jueves, junio 28, 2007

¿Y la discusión por Chile qué?

No es necesario detallar lo acontecido entre Zaldívar y la directiva nacional. Todos deben estar al tanto del principal tema del que se ocupa nuestro partido en estos días. En efecto, estoy de acuerdo que es un problema importante: involucra a dos de nuestras principales figuras públicas (Alvear y Zaldívar); y, por lo demás, se relaciona de manera directa con la forma en la cual se llevan a cabo los lineamientos del partido en el Congreso.
No obstante, es penoso que siempre nos centremos en las formas y no en el fondo de las cosas, es decir, en temas de interés público. Porque no creo que el hecho de que Zaldízar permanezca o no en nuestro partido mejorará la educación en Chile, arreglará la crisis energética, solucionará la contaminación ambiental, enmendará las problemáticas con Bolivia y Perú o contribuirá a que nuestras ciudades tengan un diseño urbano más armónico que nos permita a los ciudadanos tener calidad de vida, entre otros de los muchos temas de interés público. Nuestras disputas internas no dan solución a las problemáticas del país.
Precisamente, el transantiago es un tema de interés público. Pero para no parafrasear con la precaria realidad de los 5.000.000 de santiaguinos (que ya es una falta de respeto por parte de toda la clase política) quisiera enfatizar un elemento: la ascendencia del proyecto.
Transantiago tiene una cuna bastante peculiar: hijo de un padre con sangre política y técnica como así de una madre de raíces público-privadas. Por tanto, debido a sus lamentables resultados, es perfectamente plausible sustentar que debe haber responsables privados, públicos, técnicos y políticos. Con esto, más allá de pedir la renuncia de Andrés Velasco (que creo muchos estamos de acuerdo independiente de ser guatones o colorines, ya que la labor política del ministro no ha sido la óptima) es necesario tener un cuidado extremo con el rol que cumplen los privados en el proyecto, ya que éstos se han acostumbrado a que el Estado los subvencione.
Pero punto aparte con lo anterior. Desde mis raíces regionalistas como ariqueño debo recordar que Santiago no es Chile y, por cierto, Transantiago no es Santiago. Por esto, yo me pregunto:
¿Dónde se discuten las alternativas energéticas? Bien sabemos que la crisis de hoy no es ni la mínima parte de lo que se viene en el 2008 y 2009. Además, las fuentes energéticas de un país no se construyen de un año para otro, por lo cual un período de campaña electoral no alcanza.
¿Dónde está el valor agregado democratacristiano en la discusión de la reforma educacional? Si creemos que la familia es el pilar de la sociedad, cuando hablamos de calidad en la educación deberíamos enfocarnos en el rol que juegan los padres o tutores en el desarrollo integral de los niños y adolescentes en su proceso de aprendizaje.
¿Dónde se está debatiendo la alternativa que ha dado Bolivia a la cancillería chilena? Anteayer Evo Morales planteó al gobierno chileno la idea de un corredor hacia el pacífico entre el límite Chile-Perú. Sin ánimo de ser un nacionalista extremo, debemos cuidar lo que es nuestro. Pero no me refiero al territorio, porque debo señalar que Morales ha dado un paso importante al plantear sus demandas sin la idea de tener soberanía. Me refiero a dar ciertas atribuciones económicas a la Región Arica-Parinacota que les permita llevar las directrices del eventual mercado que se generaría con este corredor y, por ende, generar un valor agregado a ese sector.
Ciertamente, no se puede hacer un llamado a la integración en nuestro partido. Porque si el PDC fuese integrado perdería en gran parte su fuerza democrática que siempre lo ha caracterizado. Es por esto que invito a los camaradas que además de opinar y discutir sobre las rencillas internas, debatamos sobre las ideas país que, por cierto, es lo único que le dará una nueva cara al partido para mirar el contexto actual de Chile y, por ende, ser una alternativa real de gobierno.
Renato Patricio Briceño Espinoza
Juventud Demócrata Cristiana Independencia