EL V CONGRESO DE LA DC (II)...Otto Boye
Es prematuro hacer todavía un balance global y completo del V Congreso. El material a analizar es demasiado vasto y complejo. No obstante, algunas cosas hay que decir ya en este momento:
Los DC deben cuidar su V Congreso y no dejar escurrir sus acuerdos como arena entre los dedos de una mano. Esto es fundamental a la hora de cerrar un largo ciclo preparatorio y lograr, en 34 comisiones de trabajo durante el Congreso mismo, fijar criterios políticos sobre prácticamente todos los temas que abarcan la política y el destino de Chile.
El V Congreso se legitimó con mucha fuerza en su etapa preparatoria, en haber convocado a 1.800 delegados y en haber sido aceptado, y hasta alabado, por todos los grupos internos de la DC, antes, durante y después del evento mismo. Por esto, goza de una autoridad que no puede ser puesta en duda.
A pesar de lo dicho, nada de lo discutido y acordado agota los temas y los deja perfectamente acabados. Todo el partido está llamado ahora a buscar la aplicación de los acuerdos. Respetando el corazón de los mismos, su esencia profunda, ellos deberán traducirse en políticas públicas viables.
Mirar el V Congreso como culminación de una etapa y el inicio de una nueva es lo correcto. Hay, por lo tanto, un largo camino por recorrer. Son tareas para los próximos 10, 15 o 20 años las que se acordaron. Será un esfuerzo no menor, cuyo éxito dependerá de los conductores de la DC y de todos sus militantes.
Las otras fuerzas políticas chilenas han reaccionado de diferente manera. La derecha lo ha hecho, como siempre, con gran mezquindad y estrechez de mira. Sigue siendo mediocre su comportamiento. Dentro de la Concertación resulta notable la intervención del diputado socialista Sergio Aguiló en la Cámara, quien rindió homenje de reconocimiento al esfuerzo hecho por la DC. Dicho esto, se justifica un esfuerzo de los DC, en primer lugar, pero también, en segundo lugar, de las otras fuerzas vivas del país, para estudiar los acuerdos del V Congreso y someterlos a debate. La política nacional es una disciplina viva, dinámica y abierta al debate democrático. Por eso, será interesante seguir de cerca las discusiones que vendrán y ver cómo la DC chilena se desenvuelve dentro del marco definido por su instancia suprema.
Los DC deben cuidar su V Congreso y no dejar escurrir sus acuerdos como arena entre los dedos de una mano. Esto es fundamental a la hora de cerrar un largo ciclo preparatorio y lograr, en 34 comisiones de trabajo durante el Congreso mismo, fijar criterios políticos sobre prácticamente todos los temas que abarcan la política y el destino de Chile.
El V Congreso se legitimó con mucha fuerza en su etapa preparatoria, en haber convocado a 1.800 delegados y en haber sido aceptado, y hasta alabado, por todos los grupos internos de la DC, antes, durante y después del evento mismo. Por esto, goza de una autoridad que no puede ser puesta en duda.
A pesar de lo dicho, nada de lo discutido y acordado agota los temas y los deja perfectamente acabados. Todo el partido está llamado ahora a buscar la aplicación de los acuerdos. Respetando el corazón de los mismos, su esencia profunda, ellos deberán traducirse en políticas públicas viables.
Mirar el V Congreso como culminación de una etapa y el inicio de una nueva es lo correcto. Hay, por lo tanto, un largo camino por recorrer. Son tareas para los próximos 10, 15 o 20 años las que se acordaron. Será un esfuerzo no menor, cuyo éxito dependerá de los conductores de la DC y de todos sus militantes.
Las otras fuerzas políticas chilenas han reaccionado de diferente manera. La derecha lo ha hecho, como siempre, con gran mezquindad y estrechez de mira. Sigue siendo mediocre su comportamiento. Dentro de la Concertación resulta notable la intervención del diputado socialista Sergio Aguiló en la Cámara, quien rindió homenje de reconocimiento al esfuerzo hecho por la DC. Dicho esto, se justifica un esfuerzo de los DC, en primer lugar, pero también, en segundo lugar, de las otras fuerzas vivas del país, para estudiar los acuerdos del V Congreso y someterlos a debate. La política nacional es una disciplina viva, dinámica y abierta al debate democrático. Por eso, será interesante seguir de cerca las discusiones que vendrán y ver cómo la DC chilena se desenvuelve dentro del marco definido por su instancia suprema.
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