Frei o Piñera. Sergio Muñoz
El mayor problema de la candidatura de Piñera es lidiar con la realidad nacional. Necesitaría otro estado de situación para trascender a su sector. El Chile de hoy no calza con un gobierno derechista.
La disputa de la Presidencia se reduce sólo al candidato de la Concertación y al de la derecha. La encuesta del CEP no hizo sino confirmarlo. La posibilidad de influir en el resultado se limita a sufragar por uno u otro.
Hace un año, Piñera dijo que Chile estaba “en el pantano”, y el martes pasado afirmó que estaba “durmiendo siesta”. Pues bien, el jueves, la encuesta CEP registró 72% de aprobación a la gestión de la Presidenta Bachelet y 64% de apoyo al manejo económico. Además, ante la afirmación de que la oposición haría un mejor manejo económico, sólo 22% se mostró de acuerdo.
La derecha está aturdida por su propia propaganda. Eso le impide entender por qué los chilenos se muestran tenazmente optimistas. No es casual que el riesgo-país de Chile se haya reducido aún más durante la crisis y sea, muy lejos, el más bajo de América Latina, lo que refleja gran confianza internacional en el modo en que se hacen las cosas aquí.
El mayor problema de la candidatura de Piñera es lidiar con la realidad nacional. Necesitaría otro estado de situación para trascender a su sector. Digámoslo así: el Chile de hoy no calza con un gobierno derechista. Por eso, Piñera no ha conseguido ofrecer “un camino distinto y mejor”, que motive a los ciudadanos a recorrerlo.
Hace una semana se promulgó la ley que crea el Sistema Intersectorial de Protección Social e institucionaliza el Subsistema de Protección Integral a la Infancia Chile Crece Contigo. Constituye un enorme paso en la perspectiva de establecer derechos sociales garantizados para los sectores más vulnerables. Dentro del sistema intersectorial se inscribe ahora Chile Solidario, que este año atenderá a 387 mil familias en condición de extrema vulnerabilidad a través del Programa Puente y otras 14 mil a través de los programas Vínculos, Calle y Abriendo Caminos.
No es retórica sobre los cambios, sino cambios reales, como los que este año permitirán completar una cifra superior a las 900 mil personas incorporadas a los beneficios del pilar solidario de la reforma previsional, que garantizan una pensión básica a quienes no la tenían o recibían una muy baja.
Precisamente por esto, la campaña concertacionista debe apuntar a que aquellas personas que expresan hoy un inmenso respaldo a la Presidenta Bachelet vean a Frei como el continuador de ese rumbo probadamente exitoso.
Los nuevos retos programáticos, como la extensión de la protección social a la clase media, deben partir necesariamente del esfuerzo por acentuar el proceso de recuperación económica y alentar la creación de puestos de trabajo. Es indispensable reafirmar que las políticas de protección social tienen que ir de la mano con una conducción económica responsable.
El país ha llegado a un punto en el que no se puede conformar con poco. No basta con pedir que el Estado asegure esto o lo otro. Se necesita un Estado más moderno y eficiente, pero también que todos los sectores asuman compromisos concretos con el bien colectivo.
El Mercurio publicó el domingo una crónica titulada “Frei vira a la izquierda”. ¿Cuál era el sustento? Ninguno, salvo la intención electoral de mostrar al candidato concertacionista reduciendo su espacio político y dejando el centro libre a Piñera. No puede haber ninguna señal confusa del equipo de campaña. No es hora de andar ofreciendo “construir puentes” con otro candidato cuando lo único que corresponde es disputar cada voto.
El 13 de diciembre sólo cuenta la fuerza propia. La candidatura de Frei tiene que mostrar vocación de mayoría. Ello supone garantizar una gestión progresista sensata, comprometida a la vez con la estabilidad, la gobernabilidad y la inclusión social.
¿Qué factores influirán en la opción de quienes todavía dudan acerca de por quién votar? Más que las novedades programáticas, pesarán la mayor o menor confianza que despierten los candidatos, el respeto o los recelos que provoquen. La credibilidad es esencial.
Es positivo que los partidos de la Concertación aparezcan dispuestos a dar la batalla con todo el cuerpo. La posibilidad de ganar está abierta.
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La disputa de la Presidencia se reduce sólo al candidato de la Concertación y al de la derecha. La encuesta del CEP no hizo sino confirmarlo. La posibilidad de influir en el resultado se limita a sufragar por uno u otro.
Hace un año, Piñera dijo que Chile estaba “en el pantano”, y el martes pasado afirmó que estaba “durmiendo siesta”. Pues bien, el jueves, la encuesta CEP registró 72% de aprobación a la gestión de la Presidenta Bachelet y 64% de apoyo al manejo económico. Además, ante la afirmación de que la oposición haría un mejor manejo económico, sólo 22% se mostró de acuerdo.
La derecha está aturdida por su propia propaganda. Eso le impide entender por qué los chilenos se muestran tenazmente optimistas. No es casual que el riesgo-país de Chile se haya reducido aún más durante la crisis y sea, muy lejos, el más bajo de América Latina, lo que refleja gran confianza internacional en el modo en que se hacen las cosas aquí.
El mayor problema de la candidatura de Piñera es lidiar con la realidad nacional. Necesitaría otro estado de situación para trascender a su sector. Digámoslo así: el Chile de hoy no calza con un gobierno derechista. Por eso, Piñera no ha conseguido ofrecer “un camino distinto y mejor”, que motive a los ciudadanos a recorrerlo.
Hace una semana se promulgó la ley que crea el Sistema Intersectorial de Protección Social e institucionaliza el Subsistema de Protección Integral a la Infancia Chile Crece Contigo. Constituye un enorme paso en la perspectiva de establecer derechos sociales garantizados para los sectores más vulnerables. Dentro del sistema intersectorial se inscribe ahora Chile Solidario, que este año atenderá a 387 mil familias en condición de extrema vulnerabilidad a través del Programa Puente y otras 14 mil a través de los programas Vínculos, Calle y Abriendo Caminos.
No es retórica sobre los cambios, sino cambios reales, como los que este año permitirán completar una cifra superior a las 900 mil personas incorporadas a los beneficios del pilar solidario de la reforma previsional, que garantizan una pensión básica a quienes no la tenían o recibían una muy baja.
Precisamente por esto, la campaña concertacionista debe apuntar a que aquellas personas que expresan hoy un inmenso respaldo a la Presidenta Bachelet vean a Frei como el continuador de ese rumbo probadamente exitoso.
Los nuevos retos programáticos, como la extensión de la protección social a la clase media, deben partir necesariamente del esfuerzo por acentuar el proceso de recuperación económica y alentar la creación de puestos de trabajo. Es indispensable reafirmar que las políticas de protección social tienen que ir de la mano con una conducción económica responsable.
El país ha llegado a un punto en el que no se puede conformar con poco. No basta con pedir que el Estado asegure esto o lo otro. Se necesita un Estado más moderno y eficiente, pero también que todos los sectores asuman compromisos concretos con el bien colectivo.
El Mercurio publicó el domingo una crónica titulada “Frei vira a la izquierda”. ¿Cuál era el sustento? Ninguno, salvo la intención electoral de mostrar al candidato concertacionista reduciendo su espacio político y dejando el centro libre a Piñera. No puede haber ninguna señal confusa del equipo de campaña. No es hora de andar ofreciendo “construir puentes” con otro candidato cuando lo único que corresponde es disputar cada voto.
El 13 de diciembre sólo cuenta la fuerza propia. La candidatura de Frei tiene que mostrar vocación de mayoría. Ello supone garantizar una gestión progresista sensata, comprometida a la vez con la estabilidad, la gobernabilidad y la inclusión social.
¿Qué factores influirán en la opción de quienes todavía dudan acerca de por quién votar? Más que las novedades programáticas, pesarán la mayor o menor confianza que despierten los candidatos, el respeto o los recelos que provoquen. La credibilidad es esencial.
Es positivo que los partidos de la Concertación aparezcan dispuestos a dar la batalla con todo el cuerpo. La posibilidad de ganar está abierta.
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