Ingreso Ético Familiar y Ley de Presupuesto.CRISTÓBAL HUNEEUS
"...Hoy, a ocho meses de inicio del Gobierno y a cuatro meses de los primeros pagos de este beneficio, se desconoce el contenido del Ingreso Ético Familiar...".
El Ingreso Ético Familiar (IEF) fue la propuesta de política pública más audaz del Presidente Piñera en la campaña presidencial reciente. El objetivo de esta propuesta es eliminar la indigencia y la pobreza, pues ninguna familia en Chile tendría como ingresos totales, sumando los del trabajo y transferencias monetarias del Estado, menos de $250.000 al mes. Hoy, para cumplir esta promesa, el ingreso total de la familia requerido es mayor porque ha aumentado el costo de vida.
De acuerdo al programa de Gobierno, estas transferencias estarían compuestas por tres elementos: Subsidio Único Familiar (SUF), Subsidio al Empleo y Bono de Capacitación. Es decir, el nuevo instrumento combina programas ya existentes con programas nuevos. El SUF ya existe y la idea es aumentarle su monto, el Subsidio al Empleo existe sólo para los jóvenes del 40% más vulnerable, y la propuesta es aumentar su cobertura a todos los trabajadores vulnerables, y, finalmente, el Bono de Capacitación debe crearse. El Presidente en su discurso del 21 de mayo reiteró su compromiso de implementar el IEF a partir de marzo del 2011, partiendo por aquellas familias que viven en extrema pobreza. No se exigiría nada al beneficiario del IEF por recibir estos recursos del Estado.
El IEF se puede crear de dos formas, vía Ley de Presupuesto o vía una ley propia. Una de las ventajas para el Ejecutivo de usar la Ley de Presupuesto es que puede ser menos específico respecto al diseño e implementación del programa, y, por lo tanto, tener mayor discrecionalidad. La experiencia de los últimos 10 años, al menos en el área laboral, muestra que cuando hay amplia discrecionalidad, por ejemplo, en los programas de empleo de emergencia o la bonificación a la contratación, los errores que se cometen pueden ser grandes. Además, las evaluaciones independientes realizadas muestran que el impacto de estos programas es bajo, entre otras razones, por la discrecionalidad.
El Gobierno optó por introducir el programa vía Ley de Presupuesto pidiendo la máxima discrecionalidad posible. Es decir, mediante un decreto, el ministro de Hacienda y el ministro de Mideplan definen casi todos los parámetros del programa. Hoy, a ocho meses de inicio del Gobierno y a cuatro meses de los primeros pagos de este beneficio, se desconoce el contenido del IEF. Chile no es el primer país que intenta implementar un programa de esta naturaleza. Los programas realizados en EE.UU. en la década de los setenta ya mostraron que entregar recursos a las familias sin exigirles algo a cambio lleva a que sus miembros trabajen menos, produciendo el efecto contrario al que se buscaba. Por este motivo, no fueron continuados. A partir de esta y de otras experiencias, otros programas, como "Progresa" en México y "Bolsa de Familia" en Brasil, realizan transferencias condicionadas. Es decir, a cambio del dinero que reciben las familias del Estado, éstas se comprometen a algo, mandar a sus hijos al colegio y tener al día los controles de salud. Si no lo hacen, se suspende el pago de las transferencias. En ambos países, antes de la implementación de los programas, había serios problemas para que los niños asistieran al colegio, porque, en vez de hacerlo, iban a trabajar. Es comprensible el interés del Gobierno de innovar en política pública, pero es un error diseñar un programa sin tomar en cuenta las consecuencias de iniciativas similares en otros países, porque el riesgo de repetir los malos resultados es muy alto. De hecho el diseño del subsidio al empleo joven se basa en gran parte en el programa Earned Income Credit (EIC), de Estados Unidos, que existe desde hace más de 30 años y que ha mostrado buenos resultados.
¿Los recursos que recibirán las familias del IEF a cambio de qué serán? No tiene sentido condicionarlas a que los hijos vayan al colegio o a controles de salud, pues los niños en Chile ya lo hacen. Una alternativa es condicionarlas al empleo formal, como es el caso del subsidio al empleo joven. Dado el estado de desarrollo de Chile y los desafíos que tiene, me parece lo más razonable. Esta fue, además, una de las sugerencias que tuvo la Comisión de Trabajo y Equidad del gobierno anterior.
Hoy la pobreza es mucho más baja que hace 20 años, por lo tanto erradicarla requiere de soluciones bastante más integrales que en el pasado. Sin embargo, si la condición que se les exija a las familias, a cambio de recibir los recursos adicionales, no está bien diseñada, se corre el riesgo de que sus miembros trabajen menos y se produzca asistencialismo, y ello no ayuda a erradicar la pobreza.
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