lunes, febrero 12, 2007

..AMOR DE MADRE...FREDDY STOCK...

Ahí está. El tema hace saltar a Paul Morrison desde su ámbito natural, al papel rosado. Como el “Chino” Ríos llorando por Giuliana, Salas matando en la Sala Murano o la hermana de la princesa muerta en su departamento por sobredosis de relajantes. Es la farándula metiendo su cola de flecha donde no le corresponde.
Ahora leo que arrestaron a Morrison porque le encontraron éxtasis, marihuana y hachís. ¿Morrison? ¿Cuál arresto, el de Miami hace 39 años? No, este es un Morrison que tiene 39 años, chileno, empresario de eventos y, nota curiosa, hijo de una diputada de los legionarios de la “moral y las buenas costumbres”. De la UDI.
¿Y qué hizo la diputada? Sin duda aprovechó este gran ejemplo para refrendar su compromiso con los “valores” y castigó públicamente a su hijo. Mal que mal, la diputada Cristi impulsó la dura ley de alcoholes haciendo hincapié, junto al Conace el 30 de enero de 2004, “en la importancia del rol que juegan los padres en la prevención del consumo de estupefacientes”.
Ya, no seamos insensibles. Los hijos son siempre nuestros niños y, antes que nada, la diputada es madre. No crucificó al retoño, sino que lo defendió como una leona. Como parlamentaria, entonces, apeló a las libertades individuales de los adultos. Al igual que los grandes pensadores modernos, Cristi aprovechó el impasse para hablarnos de que en Chile todos debiéramos desarrollarnos sin trabas a menos que le jodamos la vida al resto.
Hay que legalizar la libertad, luchar por ella en todos los planos, los sociales, económicos y “valóricos”. Es lo que nos dicen tipos como Milton Friedman o, en nuestro país, otros como Álvaro Bardón, figura de culto si no hubiera apoyado una dictadura.
Pero no actuó así. La diputada habló de una confabulación política en su contra, incriminando en esto a la policía. Es tan clave la presencia política de la diputada que el Gobierno debió tejer los hilos del poder para destronar su figura. A través del Ministerio del Interior y sus oficinas secretas mandó a la policía a perseguir a su hijo y “cargarlo” con una buena dosis de estupefacientes. De película.
En el guión de su historia, la legisladora acusó rápidamente de corruptos a quienes velan por el cumplimiento de las leyes surgidas en el Parlamento. Esto es lo indecoroso y lo grave del asunto: que sea una alta autoridad del Estado quien menoscabe la fe en instituciones vitales para el orden público. Amor de madre