jueves, diciembre 17, 2009

TODOS. Manuel Roman aporta al dcto. de R. Donckaster.


Estimado Raúl:
Después de leer tu correo, puedo decir que comparto lo que escribes, porque además se que lo sientes, ¿Por qué lo sé? Sencillamente porque desde muchos años, junto a muchos camaradas, con visiones distintas del mundo y el universo, hemos dado una lucha interna y externa por mantener nuestras raíces, manteniendo un acercamiento con nuestra doctrina, con nuestra ideología, con nuestra práctica política, que no por eso nos uniforma, sino más bien tenemos un objetivo común, como es traducir nuestro pensamiento cristiano, comunitario, vanguardista y revolucionario en la construcción de una sociedad más inclusiva, más igualitaria, más solidaria, en donde las oportunidades estén abiertas para TODOS.
Construir una sociedad como la soñaron Alberto Hurtado, Clotario Blest; como la soñaron pensadores del Humanismo Cristiano; como la soñaron al fundar la Falange y luego el Partido Democratacristiano, entre otros: Eduardo Frei Montalva, Radomiro Tomic, Ignacio Palma Vicuña, Bernardo Leighton; Jaime Castillo, Manuel Bustos y tantos otros que de manera anónima trabajaban en cada rincón de nuestro país, aquellos que rechazaron la Ley de defensa de la democracia que tenia encarcelado a los militantes comunistas. Construcción de una sociedad que se puso en marcha con la Revolución en Libertad, donde se comenzaron a cimentar programas que comenzaron a cambiar la cara de Chile, basada en nuestro pensamiento y en nuestras raíces. Se dio paso a un cambio en la educación, se alfabetizo en el campo y la ciudad, se inicio el proceso de reconocimiento total de la mujer provocando su organización, se fomento la cultura y las artes como por ejemplo se creó el teatro ICTUS, la organización TECHO para los sin casa, una reforma agraria para entregar tierras al que la trabaja, las organizaciones poblacionales de juntas de vecinos, organizaciones juveniles, deportivas; el fomento de los sindicatos para la organización de trabajadores, lo que se denomino el proyecto de pobladores, es decir una revolución y cambios para TODOS.
Los cristianos en política, jugamos un rol fundamental en la lucha contra la dictadura, TODOS con TODOS nos unimos bajo una sola bandera, liberar a Chile. Pusimos nuestros mejores esfuerzos para conducir, solidarizar, ayudar, organizar y luchar contra la represión y el crimen, donde el sufrimiento de cada detenido, torturado, asesinado, era nuestro sufrimiento, de este modo estuvimos junto a otros y a TODOS, conduciendo el movimiento social y fortaleciendo el tejido social y construyendo la red política necesaria para lograr la libertad. Cabe recordar a nuestro camarada René León Alquinta, cuando recorríamos el antiguo San Miguel, ubicando a los dirigentes de todos los partidos políticos para reunirnos en un solo bloque y coordinar en cada rincón de la zona sur de Santiago un lugar desde donde pudiésemos trabajar.
También cabe recordar las distintas organizaciones, creadas para aglutinar a la sociedad civil y su tejido social y a las organizaciones políticas, como la Asamblea de la Civilidad, que en abril de 1986 distribuyo una carta donde manifestábamos el rechazo a las AFP. A las ISAPRES, a la privatización de la educación y la salud, decíamos NO a la educación municipalizada, exigíamos respeto a los DDHH, decíamos NO a la constitución impuesta que fue el detonante del crimen de nuestro camarada Eduardo Frei Montalva.
En todo este recorrido, estuvimos los DC, jugándonos TODO, postergando lo propio, estudios, familia y muchas otras postergaciones que cada uno decidió para trabajar y luchar contra la dictadura y liberar a Chile.
Sin embargo cabe preguntarnos ¿Qué nos paso? ¿Qué le paso a nuestro PDC?, cuando comenzamos el proceso de recuperación de la democracia, de una práctica comunitaria para el trabajo en política, pasamos a la construcción de oligarquías tras objetivos particulares, los que se jugaron a fondo en la recuperación de la libertad fueron desplazados y los únicos que lograron superar esta situación fueron los que lograron alguna representación pública. La mentalidad conservadora comenzó a fluir por todos los costados, se renuncio a cambiar la constitución fraudulenta, comenzamos a gobernar con las directrices de la dictadura; comenzó un alejamiento paulatino de la sociedad civil, se olvidaron del tejido social para darle solides a la democracia, el individualismo y el mercantilismo de un sistema depredador fue asumido en todo su contexto. El PDC aumento con muchos nuevos militantes, adherentes y simpatizantes, que entraron por las ventanas, muchos de ellos producto del clientelismo político y sin saber porque se afiliaban a la DC solamente sabían que debían apoyar los interese particulares de unos pocos. Cabe destacar que en estos últimos 19 años se ha construido y avanzado en un mejor crecimiento y desarrollo, macro y de superestructuras, pero manteniendo la lógica neoliberal, es decir no es para TODOS, es solamente para unos pocos. Esto ha significado perder la capacidad de conductores y lideres, perdimos los espacios de vanguardia, nos alejamos del tejido social, nos olvidamos que la fuerza no está en los personajes sino en la voluntad popular; sin embargo los esfuerzos se centraron en fortalecer a unos pocos que se sentían enviados del Olimpo, quienes solamente nos invitan cuando hay un proceso electoral interno o externo, para luego olvidarse de la base social y política, del mismo modo como se olvidaron de los resultados del último Congreso Ideológico.
Es en este contexto, donde muchos hemos seguido creyendo en nuestras raíces, en nuestra doctrina, en nuestra ideología, en nuestra Utopía y dados los condicionamientos que impone la lógica de organización política, optamos muchos por seguir haciendo humanismo cristiano en otras áreas del quehacer diario. Otros han emigrado a otras tiendas políticas, perdimos la fuerza de los jóvenes, de la mujer, de los trabajadores que se comprometían con nuestros sueños de un mundo mejor y distinto para TODOS.
Este preámbulo, no es de autoflagelación, ni de autocomplacencia, porque muchos como tú, Andrés, Paulina, Mario, Héctor, y muchos más, nos mantenemos en nuestra propuesta y seguiremos dando una fuerte pelea por recomponer las grandes pérdidas de nuestro PDC; porque me atrevo a decir que ante una eventualidad negativa veremos a muchos de los clientes desfilando con otras banderas, con otros slogan y se sumaran a otro empleador; mientras los que quedaremos somos los mismos de siempre, los que aún creemos en la vigencia del mensaje que Cristo nos dejo para servir al prójimo y que nosotros lo asumimos como la opción de servir a través de la política.
Pero también estoy consciente que para recuperar nuestras raíces, se requiere trabajar para el poder, un poder jerárquico pero comunitario, un poder al interior del PDC para evitar que las oligarquías y los que sienten ser enviados por los dioses sean quienes sigan destruyendo nuestro referente político. Para esto tenemos el convencimiento, la conciencia y la consecuencia, evitando que nos suceda lo de siempre: somos los que reflexionamos, preparamos, convocamos, pero nunca hemos sido capaces de dirigir y todo queda en manos de otros que tienen la vocación de dirigir y en más de una ocasión han asumido nuestras reflexiones como un elemento exclusivo de campaña. Es aquí donde debemos trabajar para lograr una nueva conducción basada en nuestras raíces, valorando la revolución en libertad, pero para el presente y mirando al futuro. También nos vemos enfrentados a una situación electoral, donde afloran estas voces del Olimpo, que dicen no izquierdizarse o no derechizarse, esto es no reconocer el valor de nuestra causa, porque los cristianos en política no somos ni de izquierda ni de derecha, somos un movimiento que pone en el centro del universo al hombre y a la mujer, que quiere construir una patria para TODOS, que quiere la dignidad de las personas, que quiere luchar para construir el paraíso en la tierra, que quiere un mundo mejor para las nuevas generaciones contrario a la destrucción que hoy hacen del planeta, que quiere que las personas sean reconocidas por su valor en sí mismo y no por su capacidad económica y productiva, que los jóvenes sean integrados tengan oportunidades reales y concretas, que la mujer sea respetada en su integridad, que el adulto mayor sea reconocido y valorado en toda su extensión de conocimientos y entrega realizada, que las etnias sean reconocidas como tales con claridad, que las minorías sean incluidas sin excepción ni condicionamientos, construir tejido social y económico donde se exprese la acción comunitaria, solidaria y cooperativa.
Para esto debemos trabajar, partiendo por potenciar nuestro compromiso con una Asamblea Constituyente para alcanzar una nueva Constitución, esto como referencia política a alcanzar, porque todo lo anterior debiese estar incluido en ella, es el paso para hablar de una democracia real. Entendiendo que nuestro mensaje debe ser vanguardia y revolucionario, tanto hacia adentro de nuestro PDC como mensaje al pueblo o como hoy se le dice a la sociedad civil.
[+/-] Seguir Leyendo...