lunes, abril 26, 2010

Política fiscal y Reconstrucción: Una lectura errada del pasado y una proyección incompleta del futuro.Andres Velazco.

¿Está Chile en buen pie fiscal para enfrentar la reconstrucción posterremoto? Al presentar su plan de financiamiento, el gobierno ha expresado dudas al respecto.
Pero la Ocde, asociación de los países más exitosos del mundo, al admitir a Chile en enero de este año afirmó que durante la crisis "hubo espacio para un estímulo macroeconómico decisivo gracias a la buena política monetaria y la prudente política fiscal durante los años del boom". Moody's, acaso la principal clasificadora de riesgo del mundo, dijo en un informe emitido pocos días después del terremoto que "la sólida posición fiscal y financiera de Chile sustenta la capacidad del país para enfrentar este choque". Y el mismo Jovino Novoa, prominente senador de la Alianza, enfatizó que "Chile tiene plata para tres o cuatro terremotos más".
¿Cómo explicar entonces la diferencia entre lo que piensa el gobierno y lo que piensan tantos otros? Simplemente, porque el diagnóstico oficial contiene una lectura errada del pasado y una proyección incompleta del futuro.
LOS AHORROS DEL FISCO......Respecto del pasado, el gobierno afirma que durante 2009 se habría "gastado" un 44% de los ahorros del país. Esa afirmación es errada por la curiosa definición de ahorro que utiliza el gobierno.

El ahorro de una familia no consta sólo de la plata que acumuló en una cuenta, sino también del pie que puso para comprarse una casa y los aportes que hizo a su previsión. Lo mismo corre para las cuentas públicas. Los chilenos no sólo ahorramos en los fondos de Estabilización Económica y Social y de Pensiones. Nuestros ahorros totales -definidos correctamente como la suma de los superávit fiscales acumulados- alcanzaron US$ 42 mil millones en el período 2004-2008, no el monto mucho menor que implica el cálculo oficial.
Más aún: cuando una persona gira de su cuenta corriente para amortizar su crédito hipotecario o invertir en un fondo mutuo, eso no es gasto. El mismo principio corre para el Fisco. El 2009 repagamos deuda e invertimos, capitalizando Codelco, BancoEstado y la Corfo.
Juntando una cosa y la otra se concluye que para responder a la crisis internacional los chilenos usamos 17% de nuestros ahorros y no el 44% que sostiene el gobierno actual. Pequeña diferencia ¿no?
Y fue un uso efectivo de recursos. Mientras buena parte del mundo -especialmente Europa- aún sufre las peores consecuencias de la crisis internacional, nuestra economía ya a comienzos de este año mostraba señales de recuperación.
Respecto del futuro, el presupuesto aprobado por el Congreso para 2010 contempló un equilibrio estructural de las cuentas públicas. Sin embargo, la administración Piñera dice haber heredado del gobierno anterior un déficit estructural para el 2010 de 1,2% del producto interno bruto.
Para justificar sus afirmaciones el actual gobierno pudo haber presentado una proyección completa de sus gastos e ingresos, entregando el marco macroeconómico relevante y sus supuestos claves.
¿Cuál es el crecimiento esperado de la economía que se usó para proyectar gastos e ingresos? ¿El precio del cobre? ¿La inflación esperada? El país no lo sabe.

"LA SOBREEJECUCIÓN NO EXISTIÓ"

Una cosa que el país sí sabe es que el gobierno de Michelle Bachelet no sobreejecutó el gasto de los dos primeros meses del año. Por varias semanas se sugirió que el equipo saliente se había gastado la plata que le correspondía al equipo entrante. Pues bien, la supuesta sobreejecución sencillamente no existió, como consta en las cifras publicadas por la Dirección de Presupuestos en el actual gobierno: en enero-febrero del 2010 se ejecutó 14,1% del gasto anual, menos que el 15,2% en el año anterior.
El reajuste del sector público decidido por el Congreso implicó un aumento algo mayor que el proyectado en el presupuesto. Eso incrementa el gasto esperado para el 2010. El monto final de otros ítemes, en especial de los de infraestructura, dependerá de la capacidad de ejecución del actual gobierno.
No es evidente que el pago de intereses de 2010 sea mayor en US$ 230 millones a lo proyectado, como estima ahora el gobierno. En septiembre de 2009, al presentarse el presupuesto al Congreso, el déficit fiscal esperado para 2009 era de 3,6% del PIB. El efectivo fue de 4,4%. La diferencia de endeudamiento resultante, a una tasa aproximada de interés de 5%, arroja US$ 75 millones más en servicio de deuda vía intereses en 2010, no el monto tres veces superior que postula el gobierno.
Y hay factores que potencialmente disminuyen el gasto esperado para el 2010 antes de contabilizar el impacto de la reconstrucción. Uno de ellos es la inflación. La tasa proyectada en la Ley de Presupuestos 2010 era 1,5% en promedio; según el último Informe de Política Monetaria del Banco Central, hoy se espera que alcance 2,4%. Esa mayor inflación reduce el valor real del gasto y por lo tanto crea una holgura de aproximadamente US$ 380 millones. ¿Qué va a ocurrir con esos recursos? ¿Se ahorrarán? O si se van a gastar ¿están incluidos en la reconstrucción?

Que Chile hoy pueda tener un debate democrático sobre quién y cómo se paga la cuenta de la reconstrucción es en sí una demostración de fortaleza institucional y financiera. A la inmensa mayoría de los países, cuando reciben un golpe de esta magnitud, no les queda otra alternativa que pasar el platillo en el extranjero y depender enteramente de la ayuda internacional.

CASA FISCAL SÓLIDA

El plan de financiamiento planteado por el gobierno es la mejor demostración de que el país exhibe una impecable situación fiscal. Según lo anunciado, el efecto neto en la recaudación fiscal de las medidas tributarias será de apenas US$ 190 millones en los próximos cuatro años, lo que en el contexto de los ingresos fiscales es muy reducido. Más aún: por la vía de varios beneficios tributarios, el plan contempla reducciones significativas en la recaudación 2010-2011.
¿Cómo es posible plantear esto habiendo argumentado que la situación fiscal es precaria? La única explicación es que la casa fiscal que los chilenos construimos y ordenamos en los últimos 20 años resulta ser, en la porfiada realidad, muy sólida
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