martes, octubre 05, 2010

¿Y cuándo una política nacional en educación?. Ivan Navarro.

Se han hecho muchos anuncios por parte del Gobierno, tendientes a enfrentar la necesidad urgente de mejorar la calidad de la educación. En esta materia no hay dos voces, el país ha tomado conciencia que sin mejoramiento de la calidad de la educación no hay desarrollo posible y que esta tarea pasa no solo por reconocerla como la prioridad social más importante de nuestro desarrollo histórico, sino por generar una política nacional que garantice su logro en el menor tiempo posible.


Precisamente en este punto es donde está la mayor debilidad de los constantes anuncios del Gobierno: hay mucha propuesta miscelánea y efectista, pero no se vislumbra la articulación de una política nacional de desarrollo de la educación, que permita resolver los graves problemas muchas veces "diagnosticados", pero escasamente resueltos. ¿Qué efectos reales pueden tener para el problema de fondo –mejoramiento de la calidad de la educación en todos sus niveles- medidas como mejorar los puntajes de ingreso a las pedagogías, la creación de un número limitado de liceos de excelencia o la intervención de una Corporación Municipal en todo el país?,

¿Qué efectos reales puede tener ello para una necesaria re ingeniería de la carrera pedagógica que es hoy imprescindible para formar mejores profesores y, a partir de ahí, incidir fuertemente en el mejoramiento de la calidad de la educación?.

¿Acaso la creación de un número tan limitado de liceos de excelencia no tenderán a aumentar la estratificación de la calidad de la educación que actualmente se imparte y por qué no hacer el esfuerzo para que toda la enseñanza media sea de excelencia?, ¿La intervención de la Corporación Municipal de Cerro Navia no debería hacerse en prácticamente todos los Municipios del país, si es que la excusa es que se debe garantizar la sustentabilidad de la educación municipal, como en este caso explícitamente se ha querido hacer?

En fin, muchos son los ejemplos que hoy permiten sostener que el Gobierno no ha podido generar una política nacional de  desarrollo educativo, para enfrentar el urgente problema del mejoramiento de la calidad de la educación. En el plano de la enseñanza básica y media ni siquiera se ha echado a andar la Agencia de Calidad, ni la Superintendencia, contemplada en la vigente Ley General de Educación. El anunciado nuevo estatuto para la Carrera Docente no ha mostrado ningún avance que permita distinguirlo de una simple promesa de campaña y la educación superior sigue teniendo, especialmente la pública, las mismas dificultades financieras y operacionales que se propuso mejorar en el nuevo gobierno. El más reciente anuncio del Ministro de Educación, en orden a disponer de dos PSU en el año y guardar los resultados para postulaciones posteriores, son nuevamente propuestas misceláneas que no van al fondo del problema, que consiste precisamente en saber si el actual sistema de selección para ingresar a la educación superior responde a estándares de calidad o no. No hay evaluaciones objetivas de la actual PSU que fundamenten su repetición como algo técnicamente necesario y, nuevamente, se proponen medidas de parche, que ciertamente no incidirán en el tema de fondo.

El mejoramiento de la calidad de la educación debe ser encarado como un problema de todos, pero con orientaciones de tal naturaleza que realmente conciten la participación y la responsabilidad colectiva. ¿Qué entendemos por "calidad" de la educación en el Chile de hoy: es solo competitividad, es exitismo individual, es enciclopedismo cultural o es el desarrollo de las capacidades para conocer y transformar la realidad en un espacio más humano y más satisfactor de las necesidades reales del hombre y la mujer?,¿Es "calidad" de la educación el ir diseñando alternativas solo para los más capaces, para los privilegiados de siempre, para los que son capaces de acceder a la excelencia, o para también los que precisamente no han tenido la posibilidad de acceder a ninguna de esas ventajas?, ¿puede garantizarse el avance real  hacia el mejoramiento de la calidad de la educación por parte de un Estado que tiende a replegarse, dejando la responsabilidad al mercado, que nadie ha elegido para ser protagonista del desarrollo de todos y, menos aún, de la educación?.

En fin, el trabajo por el mejoramiento de la calidad de la educación debe ser integral e integrador. No puede ser una especie de "picoteo" de medidas populistas, sino el resultado de una voluntad colectiva por superar los problemas históricos que hoy la definen como la principal tarea del país. El gobierno tiene la responsabilidad de conducir y de implementar las iniciativas y los recursos que permitan canalizar la voluntad y el esfuerzo de todos para contribuir a este mejoramiento en forma real. De aquí surge la necesidad imperiosa de contar con una política nacional de desarrollo de la educación que oriente al gobierno y al país en un trabajo planificado y eficiente. Los recursos están. Ojalá la voluntad política también.