viernes, julio 20, 2007

FALTA DE CONDUCCION POLITICA Y ECONOMICA. UN NECESARIO CAMBIO DE GABINETE. Hernán Bosselin Correa

Los medios de comunicación informan que autoridades de Gobierno –Ministro del Interior, Ministro Secretario General de la Presidencia y Ministro Secretario General de Gobierno-, junto con los Presidente de los Partidos de la Concertación habrían realizado un análisis de la situación producida con las votaciones en el Senado. En dichos análisis el Presidente del PPD, Sergio Bitar afirma que “Hay que ponerse en las circunstancias mentales de que no se tiene mayoría. Estamos ante personas que ponen sus veleidades y caprichos por delante de los intereses del país”. Camilo Escalona (PS) dice: “Muchos han encontrado en la disidencia un instrumento de publicidad, o sea aquellos que no tienen capacidad para presentar proyectos de ley y que tienen deseos de protagonismo mayores a los del resto, logran mayor presencia mediática por esta vía”.
Por su lado Lagos Weber “fue más allá al reconocer la dificultad que tiene el Gobierno para asegurar los apoyos a su iniciativa. Cuando se habla de mayoría en el Senado hay que tomarlo con pinzas, porque una cosa es quienes nominalmente son electos bajo el paraguas de la Concertación y otra cosa son aquellos parlamentarios con los que vamos a contar de manera más permanente en adelante”.
De los dichos citados se deduce que esas autoridades y personeros sustentan la posición de que las situaciones producidas en el Senado se deberían a hechos o conductas de terceros –de determinados Senadores-, sin embargo, es lamentable que ninguno de los Presidente de los Partidos de la Concertación, ni los Ministros de Estado señalados hagan la más mínima crítica sobre la razón de fondo que ha causado los hechos que preocupan a la opinión pública: las graves falencias de la conducción política y económica, tanto del Gobierno como de la Concertación. Allí se encuentra la causa de las distintas votaciones que se han estado produciendo en el Senado: Proyecto de Ley sobre Depreciación Acelerada, Proyectos de Leyes sobre Plan Transantiago y nominaciones de personeros en el Directorio de TVN. Las autoridades del Supremo Gobierno, como igualmente las de la Concertación han incurrido en graves defectos de conducción política y económica. Tomemos un ejemplo: el Proyecto de Depreciación Acelerada establecía beneficios a favor de los más grandes grupos empresariales del país. Pese a ello, se propuso un proyecto de ley que perseguía el objetivo preciso de favorecer a tales conglomerados, haciendo caso omiso de las necesidades de los sectores medios. En el caso del Transantiago, se trata de un plan no consultado a la ciudad de Santiago y realizado al margen de toda participación democrática. Las autoridades de Gobierno expresaron que se trataba de un proyecto destinado a provocar un cambio cultural. Sin embargo, ese cambio cultural jamás fue discutido en la comunidad de la ciudad de Santiago. En el caso de las nominaciones para el directorio TVN, se hicieron proposiciones que no se ajustaban a los objetivos que tuvo el legislador al establecer la fórmula de nombramientos con la aprobación del Senado, buscando una televisión más allá de los gobiernos o de los razonamientos o confrontaciones entre Gobierno y Oposición. Vale decir, todos esos proyectos de ley y proposiciones han sido erróneamente concebidos y muy mal elaborados.
Dada la situación anterior es natural y obvio que Senadores responsables y acuciosos, antes de votar disciernan política y moralmente sobre los Proyectos de Ley y solamente adopten sus decisiones después de meditar profundamente cada una de las materias. Si esos Senadores, como gran parte de la opinión pública llegan a la conclusión que el Supremo Gobierno ha hecho proposiciones erróneas, -conforme al juicio de su conciencia y dando cumplimiento al artículo 4º del Reglamento del Senado que los obliga a votar “según el dictamen de su conciencia”-, pueden perfectamente votar en contra. Esos votos en contra bajo ninguna circunstancia pueden llevar a la conclusión que los Senadores han procedido por simple capricho, como pretenden los Presidente del PPD y PS. Muy por el contrario esos Senadores han procedido con entera racionalidad, adoptando decisiones ante Proyectos de Ley y proposiciones erróneas. Las autoridades de Gobierno y los Presidente de los Partidos de la Concertación debieran hacerse una “autocrítica”, revisando a fondo la conducción política y económica del Gobierno. Si se toman el tiempo de hacer ese autoanálisis llegarán a la conclusión que los problemas que se han tenido en las votaciones en el Senado, no se deben a los Senadores que han votado en contra, sino que a las propias políticas de Gobierno, a la falta de conducción política y económica, al funcionamiento de una especie de partido transversal que distorsiona y altera la realidad de cada uno de los partidos que forma la Concertación.
De esta manera lo que se requiere frente a esta situación es un cambio de fondo en la conducción política. El Supremo Gobierno, muy especialmente la Presidenta de la República y los Partidos de la Concertación deben hacerse una necesaria autocrítica. Esta no está presente en ninguno de los análisis que han aparecido en los medios de comunicación. En los partidos políticos de la Concertación hay problemas de funcionamiento efectivos. Esas organizaciones no se han ajustado a los tiempos actuales. La participación en ellos es muy escasa. En términos generales la democracia representativa, tal como se está aplicando por el Supremo Gobierno y por los Partidos de la Concertación, no es satisfactoria. La fórmula de gobierno que se está aplicando o más bien dicho la forma de concebir la conducción política y económica por parte de la Concertación se encuentra completamente agotada. Este es el verdadero problema. Es la estructura misma de la Concertación, la que está fallando. No son los Senadores que han votado en contra en el Senado, los que están fallando. Las deficiencias de la Concertación son orgánicas y de fondo y los Partidos de la Concertación no pueden eludirla y las autoridades del Supremo Gobierno no pueden omitir, bajo ninguna circunstancia las necesarias autocríticas.
Si la conducción política y económica del Supremo Gobierno está fallando, la Presidenta de la República debiera pensar en efectuar un cambio muy sustantivo en la conformación de su Gabinete. Los rendimientos de éste no son satisfactorios. Esperamos que los hechos producidos en el Senado lleven a la Suprema Autoridad del Gobierno a hacer cambios en su Gabinete. Obviamente el Comité Político integrado por el Ministro Secretario General de la Presidencia, el Ministro Secretario General de Gobierno, el Ministro de Hacienda y el Ministro de Justicia no le van a proponer a la Presidenta un cambio de Gabinete. Pero ese cambio de Gabinete se lo deben proponer los Partidos de la Concertación y el cambio de Gabinete debe abarcar tanto el ámbito económico como político. Sólo un nuevo equipo económico y político podrá abordar los problemas que preocupan a los Partidos de la Concertación. La palabra la tienen los Partidos de la Concertación. Pero no cabe la menor duda que la Presidenta de la República tiene la mayor responsabilidad en su calidad de Suprema Autoridad del Gobierno.