Para entender la situación actual de la huelga de hambre. Jesuitas Tirúa – Misión Mapuche
A muchos nos tomó por sorpresa la decisión de nuestros hermanos de continuar la huelga de hambre. En parte porque creímos que se había avanzado suficiente. Pero sobre todo porque nos angustia imaginar que alguno de ellos pierda la vida. Nosotros estamos sumamente agradecidos de la labor realizada por Monseñor Ricardo Ezzati a favor del diálogo. Nos alegra su decisión a seguir disponible para ayudar en la medida que se lo pidan. También agradecemos la claridad con que Monseñor Camilo Vial se ha manifestado estos días. Y agradecemos las palabras de ambos obispos y de Monseñor Alejandro Goic quienes ya anticiparon la petición de los presos mapuches solicitando “encarecidamente a quienes ejercen las responsabilidades de gobernar, de legislar y de juzgar, que actúen prontamente”.
En la Araucanía ha habido violencia estos años. No la compartimos ni la justificamos. Pero esa
violencia es fruto de una violencia mucho mayor que el Estado de Chile ha ejercido sobre el Pueblo Mapuche discriminando, usurpando, despojando, negando y desconociendo la vida del pueblo mapuche en la leyes, en la persecución legal y política. Sin entender esto no entenderemos a los presos.
Es importante en esta hora dramática comprender la decisión de nuestros hermanos. Aquí
compartimos con ustedes nuestra reflexión. Mañana estaremos en Temuco participando de la marcha lavkenche. Es que no podemos dejar de luchar. Sus vidas corren serio riesgo. Y su demanda sigue siendo justa.
1. El conflicto que ha llevado a esta situación no es un problema de la relación entre el poder ejecutivo y el pueblo mapuche; es un problema de todo el Estado. En la aplicación de la ley anti terrorista convergen los tres poderes: una política de criminalización sistemática de la demanda y la reivindicación mapuche; una ley aprobada y no corregida por el poder ejecutivo; y una resuelta persecución y aplicación de dicha ley por parte del poder judicial en contra de los mapuches. Todo esto ya había sido cuestionado y denunciado por la ONU y los organismos de derechos humanos.
2. Si los presos aceptaban ahora lo que ofrecía el gobierno podría suceder que todo siguiera igual: que el poder legislativo no corrija verdaderamente la ley anti terrorista y que el poder judicial siga aplicando una ley deficiente en forma discriminatoria. Efectivamente no basta con lo ofrecido por el gobierno.
3. El gobierno dio pasos importantes. Eso se reconoce y se agradece. Pero el gobierno dice que cumplió al pedir la revisión de la ley anti terrorista, y sin embargo mantiene dos elementos no aceptados por los abogados e instituciones de derechos humanos: el incendio de vivienda sin moradores como un acto terrorista y la ambigua afirmación de actos que causen miedo. Esto no es aceptable no sólo para los mapuches, sino para todos los organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.
Todos los poderes del Estado tienen responsabilidad en haber llegado a este punto. Toda la
sociedad chilena lo tenemos. No es necesario recordar toda la historia. Nuestros hermanos
mapuches lo saben y así lo expresan en su decisión de continuar en la huelga de hambre hasta que no sea el Estado en todos sus estamentos el que inicie un nuevo camino. Nosotros volvemos a urgir a todos los que pueden hacer algo –y sabemos que sí se puede- a que reaccionen antes que la vida de algún hermano se apague.
En Cristo los saludamos
Jesuitas Tirúa – Misión Mapuche
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