación y la internalización de aproximadamente 5000 empleados subcontratados a CODELCO, la empresa estatal con directorio “concertacionista” decide llevar su caso a los Tribunales de Justicia junto a otras empresas privadas acusando una “mala interpretación” de dicha ley, y lo que es peor que el gobierno de todos los chilenos, nuestro gobierno se declara “imparcial” e incapaz de tomar definición en el tema, lindo espectáculo, aunque no tan lindo para los sindicatos subcontratistas. Claro que en éste tema, nadie acusa a Jaime Arellano o a Karen Poniachik de díscolos o algo por el estilo, al contrario, es legítimo discrepar de la Dirección del Trabajo, no viceversa.Buenas reflexiones ¿pero quien era quien había enfrentado a la presidenta con tanta arrogancia? Al final lo logré encontrar con una pequeña reflexión, recordé que la Dirección del Trabajo buscaba expandir la planta de CODELCO (algo así como una expansiva) logrando reducir la lista, luego supuse que como muchos profesionales de las empresas mineras tenían estudios en la Universidad de Chicago o Harvard, tal vez sería un compañero de curso, así reduje la larga lista de sospechosos a un grupo mas bien reducido quedando solo los siempre bien ponderados “defensores del Estado de Derecho”, y finalmente con algunos cálculos hechos con la creciente inflación “inesperada”, más el bajo crecimiento económico “inesperado” multiplicado por la baja “inesperada” del dólar, dividido por al incremento “inesperado” del precio del petróleo puede sacar la esperada e “inesperada” conclusión, sí presidenta, lamento decírselo, pero su Ministro Andrés Velasco era el culpable, aquel que es despreciado aceleradamente por los trabajadores y que se tomó tan en serio su papel sin entender que ser tutelar de Hacienda no significa intentar ser patrón de una, si presidenta, hay un “aire enrarecido” en su gabinete, y requiere un drástica solución.En fin, después de descubrir tan indolente traición solo queda mirar hacia el futuro desde el presente e intentar hacer el mismo esfuerzo de siempre por intentar reanudar el camino perdido, junto a los trabajadores que son con quienes nuestro gobierno debe estar, defendiendo su derecho a huelga, su derecho a la negociación colectiva, y a mi juicio el sueño anhelado de tanto democratacristiano, el de la administración y/o participación de éstos en las utilidades de la empresa.