martes, mayo 05, 2009

Reflexión Política.G Wielandt


Estimados Camaradas:
Junto con saludarles, me he visto en la necesidad de reflexionar sobre la actualidad política. Me impresiona el significado de la candidatura de Marcos Henríquez-Ominami Gumucio. Creo que estamos en presencia de una candidatura de la nueva política en contra de los candidatos de la política que deja gradualmente de existir. Una política de la deconstrucción de la cultura-política que presenta la convicción argumental del cambio, no sólo del cambio de instituciones y de políticas públicas, sino que con ello del cambio del sentido de orentación de la acción política que ha imperado durante los gobiernos de transición en los que la concertación ha sido el ejecutivo.
Creo que se crea una tendencia de liderazgo político e ideológico que probablememnte concite la representación social, quizás no necesariamente de una sociedad organizada, pero de actores que requieren de un canal político que hasta hoy ningún sector político tradicional ha logrado cautivar. Una tedencia de liderazgo político e ideológico que rompe con la lógica plebiscitaria del 88, por cuanto incluso es capaz de convocar a personas que hasta ese entonces fueron adversarios o enemigos políticos. Se presenta ante nosotros una reconfiguración de la política que muestra al residuo político como lo que es, o sea, como residuo y no como alternativa. El residuo de la tradición política que podríamos eventualmenbte decir acaba con esta elección.Para ser justos, en la democracia cristiana muchos hemos prounciado el discurso que hoy Marcos Enríquez-Ominami Gumucio pronuncia, pero no hemos sido capaces de hacer nacer un liderazgo de cambio, aunque nuestro V Congreso ha llamado al partido demócrata cristiano a convocar a un gran movimiento nacional por la participación comunitaria que aún espera a quienes deben liderarlo.

Camaradas, es el momento de asumir una actitud política comunitaria en pos de aceptar el desafío que hoy Marcos Enríquez-Ominami nos presenta, generando una plataforma programática auténticamente revolucionaria, entendida como aquella plataforma que exprese la aspiración constante de transformar las estructuras sociales y el corazón de las personas con miras a establecer una sociedad mejor, ya que el futuro es siempre posible y abierto a la libertad del ser humano y a los ciclos de la historia (Véase La Identidad de la DC Chilena, 1987, p. 36). Esto es lo que nuestro camarada candidato Eduardo Frei debe asumir. Asumir, porque la DC chilena no es una posición de equilibrio, sino que un proyecto político integral de liberación y por eso revolucionario (Véase La Identidad de la DC, 1987, p. 14), lo que en palabras de Jaime Castillo Velasco un partido de vanguardia. Es decir, presentarle al pueblo de Chile un programa de vanguardia que acoja sus esperanzas. Este sería el mayor legado que el camarada Frei le puede dejar al pueblo de Chile, a su partido - la democracia cristiana - y a quienes seguirémos luchando por una Chile más justo, libre y democrático.
Fraternalmente
Camarada Gonzalo Wielandt
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