miércoles, diciembre 23, 2009

Esta elección se puede ganar . Pepe Auth.

La derecha por primera vez desde 1958 consiguió el primer lugar en una elección presidencial, aunque obteniendo 3,46 puntos menos que en 1999 y 4,59 menos que en 2005. Nunca la Concertación había recibido tan poca adhesión, aunque si se considera que el mundo progresista estuvo representado en Frei, Enríquez-Ominami y Arrate, las tres candidaturas sumaron mayor votación del sector que en las dos presidenciales anteriores......Muchos plantearon que la clave principal de lectura de la primera vuelta era la distancia entre Piñera y Frei, que fue de un millón de votos y 14,46 puntos porcentuales.
Más importante todavía son la distancia que deben recorrer los candidatos para conseguir la mayoría absoluta y el potencial de votantes con disposición a sumárseles en segunda vuelta.
Si todos los que votaron válidamente el 13 recién pasado optaran por un candidato el 17 de enero, Piñera necesitaría sumar 412.234 nuevos adherentes para ganar, mientras que Frei requiere sumar 1.415.246 votantes.
Eso equivale, para el candidato de la Concertación, a atraer al 77,5%, y para el abanderado de la Alianza, a captar el 22,6% de las 1.827.479 personas que votaron por Jorge Arrate y Marco Enríquez-Ominami.
Convengamos que freístas y piñeristas de diciembre no cambian su preferencia o lo hacen en cantidad similar, aunque el que tiene más votación siempre arriesga mayor flujo si la proporción de arrepentidos de última hora es la misma. Supongamos, como es dable hacerlo, que sólo un puñado (5%) de arratistas opta por el candidato RN-UDI y que la gran mayoría (95%) se moviliza por Frei junto al PC y a Juntos Podemos. Eso reduce la ventaja de Piñera a 615.272 votos, es decir, a 8,87 puntos porcentuales.
Eduardo Frei ganaría la elección, entonces, si consigue que se identifiquen y lo prefieran 72,7 de cada cien votantes de Marco. Sebastián Piñera conseguiría su acariciado anhelo si atrae al 27,4 de esos mismos votos.
No será fácil para el abanderado de la Alianza captar para sí 412.234 personas que marcaron preferencia por un candidato que se declaró nítidamente progresista y que, en la última recta de su campaña, se planteó como la “mejor opción para derrotar a la derecha”. De hecho, ese perfilamiento final de ME-O provocó el desplazamiento de 2 puntos de su votación hacia Piñera respecto de la fotografía tomada por el CEP semanas antes de la elección. Mi apreciación es que captará algo más de la quinta parte de los adherentes de Marco, es decir, poco más de 300 mil personas, llegando así a la votación de Lavín (48,7%) en 2000, bastante más que el 46,5% que sacó el propio Piñera en 2006.

Hay, por otra parte, unos 600 mil electores que optaron por ME-O y con distintos grados de entusiasmo se suman al abanderado de la centroizquierda que pasó a segunda vuelta.
El tema crucial es que hay medio millón de personas que dudan hoy si votar por Eduardo Frei o abstenerse, anular o dejar en blanco su voto, comportamiento potencial de muchos electores que votaron por Marco como expresión de descontento con la lentitud del avance democrático y social y exceso de conservadurismo ambiente, como clamor de impulso progresista y de renovación de la política y la sociedad chilena.
Estoy convencido que esta elección se puede ganar, a condición de dar señales suficientemente potentes de autocrítica, de acogida de las demandas que expresaron Marco y Arrate y de reunificación de los principales líderes del progresismo, que se manifestó disperso pero mayoritario en la primera vuelta.
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