Rémoras sexuales ....A PEDIDO DE LOS USUARIOS RETOMO LOS TEMAS SEXUALES DE FIN DE SEMANA....
En general, entre la población existen muchas dudas e incógnitas acerca de la sexualidad. Las actitudes sobre el sexo, sin que seamos muchas veces conscientes de ello, marcan muestra vida. Por este motivo es imprescindible conocer cómo nuestro entorno, nuestra educación y nuestra cultura han conformado el modo de ver y vivir nuestra sexualidad. Tenemos que explorar nuestros valores y creencias, para ver en que medida persisten mensajes heredados y postizos y preguntarnos si estamos de acuerdo con la información que hemos recibido. Darnos cuenta de si conservamos anquilosados mensajes que actúan como rémoras interfiriendo la expresión de nuestro yo sexual.
No hay normas estándar en la forma de vivir la sexualidad, pero lógicamente como toda conducta humana, tiene sus límites. El respeto a los demás y el cuidado y la protección de nuestra salud emocional y física siempre debe estar presente. Con estas premisas, cada persona es libre de sentirse satisfecha con aquello que siente y con lo que le gusta. En términos doctrinales, no existe una buena sexualidad y otra mala. La única condición para poder juzgarla es la libertad desde la que se ejerce. A partir de ahí, si encontramos una significativa disonancia entre cómo vivimos y cómo nos gustaría vivir, tenemos que promover cambios. Para favorecer esta reflexión puede ayudar el formularse las siguientes preguntas:
¿Cuáles son mis actitudes, conductas y valores en relación a la sexualidad humana en general?
¿Cuestiono los roles sexuales tradicionales y el modo de relacionarse entre sí de hombres y mujeres?
¿Considero justos e igualitarios los modelos otorgados al hombre sexuado y a la mujer sexuada?
¿Tengo conocimiento de mi propio cuerpo? ¿Conozco sus posibilidades como receptor y productor de placer?
¿Entiendo la sexualidad como fuente de promoción de amor, respeto, crecimiento personal y libertad en mí y en los demás?
¿Tengo y trasmito una visión rígida de la sexualidad humana, y quiero cambiar esta visión?
¿Me doy todas las oportunidades para disfrutar de mi vida sexual?
¿Utilizo algún ápice de mi inteligencia y habilidades para hacer mi vida sexual más rica y saludable?
¿Es mi vida sexual una fuente de placer y satisfacción afectiva o un cúmulo de problemas?
Todos tenemos asignaturas pendientes en la vida y, a veces, muy marcadamente en la vida sexual, reflexionar sobre ellas es un camino para superarlas.
No hay normas estándar en la forma de vivir la sexualidad, pero lógicamente como toda conducta humana, tiene sus límites. El respeto a los demás y el cuidado y la protección de nuestra salud emocional y física siempre debe estar presente. Con estas premisas, cada persona es libre de sentirse satisfecha con aquello que siente y con lo que le gusta. En términos doctrinales, no existe una buena sexualidad y otra mala. La única condición para poder juzgarla es la libertad desde la que se ejerce. A partir de ahí, si encontramos una significativa disonancia entre cómo vivimos y cómo nos gustaría vivir, tenemos que promover cambios. Para favorecer esta reflexión puede ayudar el formularse las siguientes preguntas:
¿Cuáles son mis actitudes, conductas y valores en relación a la sexualidad humana en general?
¿Cuestiono los roles sexuales tradicionales y el modo de relacionarse entre sí de hombres y mujeres?
¿Considero justos e igualitarios los modelos otorgados al hombre sexuado y a la mujer sexuada?
¿Tengo conocimiento de mi propio cuerpo? ¿Conozco sus posibilidades como receptor y productor de placer?
¿Entiendo la sexualidad como fuente de promoción de amor, respeto, crecimiento personal y libertad en mí y en los demás?
¿Tengo y trasmito una visión rígida de la sexualidad humana, y quiero cambiar esta visión?
¿Me doy todas las oportunidades para disfrutar de mi vida sexual?
¿Utilizo algún ápice de mi inteligencia y habilidades para hacer mi vida sexual más rica y saludable?
¿Es mi vida sexual una fuente de placer y satisfacción afectiva o un cúmulo de problemas?
Todos tenemos asignaturas pendientes en la vida y, a veces, muy marcadamente en la vida sexual, reflexionar sobre ellas es un camino para superarlas.
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