lunes, enero 08, 2007

MYRIAM VERDUGO..PRESIDENTA DEL INSTITUTO J.AHUMADA.

Estimados amigos y amigas:
Hace tan sólo unas semanas la juventud demócrata cristiana renovó a su dirigencia nacional. Hoy están aquí dando los primeros pasos de una gestión en la que –sépanlo-, tenemos muchas esperanzas. Eso significa que esperamos de ustedes que inicien para el partido y el país una nueva historia con renovados bríos, donde volvamos a contar con una JDC heroica, llena de mística, de nuevas ideas, de fuerza y empuje. Por mucho tiempo criticamos a anteriores dirigentes por asumir una conducta que nos atrevimos a calificar de “vieja”, dispuesta al acomodo, en busca de las pegas fáciles, de las postulaciones a cargos. Todo lo contrario de lo que fue nuestro paso por la JDC, hace ya muchos, muchos años. No esperábamos nada en lo personal, pero todo en lo social, en lo nacional, en lo mundial. Queríamos influir en todo, cambiarlo todo, luchar contra la dictadura militar sin vacilación; imposible decir sin miedo, pero luchamos.
Hoy veíamos, en general, a una juventud dominada por la inercia y el acomodo. Disculpen la franqueza y la dureza, pero así era. Y digo así era, porque desde mayo del año pasado, con la irrupción de los pingüinos rebeldes, y ahora con esta nueva directiva sentimos que nuevamente podemos poner la esperanza del partido, de la gente, del país, de este planeta en sus manos.
Siempre se ha dicho que la juventud es una enfermedad que se pasa con los años. Y esta frase, se asimilaba con un pragmatismo que los años imponían a la gente. Sobrevivir o triunfar en la vida significaba abdicar de los sueños.
Quienes constituimos el Instituto Jorge Ahumada y además fundamos la revista digital Impacto somos hombres y mujeres que no sólo llevamos años en nuestra espaldas, sino también muchos dolores, frustraciones, miedos. Canas, kilos demás, algo de cansancio físico. Pero, y ahí tenemos una radical diferencia con la mayoría de los chilenos y las chilenas: nosotros todavía luchamos, todavía soñamos, todavía nos la jugamos por nuestro sueño ideal.
Somos aves raras en este mundo político, pero somos aves persistentes, que nos asemejamos al ave Fénix: podremos perder una y mil veces; podrán querer acallarnos otras tantas, pero siempre volvemos a levantar vuelo, resurgimos de las cenizas con más bríos. Y lo hacemos porque amamos profundamente a nuestras familias, a nuestros hijos e hijas, a nuestro país; porque no queremos ver nunca más a nuestros ancianos sentados en una banca mirando pasar la vida llenos de dolor, desesperanza y soledad; lo hacemos porque no queremos nunca más que un niño o niña de Chile, con potenciales artísticos, deportivos, sociales, profesionales, se pierdan por falta de oportunidades; lo hacemos porque no estamos dispuestos a entrar en el mundo de la conformidad, de una elite política y empresarial soberbia y ciega.
Jóvenes, creemos firmemente que el actual estado de la política nacional, así como el de nuestra convivencia, requiere de la formulación de propuestas que no sólo miren los números, curvas y estadísticas para tomar decisiones, sino también el rostro concreto de la mujer, joven, estudiante, anciano y anciana, trabajador y trabajadora, que se verán afectados por ellas.
En Chile, más que en naciones desarrolladas de Europa y el mismo Estados Unidos, parece haberse consagrado la inmutabilidad, perdurabilidad y santificación del mercado como rector no sólo de la vida económica, social y cultural de los países, sino también de la actividad política. En este último caso, quien mejor “se vende”, gana.
En este escenario, casi fatalista, levantamos nuestra voz y vamos contra la corriente de la renuncia; de la desidia; de la aceptación del actual esquema económico, político y social nacional como un ícono sagrado e infinito. Rechazamos idolatrar el becerro de oro.
Sabemos que vamos contra una corriente que es dominante, no por la aceptación de una mayoría, sino por la fuerza del poder económico y político; ambos bien flanqueados por una opinión pública que se construye a partir de medios de comunicación dominados por la derecha.
Decidimos arriesgarnos a poner temas, a proponer cambios, a provocar, sabiendo que habrá un contingente dispuesto no sólo a rebatirlos, sino a descalificarlos o destruirlos. Pero nosotros realmente creemos que otro Chile, otro mundo y, por sobre todo, otra forma de hacer política son posibles. Una forma seria, tecnificada, pero también sensible, solidaria, honesta, fraterna.
Ningún ámbito de la vida nacional y mundial está ajeno a nuestro ojo escrutador ni a nuestro ánimo de contribuir con propuestas: la previsión de los chilenos; la salud a la que se accede; la calidad de la vivienda; la educación y el papel que le cabe al estado en propiciar su universalidad y calidad; el marco legal que rige las relaciones laborales; la bioética, el papel de las religiones y su influencia en el orden mundial; las relaciones con los países vecinos; el papel del deporte como factor de cohesión y movilidad social; la comprensión del tema de la seguridad ciudadana -no desde la perspectiva de la represión- y el análisis de la influencia de las tecnologías de la información en el cambio, ya no sólo de las estructuras económicas mundiales, sino también de las relaciones interpersonales, familiares, sociales ¿Sólo chats y blogs? ¿Nada de diálogo interpersonal? ¿Más cámaras controlando nuestras vidas? Todos estos serán temas de nuestra investigación y análisis.
También es un fenómeno de gran interés para nosotros que la democracia que se practicaba en las plazas, en las ciudades, se haya trasladado a los medios de comunicación y, en países como el nuestro, donde el poder económico, social y político copó el mercado informativo, simplemente se viva una democracia imperfecta ya que la derecha económica y política es la que define la agenda nacional, orienta a las masas, idiotizando a algunos sectores más vulnerables social y culturalmente.
Interesante será masificar los antecedentes sobre la forma en que las mayores economías mundiales protegen a sus productores y cómo los países subdesarrollados o en vías de desarrollo se someten al tormento de las directrices de organismos internacionales que actúan como policías mundiales del manejo económico. Más proteccionismo en los países ricos, más liberalismo en las naciones pobres y todo ello protegido a través de la acción orquestada dirigida a boicotear iniciativas que buscan establecer mecanismos que tiendan a homogeneizar algunas condiciones del comercio mundial.
Este grupo de profesionales no se conforma, como lo ha hecho una gran mayoría de políticos tanto de derecha como de izquierda, con la inamovilidad de un modelo excluyente. No aceptamos la administración de la desigualdad. No somos pupilos dóciles de los dictados de los “señores de la guerra, los señores del abuso, de los empresarios sin nación ni ley” que pretenden obligar a asumir como común, como general, un orden que sólo busca protegerles en su ambición y en su abuso.
No vemos en la mayoría de los dirigentes políticos chilenos un esfuerzo por aplicar coherencia en su acción, por desarrollar estrategias de corto, mediano y largo plazo, por diseñar políticas públicas visionarias. Los vemos sumergidos en el día a día, en la coyuntura banal y superficial, en las ambiciones personales que pudiendo ser sanas se transforman en conductas odiosas, destructoras.
Comprendemos y aplaudimos la explosión juvenil de mayo pasado, así como la forma responsable en que la mayoría de sus dirigentes se planteó. Echamos de menos la presencia de otros actores sociales importantes como los trabajadores, los profesionales. Echamos de menos a políticos formados en la convicción del servicio público y no en la de conservar el poder por el poder.
Pero este trabajo orientado a crear pensamiento no lo abordamos sólo desde la intelectualidad y lo técnico. Hay cabida en nuestro trabajo al aporte relevante de las personas, de actores sociales como los trabajadores, pensionados, estudiantes y mujeres.
Jorge Ahumada Corbalán fue un economista relevante en la historia de nuestro país y de otras naciones del Continente en la década del 60 en el siglo pasado. En tiempos en que el diseño económico y sus técnicos chilenos son aplaudidos por el mundo entero, en el país se levantan cada día más voces pidiendo revisar algunos dogmas que alimentan la desigualdad, la desesperanza y la violencia.
En su época Ahumada dijo que, como nunca, estaban dadas las condiciones para una vida digna y llena de posibilidades en nuestro país, pero también decía que Chile seguía mostrando la sórdida pobreza de los desposeídos, en contraste con la ostentación orgullosa de los menos. ¿Les suena conocido?
Sin lugar a dudas Jorge Ahumada se levantaría como una voz diferente, provocadora, pero también responsable. Como ayer vería que nuestro pueblo, con una clara tendencia social, sigue entregando su confianza demandando igualdad de oportunidades y menos diferencias, a quienes se esmeran por proteger las estructuras por sobre las personas y que, como ayer, siguen pontificando respecto a equilibrios, mesura y responsabilidad económica, desde su mundo de satisfacción y plenitud
El Instituto y la revista Impacto tienen como objetivo ser voces que traigan al presente la necesidad de volver a trabajar y luchar por una “revolución en libertad”.
Muchachas y muchachos ¿por qué los chilenos enjuician tan negativamente a la política chilena y sus protagonistas? Fácil. Cómo no hacerlo cuando escuchamos a un senador reclamando por los cobros de las autopistas, en circunstancias que concurrió con su apoyo a la estructura de concesiones creada; cuando oímos a parlamentarios reconocer tan alegremente que cuando analizaron una ley, no entendieron lo que leyeron o que votaron, no en conciencia, sino que acatando indicaciones de su jefe de bancada; cuando vemos a muchos de nuestros camaradas escondiendo la cabeza ante las denuncias de corrupción por temor a ser señalados en la danza de escándalos; porque se sigue consolidando la concentración económica en desmedro de nuestros pequeños, medianos y micro empresarios; cuando el poder político y económico se sigue auto recreando, marginando a cientos de miles de chilenos y chilenas; cuando se elabora una reforma provisional que pretende obligarnos a seguir haciendo más ricos a los ricos con nuestros ahorros forzados.
Amigas y amigos, que la dureza de nuestro lenguaje de nuestros planteamientos no los asusten. No hay en esta actitud ni odio, ni revancha, ni resentimiento. Si hay un agotamiento de muchos años de escuchar discursos, leer declaraciones, oír entrevistas, conocer planes y programas que prometen cambios, pero acaban manteniendo las estructuras de poder, de discriminación, de exclusión que son evidentes para todos, pero motivo de preocupación todavía de pocos.
Jóvenes, atrévanse a retar al sistema, atrévanse a reconocer lo rescatable de él; atrévanse a la polémica, a discutir; atrévanse a practicar día a día la discusión franca, abierta y leal. Recorran las calles e insten a no usar las súper carreteras; promuevan y obliguen a la Concertación y el gobierno a permitirnos elegir entre entregar nuestro ahorro forzoso a los seis grupos empresariales que manejan las AFP o al Estado, demandando de éste: eficiencia, solidaridad y justicia. Jóvenes, atrévanse a ser jóvenes; atrévanse a pararse ante el poder y a defender ideas. Jóvenes, necesitamos que nos apoyen, y, que mañana nos releven. Jóvenes, permítanme parafrasear a Eduardo Frei Montalva en su mítico discurso de la Patria Joven: Amigos del norte y del sur, ¿cómo pudiera decirles mi emoción? La emoción de los hombres y mujeres junto a los cuales yo comencé mi vida y que están aquí en esta testera ¡Cómo decirles lo que ustedes son para nosotros! imaginé anoche que un niño venía corriendo y decía: ¡Ahí vienen, ahí vienen ¡Vienen de Arica, cruzan Tarapacá, van por Con Con, por Placilla! ¡Miren como montan sobre la cuesta de Chacabuco! ¡Miren los otros como pasan por Cancha Rayada, por Rancagua y llegan a Maipú! Padre, madre, ¿quiénes son? ¿Son los demócratas cristianos?. No, Son más que eso… ¿Son los freistas? No, mucho más que eso… ¿Quiénes son? ¿No ves las banderas? Son los mismos del año 1810, los de 1879, los de 1891, son los mismos de las protestas iniciadas en 1983, son los mismo que dijeron ¡NO! en 1988 ¡Son la patria! Sí, amigos y amigas, ustedes son eso: son la patria; ¡Son la patria! ¡Gracias a Dios!