'Llegó la peligrosa inflación'. Julio Reyes V.
Que duda cabe el 2011 nuestro país tendrá una alta inflación. En todas las conversaciones familiares y cotidianas aparece el tema del alza de los alimentos, de los combustibles y su efecto nocivo en la vida de la gente.
Esta semana el Banco Central confirmó que su estimación de inflación 2011 subió a 4,3%, pero diversas consultoras privadas anuncian estimaciones propias de una inflación anual del 5,3%. Donde no hay dudas ni discusión técnica ni política es que esta inflación golpea más fuerte en las familias más vulnerables donde el impacto del alza de los alimentos y del transporte es sustantivamente mayor y claramente el IPC de los pobres superará el 7% este año para el 40% de las familias más vulnerables del país.
Ante esta amenaza inflacionaria el Gobierno sólo responde con un recorte fiscal de USS 800 millones (1,4% del presupuesto 2011). Pero este recorte fiscal es sólo un 20% de gasto corriente y en su gran mayoría se recortaran proyectos de inversión y programas gubernamentales. Es preocupante que Ministro de Hacienda anuncie que el recorte se dará en ahorros en la licitación de los programas de alimentación escolar de la Junji y Junaeb,que se se postergarán para el 2012 los recursos para financiar la reparación de infraestructura educativa dañada por el terremoto del 27 F o que no se implementaran las modernizaciones al programa de vías exclusivas para el Transantiago.
O sea los grupos vulnerables y la clase media no sólo tendrá que pagar mayor precio por los alimentos y en el transporte pùblico sino que además verá afectada la calidad de algunas prestaciones sociales como la alimentación escolar que recibe como apoyo de las políticas públicas (sin aún conocer las inversiones que recortará el Ministro Larraín). No es una buena idea que un recorte fiscal afecte negativamente la calidad de vida de las porciones mayoritarias de la sociedad chilena.
Lo otro paradojal es que por un lado se anuncia un recorte fiscal como esté, pero en paralelo se anuncian iniciativas legales de dudosa focalización como la extensión del post natal o donde sólo se beneficia al 40% de los pensionados con la exención de su cotización de salud que significarán altos costos fiscales en régimen de más de US$ 400 millones sin plantear algún mecanismo de financiamiento permanente de largo plazo para estas iniciativas. Finalmente la señal política es ambigua, ya que se recorta en inversión social focalizada y pertinente y por otro lado se anuncian beneficios sociales sin una nítida focalización como es el post natal.
Adicionalmente se insiste en instrumentos fiscales de dudosa eficacia como el SIPCO para enfrentar el alto precio del petróleo en los mercados internacionales. En casi 1 mes de operación del Sipco no ha habido rebaja de las bencinas y al contrario ha subido cerca de $10 y su precio promedio es $751 por litro (casi $ 80 más que en noviembre 2010).
Una ayuda importante para la clase media sería la rebaja transitoria del Impuesto específico (IEC) de los 5,5 UTM actuales a 4 UTM hasta marzo del 2012, lo que significaría una rebaja en los precios a público de $60 con una disminución también de los pasajes del transporte público y tiene un costo fiscal transitorio de US$ 300 millones que puede absorberse por el alto precio del cobre en los mercados mundiales. El Gobierno insiste en su pálida rebaja de 0,5 UTM del IEC vía Sipco que nos tiene con altos precios de los combustibles que acentuarán los niveles inflacionarios del 2011.
Esta falta de creatividad para enfrentar la inflación que afecta negativamente a la clase media y a los grupos vulnerables está afectando las posibilidades de un desarrollo inclusivo de largo plazo de nuestra economía.
Una política fiscal con claros signos expansivos ( a pesar del recorte de inversión social) además, sigue afectando la competitividad cambiaria que terminó esta semana con su precio más bajo post intervención cambiaria ($470 por dolar) y que vuelve a instalar la preocupación en la industria exportadora que genera 1 millón de empleos. Hay demasiadas señales preocupantes en el ambiente como la inflación, la falta de competitividad cambiaria,los altos costos energéticos y la confusa política fiscal como para estar tranquilos sobre nuestro futuro económico y social.
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