lunes, abril 26, 2010

La nueva forma de gobernar..la crìtica columna de Jorge Schaulshon publicada hoy en la 3era....ya ni sus votantes le creen a Piñera.

En qué consiste la nueva forma de gobernar? Creo que la mejor forma de responder esta pregunta es recordar las características de la “vieja” forma de gobernar.
1.- Respetar la autonomía del Consejo de la Alta Dirección Pública sólo “de los dientes hacia fuera” pasando por alto sus recomendaciones o destituyendo a funcionarios seleccionados por ella por razones puramente políticas, como acaba de ocurrir con la petición de renuncia al Director del Fosis por ser una persona cercana a un partido de oposición. También ignorar las incompatibilidades como es el caso de Maria Luisa Braham con su doble condición de Jefa de asesores del Presidente y miembro de dicho consejo, que se supone debe actuar con total independencia del poder ejecutivo.
2.- Entregar la selección de altos funcionarios del Estado a los partidos políticos de gobierno, tal y como ha ocurrido con los Gobernadores. Hemos asistido a una disputa pública entre la UDI y Renovación Nacional al mejor estilo de los tiempos en que campeaba la “vieja” forma de gobernar...... 3.- Aceptar que un partido político de gobierno tenga poder de veto sobre la designación del Director del diario La Nación como sucedió con el caso de Mirko Macari cuya nominación, aprobada por la unanimidad del Directorio ha quedado sin efecto por el berrinche de la UDI. En la época de la vieja forma de gobernar el Ejecutivo se apropió de un medio de información que pertenece a todos los chilenos y lo transformo en una correa transmisión de sus intereses políticos. El Directorio actual y su Presidente Daniel Platovsky, inspirados en los principios de la “nueva” forma de gobernar buscaron un periodista altamente calificado de perfil más bien independiente-opositor y le entregaron la dirección del medio.
El mensaje no podía ser más claro: de ahora en adelante, el Estado rehúsa manipular a medios de comunicación aún cuando sea el accionista mayoritario. Las expresiones de admiración y sorpresa ante tamaño gesto de consecuencia política no se desvanecían cuando sobrevino el balde de agua fría. Traspasando todas las barreras propias, incluso de la versión mas perversa de la “vieja” forma de gobernar, la directiva de un partido político logró en cuestión de horas lo que jamás pudo hacer un partido de la Concertación ni todos ellos juntos: dejar sin efecto un acto del Directorio de La Nación y “desnombrar” al director del diario.
Desgraciadamente el gobierno se ha resbalado en una cáscara de plátano que mella seriamente la credibilidad de su principal promesa de campaña. La gente votó por el Presidente Piñera porque quería un cambio. El pueblo chileno no tiene ni un pelo de tonto. Sabe que ni la Concertación era tan de izquierda ni que Piñera es tan de derecha. Tiene clarito que ni la democracia ni el libre mercado estuvieron nunca en juego en esta elección. Pero que la cooptación del aparato público por los partidos políticos, el abuso de poder, la instalación de operadores tenían que terminar. Votó por el respeto a la meritocracia, por la eficiencia en la gestión. Todo ello queda en entredicho con el “affaire” de La Nación. La Ministra Secretaria General de Gobierno interpretó correctamente la nueva forma de gobernar cuando aprobó la nominación de Macari pero demostró impericia política (criticada por algunos destacados miembros de la Coalición Por El Cambio) o ingenuidad al no anticipar la reacción de su propio partido. O tal vez confió en que la independencia encomiable que ha demostrado el Presidente Piñera sería respaldo suficiente. Desgraciadamente, en esta oportunidad, el Presidente también falló. instituto estudios políticos y laborales
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