Los desafíos de la DC . Claudio Orrego

Esta es primera vez en varias elecciones que la DC detiene y revierte parcialmente su caída, a pesar de que el 14,24% actual todavía dista mucho de ese 25,99% de 1989 con sus 38 diputados. Es justo reconocer el mérito de la actual directiva en alcanzar esta meta. De igual manera hay que destacar el esfuerzo de todos los que ganaron, y de aquellos que perdieron luchando en circunstancias difíciles y adversas. En tiempos donde pocos arriesgan, su testimonio es un ejemplo de la mística y audacia que tanta falta le hace a la política chilena. Sus derrotas de hoy son la siembra de victorias de mañana
El primer desafío para la DC es la segunda vuelta presidencial. Aquí la tarea no es sólo salir a la calle a hacer puerta a puerta por Frei. Lo más urgente es proponer un discurso y un tono que nos permita reconquistar a aquellos votantes que perdimos en primera vuelta. Algunos piensan que basta con un discurso antiderecha o del miedo a la concentración del poder o la ingobernabilidad. Discrepo. La mayoría de la gente vota por proyectos positivos y llenos de entusiasmo. No sólo contra algo o alguien. Este debiera ser nuestro primer aporte: un discurso de esperanza y optimismo respecto al futuro. En esta elección parlamentaria les fue mal a los autoflagelantes de la obra concertacionista. La gente quiere correcciones, pero no aventuras ni descalificaciones. De igual forma, a la gente le gusta el carácter centro-izquierda de nuestra coalición, por lo que también debiéramos ayudar a redibujar todos los colores de nuestro arco iris, enfatizando temas como la comunidad, los valores y la clase media.
En segundo lugar, la DC debe poner a sus mejores hombres y mujeres, especialmente sus parlamentarios electos, a liderar en terreno y en la opinión pública esta nueva elección. Piñera todavía no gana nada, y dependerá de nosotros si lo logra. En cuatro semanas debemos reconquistar la confianza de la mayoría del país. En esa línea, creo importante reconocer la tremenda votación de ME-O y la crítica que ella representa para nuestra manera de hacer política. La falta de renovación de nuestros partidos es uno de los motivos por los que hemos perdido parte de nuestro electorado. Como lo dijo el mismo Frei, la modernización del país no se compadece con el retraso de nuestra política.
La DC debe liderar en la autocrítica, el nuevo discurso y el terreno.
Finalmente, el futuro. Después del 17 de enero (y sólo entonces) debemos definir el camino que queremos seguir los próximos años. Algunos aspiran a defender lo logrado (14%). Otros miran más lejos: volver a interpretar a las grandes mayorías, especialmente a los jóvenes y la emergente clase media trabajadora surgida del país que hemos ayudado a construir. Este desafío supondrá diálogo y mucha reflexión. No se tratará sólo de elegir nuevas autoridades o de cambiar rostros. La renovación tiene más que ver con un cambio de estilo y de visión que de mero carnet. Aquí caben todos y no sobra nadie. Necesitamos un partido renovado para interpretar y servir a un nuevo Chile.
En la elección municipal del 2012 tendrán derecho a voto 2 millones 350 mil jóvenes que nunca antes han votado. ¡Qué fascinante y qué gran desafío! Con Frei en La Moneda, podremos abocarnos con calma a construir el partido que necesitamos. Una vez más se equivocaron los que vaticinaban la muerte de la DC. [+/-] Seguir Leyendo...
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