miércoles, abril 28, 2010

La foto . Eugenio Tironi

Es un cliché, lo sé, pero es cierto: hay imágenes que valen más que mil palabras. La foto de los líderes de la Concertación en el living de Cerro Castillo, rodeando al Presidente Piñera, quien les explicaba su plan para el financiamiento de la reconstrucción, ilustra mejor que los análisis más sesudos lo que ha venido ocurriendo, para sorpresa de muchos, desde el 11 de marzo pasado. Qué confortables se veían todos en esos mullidos sillones. Y qué orgulloso se percibía al Presidente, actuando ahora como dueño de casa de ese palacete que simboliza en Chile el estatus del poder presidencial.
¿Por qué la Concertación se ve tan satisfecha? Es obvio: su pulsión innata a subir los impuestos de los más ricos para transferir recursos a los más pobres, reprimida por más de 20 años en aras del crecimiento y la gobernabilidad, fue por fin liberada de su reclusión con la propuesta y la retórica del Presidente. En los años recientes, sólo a duras penas se estaba consiguiendo mantener esa pulsión bajo control. En la campaña presidencial el alza tributaria fue la principal fuente de disensos internos del oficialismo de entonces, y uno de los argumentos que más sedujeron a muchísimos concertacionistas de Enríquez-Ominami, al punto de que Frei lo asumió en la segunda vuelta, en el postrer esfuerzo de obtener su respaldo. Como lo dijo Hernán Büchi, éste es un gobierno que impulsa el programa de sus adversarios, y no tiene complejos en acoger sus observaciones, como en el caso de la Ley de Donaciones. ¿Cómo, entonces, no iban a expresar su satisfacción los líderes de la Concertación en la foto de Cerro Castillo?.........Al principio se vieron sorprendidos, y a algunos no se les ocurrió nada mejor que castigarse por no haber sido ellos los que subieron los impuestos cuando estaban en el gobierno. Pero ese espíritu culposo se pasó rápido, y lo que primó entre los dirigentes de la Concertación fue el deleite de ver que lo que parecía un tabú intocable se pone en el tapete. A esto hay que añadir que muchos de sus parlamentarios están comenzando a gozar también por el hecho de sentirse liberados de aquellas responsabilidades y lealtades que les frenaban para dar rienda suelta a su instinto primordial, que es la crítica a un “sistema” que estiman perverso. Descubren, además, que el rol de oposición no sólo les viene bien, sino que saben ejercerlo con maestría, como lo acreditan los logros de las últimas semanas: nominaciones abortadas, reacomodos de los proyectos de ley, venta de los activos personales del Presidente, entre otros.
¿Qué ocurre con el otro personaje de la foto de Cerro Castillo, el Presidente Piñera? Se lo ve dichoso. Si parece faltarle rostro para contener tanta sonrisa. Transmite algo que no es posible inventar: que se siente en su salsa. Maneja los hilos con la habilidad, el pragmatismo y la tenacidad de un banquero de inversión, con ministros sometidos a esa presión que muchas veces se utiliza con los ejecutivos de las empresas para obtener mejores resultados. Y se mueve en todos los frentes al mismo tiempo, y en todos sorprende, apuesta, negocia, retruca, decide.
Como lo advirtió Büchi, el díscolo, el alza impositiva podría tener efectos que van mucho más allá de la reconstrucción: ella podría dar el sello al nuevo gobierno; más aún si se aprueba con la algarabía de la Concertación y el abatimiento de la Alianza. En sectores de la derecha llaman a este, con resignación, el “quinto gobierno de la Concertación”. Pero están equivocados. Éste es el primer gobierno de Sebastián Piñera. Y las sorpresas, como la de aquella foto en Cerro Castillo, recién comienzan.
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