Lost . Alfredo Joignant

La Concertación, o como quiera que se le llame en el futuro, debe aprovechar este trágico año del bicentenario para volver a pensar en términos estratégicos. Inevitablemente, esto supondrá para cada partido experimentar su propio duelo, y elaborar sus propias definiciones, preguntándose a quién se desea representar, qué ofertar y cómo hacerlo. Este ejercicio, casi de anamnesis política, debe fundarse en un balance de lo obrado y gobernado durante 20 años, identificando aquello que produjo satisfacción partidaria, pero también malestar y frustración. Tras la anamnesis, habrá que volver a pensar a escala de coalición, discrepando y deliberando, suponiendo que los caminos propios y las coaliciones chicas constituyen preferencias irracionales si lo que se pretende es recuperar la hegemonía social y electoral a partir de las elecciones municipales de 2012. En cualquier caso, el tiempo total de la anamnesis y de las definiciones estratégicas de la coalición debe concluir a más tardar en diciembre.
Pensar estratégicamente no es simple. Durante los 80, un importante grupo de dirigentes políticos e intelectuales intercambió por años ideas políticas e ideas de política, tras lo cual se desembocó en una coalición en forma y en un programa mínimo de gobierno. Hoy por hoy, los dirigentes políticos no lograrán escapar de la condición de náufragos si no se dan el tiempo, mental y material, para dialogar con aquella comunidad universitaria que se identifica como de centro-izquierda, pero no con los partidos. La reconstitución de algunos think tanks clásicos de la era pre-concertacionista constituye una buena señal, pero es insuficiente si no se construyen correas de transmisión con el vasto mundo intelectual que la política partidaria desconoce. Nunca antes había existido en Chile tanto capital intelectual de centro-izquierda, como tampoco se había observado tanta indiferencia de los intelectuales por la política. De la reconstitución de este vínculo depende, finalmente, el destino de la centro-izquierda y de todos sus partidos. Y de los partidos depende si las ideas importan para hacer política de largo aliento, aquella que se toma en serio las exigencias de un proyecto y no sólo de un programa. [+/-] Seguir Leyendo...
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home