martes, marzo 23, 2010

La difícil partida. Ricarte Soto

El nuevo gobierno acaba de enterar diez días y algunas voces de la “nueva” oposición ya apuntan a la lentitud con que se designan a los responsables y a que hay cargos importantes que permanecen vacantes. Es verdad que existe la percepción de que todavía no están todos los que deberían estar. Una sensación que, para más remate, fue aumentada por el hecho que los que habían asumido no habían terminado de colocar los lápices en sus escritorios, cuando se apagó la luz y por enésima vez los celulares hicieron “kaput”. Entre lo que realmente sucede y esa expectativa creada durante la campaña presidencial que todo y todos estaban listos para comenzar a jugar desde el pitazo inicial, hay un desfase......Sin embargo, sea cual sea el color político de los que llegan al Poder Ejecutivo, todos tienen derecho a sus cien días de gracia. Aunque varios de los nuevos funcionarios peinan canas, por un segundo se deben haber sentido como niños que llegan a su nueva escuela, preguntando por las “casitas” y tratando de memorizar esas caras que aparecen en los pasillos. Podemos suponer que a toda carrera están aprendiendo una cantidad exorbitante de reglas que deben observar para que sus decisiones no aparezcan después como actos irregulares. También debe resultar difícil acostumbrarse a la idea que sus palabras deben ser comprendidas por una masa heterogénea y no por un grupo de lectores de columnas o “papers”. Atrás quedaron esos días donde había que convencer a la selecta asistencia de un seminario o conferencia. Ahora los argumentos deben resultar válidos para el ferretero de Ancud, el chofer del colectivo Alameda –Maipú o el gásfiter de Tocopilla. Instalarse en sí mismo ya es una dificultad que obviamente se multiplicó por mil, cuando marzo se apareció con su peor cara, debido a los coletazos del 27 de febrero que dejó a numerosas dependencias de la administración pública fuera de juego.

A todos los problemas gigantescos y conocidos por todos, paulatinamente nos enteramos de otros, que pueden parecer nimios, pero tienen su importancia. Hay millones de insectos y roedores que también vieron abruptamente interrumpidos sus ciclos de vida y de abastecimiento, que se alistan para su supervivencia, un aspecto que puede originar nuevas dificultades. Dicen que las hormigas, dotadas de un envidiable sentido de la organización, corren por todos lados mientras que las reinas trabajan a todo vapor para compensar su déficit demográfico. Eso, como otra infinidad de problemas, no estaba presupuestado en el programa de gobierno. El 8,8 originó un despelote de proporciones y los “nuevos” tienen que hacerse cargo. Al mismo tiempo y cuando muchas cosas están en veremos, hay que reconocer que los empleados públicos de distintos niveles, con su oficio, han sabido mantener la continuidad del aparato estatal. También, podríamos hacer un pequeño repaso y recordar que la Concertación, cuando entró por primera vez a La Moneda, no encontró documentos ni archivos, ni siquiera un miserable block de apuntes que facilitaran sus primeros días de gestión. Ese pasado contrasta con el presente, donde, pese a todo, ha existido un traspaso responsable y ordenado entre el “ancien régime” y el nuevo.
Estos son los días de instalación, luego cuando la tripulación esté en sus puestos, será el tiempo de escrutar si navega a la velocidad de crucero prometida.
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