A Piñera, la Revolución Flaite & Compañía Limitada. Antonio Gil
Ahí andan al aguaite los “comandantes” de la revolución flaite. Viejos “izquierdistas” enriquecidos con la miseria de Cuba, que hoy vuelan en sus helicópteros desde sus fincas rurales hasta sus oficinas corporativas, testaferros de tiranos decrépitos que se asocian secretamente con la derecha para “agudizar las contradicciones” y llevar al país a un caos seguro.
¿Se ha preguntado usted quiénes saltarían en una pata de alegría ante una eventual derrota de la Concertación en diciembre? ¿A quién ponen rojos de furia los innumerables éxitos de los gobiernos concertacionistas, especialmente en el plano indiscutido de la protección social, los múltiples pactos de comercio internacionales firmados, entre otros avances innegables alcanzados por este pacto político democratizador que, pese a todos sus déficits, que no son pocos, enorgullece a Chile en el concierto mundial?
En primer lugar vislumbramos, con toda nitidez, a la derecha depredadora. Es obvio. Se cae de maduro. A esa derecha abusadora, cuya voracidad la hace imaginar a Chile como un largo hot dog sobre el cual chorrear su mayonesa y su ketchup. A esa plutocracia es fácil ver cómo se le cae la baba mientras se acomoda la servilleta al cuello, ante la sola idea de poder hincarle el diente a los derechos de los trabajadores y masticar a dos carrillos nuestras riquezas básicas y arrasar los bosques y los mares, mientras entregan a los más débiles, atados de pies y manos, a la usura y la explotación más abyectas, dejándonos caer encima, como un fardo, la monstruosa dictadura del dinero, que es su Alfa y su Omega.
Eso es lo que se esconde detrás de las sonrisitas hipócritas y sus frasecitas hechas. Hay que ser muy huevón para no darse cuenta. ¡Hasta cuándo nos engañamos! ¿O alguien es tan incauto como para no oler a la manga de cuatreros, trapisondistas, chupasangres y embaucadores que se trae el piñeraje bajo el poncho?
Pero fíjese que no son los únicos. Existe también otra cáfila, más solapada, que amparada en las ya vagarosas enseñanzas del Padre Bolívar, y apoyados en las divisas generadas por el petróleo venezolano, han montado en nuestra América un festín de caníbales. Una vergonzosa y ordinaria parodia de revolución, vaciada de toda real voluntad de cambio. Una falsificación inmunda y populachera adornada de la más apolillada memorabilia sesentera.
Ésos también sueñan con el fracaso de este proyecto chileno y están dispuestos a hacer lo que sea por verlo caer. Sí, es el chavismo y sus seguidores de todos los pelajes, ese Godzilla, mezcla de orangután con boina roja, Fidel con pañales, delicadeza de Maradona, y casposos de todas las cataduras, que ha salido del laboratorio convertido en “ideología” por arte de birlibirloque, y que se está poniendo firme para que Chile se salga del riel de la democracia social, que es la propia y particular manera que ha elegido este pueblo para avanzar al futuro.
Ahí andan al aguaite los “comandantes” de la revolución flaite. Viejos “izquierdistas” enriquecidos con la miseria de Cuba, que hoy vuelan en sus helicópteros desde sus fincas rurales hasta sus oficinas corporativas, testaferros de tiranos decrépitos que se asocian secretamente con la derecha para “agudizar las contradicciones” y llevar al país a un caos seguro. Lo que estos “socios” no saben, porque no conocen a Chile, es que nuestro pueblo es algo más que una encuesta telefónica. Nuestro pueblo ha actuado siempre con serena sabiduría, y valora la paz social alcanzada. Sin la Concertación, como bien señalara Eduardo Frei no hace mucho, se perdería toda certeza de paz social y para la mantención del orden público harían falta harto más que los 10 mil nuevos carabineros ofrecidos por Piñera. ¿Acaso tendrían que venir 100 mil voluntarios bolivarianos a prestarles refuerzo? Hay una sola cosa cierta: eso jamás pasará.
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¿Se ha preguntado usted quiénes saltarían en una pata de alegría ante una eventual derrota de la Concertación en diciembre? ¿A quién ponen rojos de furia los innumerables éxitos de los gobiernos concertacionistas, especialmente en el plano indiscutido de la protección social, los múltiples pactos de comercio internacionales firmados, entre otros avances innegables alcanzados por este pacto político democratizador que, pese a todos sus déficits, que no son pocos, enorgullece a Chile en el concierto mundial?
En primer lugar vislumbramos, con toda nitidez, a la derecha depredadora. Es obvio. Se cae de maduro. A esa derecha abusadora, cuya voracidad la hace imaginar a Chile como un largo hot dog sobre el cual chorrear su mayonesa y su ketchup. A esa plutocracia es fácil ver cómo se le cae la baba mientras se acomoda la servilleta al cuello, ante la sola idea de poder hincarle el diente a los derechos de los trabajadores y masticar a dos carrillos nuestras riquezas básicas y arrasar los bosques y los mares, mientras entregan a los más débiles, atados de pies y manos, a la usura y la explotación más abyectas, dejándonos caer encima, como un fardo, la monstruosa dictadura del dinero, que es su Alfa y su Omega.
Eso es lo que se esconde detrás de las sonrisitas hipócritas y sus frasecitas hechas. Hay que ser muy huevón para no darse cuenta. ¡Hasta cuándo nos engañamos! ¿O alguien es tan incauto como para no oler a la manga de cuatreros, trapisondistas, chupasangres y embaucadores que se trae el piñeraje bajo el poncho?
Pero fíjese que no son los únicos. Existe también otra cáfila, más solapada, que amparada en las ya vagarosas enseñanzas del Padre Bolívar, y apoyados en las divisas generadas por el petróleo venezolano, han montado en nuestra América un festín de caníbales. Una vergonzosa y ordinaria parodia de revolución, vaciada de toda real voluntad de cambio. Una falsificación inmunda y populachera adornada de la más apolillada memorabilia sesentera.
Ésos también sueñan con el fracaso de este proyecto chileno y están dispuestos a hacer lo que sea por verlo caer. Sí, es el chavismo y sus seguidores de todos los pelajes, ese Godzilla, mezcla de orangután con boina roja, Fidel con pañales, delicadeza de Maradona, y casposos de todas las cataduras, que ha salido del laboratorio convertido en “ideología” por arte de birlibirloque, y que se está poniendo firme para que Chile se salga del riel de la democracia social, que es la propia y particular manera que ha elegido este pueblo para avanzar al futuro.
Ahí andan al aguaite los “comandantes” de la revolución flaite. Viejos “izquierdistas” enriquecidos con la miseria de Cuba, que hoy vuelan en sus helicópteros desde sus fincas rurales hasta sus oficinas corporativas, testaferros de tiranos decrépitos que se asocian secretamente con la derecha para “agudizar las contradicciones” y llevar al país a un caos seguro. Lo que estos “socios” no saben, porque no conocen a Chile, es que nuestro pueblo es algo más que una encuesta telefónica. Nuestro pueblo ha actuado siempre con serena sabiduría, y valora la paz social alcanzada. Sin la Concertación, como bien señalara Eduardo Frei no hace mucho, se perdería toda certeza de paz social y para la mantención del orden público harían falta harto más que los 10 mil nuevos carabineros ofrecidos por Piñera. ¿Acaso tendrían que venir 100 mil voluntarios bolivarianos a prestarles refuerzo? Hay una sola cosa cierta: eso jamás pasará.
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