lunes, febrero 09, 2009

Pablo Dittborn El invitado más chic de Bachelet a Cuba.Miguel Paz


Aunque la visita de Estado de la Presidenta a la isla de Fidel tiene lecturas políticas e históricas y ha generado un intenso debate, la delegación cultural tiene su propia cueca por la condición de Chile como invitado estrella a la XVIII Feria del Libro de La Habana. En ese variopinto grupo destaca el editor de Random House y gerente general de The Clinic, quien por orden de La Moneda estará "en todas las actividades de la Presidenta en Cuba". ¿Quién dijo que el Mapu había muerto?.
Según funcionarios de la Cancillería el lunes pasado llegaron a la dirección de Protocolo de esa repartición órdenes estrictas de La Moneda para que el gerente general de The Clinic, Pablo Dittborn "esté presente en todas las actividades de la Presidenta en Cuba".

Dittborn estaba desde antes en la lista que acompañaría a la mandataria al país de los Castro, pero la orden demuestra lo bien considerado que el también editor de Random Huose Mondadori y ex pareja de la ex ministra Karen Poniachik, se encuentra en los altos círculos del oficialismo.

Descrito como un tipo encantador, la buena onda con la Presidenta ya venía desde el sábado 27 en la fiesta de matrimonio del embajador Fernando Ayala, jefe de Protocolo y uno de los asesores favoritos de Bachelet. A la celebración, que fue de día en la Hacienda Marchigüe del valle de Colchagua, a 40 kilómetros de Santa Cruz, la Presidenta llegó con su mamá, Ángela Jeria, su hijo Sebastián Dávalos y la señora de éste, Natalia Compagnon. En una de las mesas estelares, de mantel blanco, al aire libre y con árboles de fondo, la Presidenta fue sentada al lado de Pablo Dittborn, quien destacaba por su sombrero de paja estilo Panamá Jack. Varios de los asistentes comentaron que Bachelet y Dittborn conversaron y se rieron de buena gana.

En todo caso, no es la primera vez que ambos comparten una dilatada sobremesa, pues en 2007 se publicó en la prensa sobre el largo y relajado almuerzo que Bachelet ofreció en La Moneda a Dittborn, Patricio Fernández, "director espiritual" de The Clinic y el Rafael Gumucio.

Libros y política

Dittborn tiene una larga y controvertida historia en el mundo editorial. En Chile comenzó en Quimantú, durante el gobierno de Allende y después del Golpe de Estado partió a Lima, para establecerse definitivamente en Buenos Aires por dos décadas. Allí trabajó en Javier Vergara Editores y se codeó con Ricardo Lagos. A su regreso en Chile se hizo conocido por distribuir las revistas Interviú y Playboy, del grupo Zeta, desde dónde salió para encabezar Ediciones B.

También es uno de los fundadores del semanario The Clinic, junto al ex socio de Celfin, el cubano Mario Lobo, y el escritor Patricio Fernández. Después de dejar Ediciones B, reemplazó a Francisco Tepper en la conducción de la filial local de Random House Mondadori. Precisamente, fue Random en la época de Tepper la primera editorial en publicar un libro sobre la Presidenta: Bachelet, la historia no oficial, de los periodistas Andrea Insunza y Javier Ortega, aparecida bajo el sello Debate. Bajo ese sello, durante la administración de Dittborn, con la asesoría del escritor y editor Germán Marín, han aparecido varias investigaciones sobre personajes de la historia política contemporánea, como el relato de Max Marambio, Las Armas del Ayer, que el empresario cercano a Fidel Castro y Gabriel García Márquez presentará en la Feria Internacional del Libro de La Habana, con un nuevo capítulo dedicado al día del Golpe de Estado y con prólogo de "Gabo".

En los últimos tres años también ha participado en Copa Rota, editorial creada por Patricio Fernández que publicó Cara y sello de una dinastía, una radiografía de Mónica Echeverría a los dueños de El Mercurio a través de la historia de Sonia Edwards, la hermana menor de Agustín Edwards; y que editó con la Universidad Diego Portales tres textos de personajes polémicos: Tompkins: El millonario verde (Andrés Azócar); Spiniak y los demonios de la plaza de Armas (Pablo Vergara y Ana María Sanhueza); y Legionarios de Cristo en Chile (Andrea Insunza y Javier Ortega), todos de 2008.

El año pasado Dittborn no sólo fue noticia por esas investigaciones. A comienzos de enero fue escogido por el Consejo de la Cultura y las Artes para integrar el directorio nacional de la entidad estatal. Personaje polémico entre sus pares, debido a su asociación con una editorial transnacional, y su estilo desenfadado, su designación provocó irritación entre los miembros de la Asociación de Editores de Chile. El 4 de febrero el organismo compuesto por 48 editoriales independientes o nacionales, entre ellas Universitaria, LOM, Andrés Bello, Cuarto Propio, Ocho Libros, Pehuén y RIL, hizo llegar una carta abierta a la Presidenta Bachelet expresándole su "extrañeza y desazón" por el nombramiento.

"No es la persona del señor Dittborn la que nos preocupa, sino su permanente posición ideológica, contraria a toda política pública en favor del libro. Ha llegado a afirmar que la mejor política del libro es no tener política del libro", se lee en la carta donde comparan su investidura con la nominación de un "alto ejecutivo de una empresa de Hollywood" en el Consejo alemán de fomento del cine de ese país. "El libro es demasiado importante para que quede sujeto a las leyes del mercado", concluyen. Dittborn desestimó la polémica pero aclaró que el jamás había dicho que no se necesita una política del libro.

En Cuba, eso sí, no habrán polémicas, pues la editorial Random House se abstendrá de llevar libros conflictivos para el régimen. "Si hubiese tenido un libro de esas características, no lo habría presentado allá. Uno no va de invitado a una casa a pelear", señaló Dittborn a El Mercurio hace un tiempo atrás.

¿Quién dijo que el Mapu había muerto?

Mapu, pero del Mapu-Garretón como le gusta autodeclararse, Dittborn es número puesto de reuniones sociales a las que asisten ex miembros del movimiento fundado por Rodrigo Ambrosio. "Es amigo de todos, a quien le preguntes lo conoce", dice un antiguo mapucista que ha compartido sobremesas con él.

Con llegada a Ricardo Lagos y Ernesto Ottone, su figuración más notoria durante la administración Bachelet fue a través del publicitado noviazgo con la entonces ministra de Minería, Karen Poniachik, quien le pidió anillo mientras hacían un contacto radial. De esa relación quedan imágenes de Dittborn haciendo su cama para un reportaje en cuché donde hablaban los maridos y parejas del gabinete femenino. "Soy el suministro de Karen", fue una de sus cuñas más recordadas.

Afín a la buena mesa y las conversaciones de largo aliento, es reconocido como un bon vivant que se comporta de acuerdo a las circunstancias por más que sea un maestro de la chuchada, la ironía y el chiste rápido de grueso calibre. Una escena lo grafica bien: en abril de 2008, durante un matrimonio, Dittborn compartió mesa con algunos amigos de The Clinic y el socialista Ricardo Solari, quien mantiene una estrecha relación con profesionales del chacotero quincenario desde antes que participara en el comando de campaña de Bachelet. Solari estaba notoriamente más delgado que de costumbre, al punto que fue comentario obligado de los lenguaraces comensales que le echaron tallas por estar tan flaco. Cuando se paró para ir al baño, Dittborn no pudo contenerse y soltó un comentario que mereció carcajadas de todos: "Cáchense al chico, fue a vomitar pa' seguir adelgazando".

No está claro si hizo chistes de ese nivel durante su distendida conversación con Michelle Bachelet en el matrimonio de Ayala.

[+/-] Seguir Leyendo...